La única cosa que te haría doler más, terminaría por matarnos a ambos.
#6
Self harm
Siempre te gustó la forma en que todo dolía, no importa qué es lo que fuese, siempre encontrabas la manera de hacerte daño con ello. Y te encantaba.
No voy a decir que siempre me preocupó eso, porque en realidad, siendo el drogadicto que era, nunca le tomé importancia.
Nos conocimos debajo de ese puente, donde toda la droga y la peor escoria de la ciudad se reúnen, nos conocimos mientras Bert te introducía a sus amigos, mientras te palmeaba el culo y tú lo besabas con desesperación.
Yo me la pasé observándote desde ese viejo sofá que había robado de casa de mis abuelos mientras fumaba un cigarrillo y mi garganta escocia gracias al alcohol que había bebido antes. Tú sonreías, con tus blancas mejillas y tus ojerosos ojos. Me gustaste.
Ese puente unía las dos ciudades, y debajo de el apestaba a drenaje y mariguana. Era un punto de reunión muy bien sabido para las cosas ilícitas, para los adolescentes que huyen de casa y sí, para los propios que mataron a sus padres.
Ese era Bert McCracken, tenía 20 años y hace 2 que había llegado al puente. Sus manos estaban llenas de sangre, tenía una sonrisa demencial, y una mirada de superioridad y orgullo cada que nos contaba "Yo los maté".
Vivíamos allí unas 25 personas, chicos y chicas y de vez en cuando un niño ridículo que no tenía ni idea de a lo que se había metido. A veces llegaban indigentes buscando robar algo de mercancía, pero cuántas veces no vi desde mi sofá como sus repugnantes cadáveres flotaban sobre los desperdicios de la ciudad.
Cuando te vi pensé que eras uno de esos niños imbéciles que creen tener los peores problemas del mundo y que deciden escapar de casa. Tenías 16 años, ni siquiera estabas cerca de cumplir los 17 y por cosas del destino tomabas de la mano a McCracken. Por supuesto que al principio me valió un carajo quién se suponía que fueses, o por qué estabas ahí, y si te hubieran metido un pedazo de plomo entre los ojos, seguramente me hubiera dado igual. Pero algo en ti llamó mi atención de un modo morboso que no debería. Era la forma en que te cortabas los brazos con trozos de cristal que llevarían décadas varados a la horilla de ese río.
La primera vez que te vi hacerlo estabas inclinado y de cuclillas, con el pelo negro enredado y húmedo. Me acerque a ti mientras fumaba un cigarrillo, y cuando estuve lo suficientemente cerca te vi pasando ese cristal, que alguna vez perteneció a una cerveza Corona, sobre tus desnudos y huesudos brazos. Eran cortes profundos, no mamadas, no la clase de cortes que se hacían los niños de tu edad donde solo salía un poco de sangre y ya está, no, los tuyos de verdad estaban destinados a hacerte daño. Alzaste la mirada y tus ojos se quedaron viendo a los míos por minutos, hasta que tiraste el rojo cristal y te regresaste las mangas de la playera a su lugar.
-Gerard. –Dijiste mi nombre sin ninguna preocupación, como si no te doliera haber rasgado hasta tu hueso. Te levantaste y comenzaste a caminar. Y te hablé.
-Frank. –Dije imitando tu forma tranquila y descuidada - ¿Un cigarro?
Me miraste otros 2 minutos y al final sonreíste, una sonrisa lobuna que por ningún lugar podría ser sana. Una sonrisa enferma y demente, y hermosa y desequilibrada. Y esa fue la primera noche que me drogué con ella.
Ahora te miraba siempre de reojo, fingiendo no verte cada que Bert te traía como perro a sus pies. Miraba la forma tan sucia con la que sus labios obligaban a tu boca a abrirse, y la forma asquerosa en que su mugrosa lengua invadía tu boca por completo. También veía la forma con la que Bert te paseaba después de que le hubieras hecho una mamada, te jalaba frente a nosotros y te obligaba a lucir tu cara manchada por él frente a todos. Y te encantaba, te encantaba la forma con la que te humillaba.
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Como una bomba de tiempo, sabíamos que estábamos destinados a explotar [Frerard
FanfictionConjunto de One Shots Frerard, algunos sin mucho sentido, otros con todo el dolor y el odio del mundo. Les dejo aquí, mis pequeños demonios y mis pequeñas fieras escurridas en papel. Algunos narrados por Frank, otros vividos por Gerard. Uno más enfe...