Capítulo 9: Dedos, de uno en uno

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Ante la pertinente de una verga moribunda; —Bueno, haz algo y pon de tu parte. Yo no quiero dejar de ver esto —dijo Elena—. Segura estoy de que se pone mejor.

—¡Rey! Me cuesta creer que no se te mantenga dura la verga con lo que estás viendo. ¿No ves lo relinda que es Arte? — reclamó la trigueña.

—Sí, puedo admitir que no se ve mal. Pero, aunque lo diga y lo acepte abiertamente de otra forma, en mi interior aún le sigo viendo como un hombre —respondió Rey, aun negando las evidencias físicas y sólidas que le mostraba la pantalla.

—Bueno, ya tendrás tiempo para cambiar de opinión, pues de aquí no te levantas hasta que veamos toda la galería, —dijo Elena con una voz un tanto mandona—. Samantha, ni te atrevas a metértela en el culo.

—¡¿Y por qué?! —reclamó la trigueña.

—Porque yo aún me la quiero meter.

—Pero si tú ya te la metiste cuando estabas con Juliet. Yo soy la única que no ha cogido verga.

—Sí, pero una vez él te la meta en el culo, no puedo dejar que me la meta por el coño —respondió Elena con obviedad.

—Bueno, ese es tu problema, —dijo Samantha mientras cruzaba sus brazos.

—Sam, no es considerado —agregó Rey tratando de esquivar la tortura que le esperaba.

—¿Qué quieres? Que me la meta en el coño.

—Sí, como una persona normal. Si Juliet, quien tiene el coño roto, se la pudo meter, tú no eres diferente. —Repuso Elena levantó su dedo índice en el aire.

Rey guardó silencio, hacía memoria para cerciorarse de que las que estaban ahí presente, tal vez no entendían por qué a Juliet le cupo toda su verga, relativamente sin dolor alguno.

"Aun así, los poderes curativos y regenerativos que les di a los miembros de esta casa no permiten que exista infección o enfermedades. ¿Por qué Elena está defendiendo ese punto de vista?".

—Entonces, si yo me la meto por el coño, tú te la tienes que meter por el culo. ¿O tienes miedo? —retó Samantha a la rubia, como si se le hubiese ocurrido una idea sensacional.

"Ah, este era el final de la discusión." Se dijo Rey dado cuenta de que él también se había dejado llevar. "Desde un principio, en la habitación de Juliet, esta rubia se las estaba pensado para darme el culo, ahora que Sam está aquí ella no quiere desperdiciar la oportunidad de demandar algo a cambio. Aun cuando está borracha ella busca ganancias dobles."

—Bueno, puedo intentarlo... Es más, ¡te tomo la palabra! Y

¿por qué no nos metemos los dedos la una a la otra mientras tanto? —Accedió la rubia al mismo tiempo que propuso un trato.

—Para prepararnos antes de recibir la verga de Rey. Mira que me pienso poner re brava si sales con una excusa o te intentas rajar.

"Elena quiere ver a Sam llorando de dolor. No me cabe la menor duda," se dijo Rey.

—Pufff, lo mismo te digo. Los dedos para calentar no servirán de nada, pero supongo que una vez que podamos recibir una mano ya estaremos preparadas... No es una mala idea. —dijo Samantha respirando entre cortado, como quien se lo pensaba mejor.

Con una risita de complicidad, la rubia se levantó de donde estaba y se llevó el ratón inalámbrico con el cual controlaba el cursor de la pantalla para sentarse en el sofá con los demás. Regresando a lo acordado, Samantha se tendió sobre Rey con la intención de hacerle un oral y jugar con su verga para que se mantuviera erecta durante todo el proceso, mientras que Elena estaba al lado de la trigueña con sus piernas abiertas.

Una casa y cinco jóvenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora