Capítulo 3 - Percival

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Tal y como mi tía dijo, no eran ni las 10 y media y ya me había despertado. Cosa que no me molestó porque nada más despertar lo primero que se vino a mi cabeza fue seguir con mi lectura...
Los días pasaron volando, ese libro de verdad me estaba absorbiendo, cuanto más leía más perdía la noción del tiempo. Cuando por fin salí de mi pequeño trance temporal había pasado una semana y media y tan solo quedaba una para acabar el curso. Todo esto lo despertó el capítulo 32 del libro, había leído la historia completa sobre las generaciones más variadas de dragones, todos los datos curiosos sobre sus poderes y cual es su fuente de poder, razas, cambios por su entorno, su extinción... prácticamente todo, pero, ese capítulo era distinto, tenía algo que no cuadraba con el resto el libro, no solo hablo de la estética, que también , si no a nivel gramatical y de expresión, era más serio... más sombrío.
Pasé toda la tarde del miércoles leyéndolo y con eso fue suficiente a pesar de que acostumbraba a leer dos capítulos seguidos, me dejó sin palabras. Se titulaba "Eternidad del alma", cuando lo leí no le encontré el sentido, por un momento creí que había pasado de estar leyendo un libro sobre dragones a estar leyendo uno sobre alguna rama de filosofía. Pero el contenido de ese capítulo no fue para nada de los menos interesantes, al contrario, presté atención a cada palabra, a cada nexo, fue de los mejores.
No me demoro más... aquel capítulo contaba el proceso que sufría el alma de los dragones una vez habían muerto, mejor dicho, una vez su cuerpo había muerto. Como ya se contó en los primeros capítulos del libro, durante el reinado del rey Lemirnne se descubrió la forma de extraer la magia de los dragones para después solidificarla y hacer armas con ella, y para ello, como se puede intuir, se debían matar dragones. Cuando estos dragones eran sacrificados, lo único que moría dentro de las murallas del castillo eran sus cuerpos, su alma, escapaba de este, en forma de energía pura, y esta si era la verdadera magia de los dragones, lo que el rey extraía era parte de sus poderes, o lo que quedaba en sus cuerpos. Una vez el alma se encontraba vagando por el mundo, su único propósito era buscar un nuevo huésped merecedor de su poder...
En la antiguedad, los huéspedes eran crías de dragones, lo que llevaba a nuevas mezclas de poderes y razas; Otras almas se perdían en el cosmos, hoy en día brillan en el firmamento; Y, por último, lo que me ha dejado pensando toda la noche... algunas almas nunca encontraron sus huéspedes y tampoco ascendieron al espacio exterior, si no que se han quedado en algo similar a un estado de letargo con la esperanza de encontrar a sus huéspedes en generaciones venideras. Pero, ahora que ya no hay dragones... se adaptan. Estos datos son los primeros que me hacen dudar en todo mi tiempo de lectura del libro, ya que habla de la actualidad y no tengo datos con los que contrastarlos, pero, según las fuentes de este libro estas almas solitarias encuentran su hogar en personas, como yo, como mi vecino, como cualquiera de mi ciudad, cualquiera. Todo esto me hacía dudar también sobre la antigüedad y la autoría del libro, ese cambio de estilo tan drástico, en las páginas, probablemente había sido modificado en los últimos años, todo era muy extraño. Seguí leyendo aquel extraño capítulo, ahora hablaba de los efectos en sus nuevos huéspedes, la incorporación del alma a estos podían alterarlos gravemente, desde su complexión a su aspecto, sus poderes... Prácticamente todo, aunque según dice tan solo es una mejora, la naturaleza de la persona sigue siendo la misma, a pesar de tener una nueva naturaleza dentro de sí. Las nuevas especies no tenían por que ser detectables, hoy en día se vive entre faunos, minotauros, arpías, seres reptilianos, podrían pasar desapercibidos perfectamente, además... el huésped tampoco se enteraba si era "poseído" por un alma.
Al leer todo aquello, la credibilidad que había atribuido al libro se me empezó a caer, los pedazos golpeaban mi cabeza causando un gran eco en mis pensamientos, a penas podía digerirlo bien. Llevaba casi dos semanas leyendo ilusionado un libro que podría ser obra de otro loco que quiere causar revuelo entre la sociedad. No podía pensar con claridad, necesitaba un descanso de ese libro, le estaba dando demasiada importancia, demasiada atención, así que me fui a dormir, más pronto de lo normal. Pero no sirvió de nada, estaba tan saturado que a penas pude pegar ojo.
El día pasó lento, las clases se hicieron pesadas, solo quería llegar a casa y descansar de todo. Al entrar mi tía ya había servido la comida, no me demoré y me senté en la mesa. Los primeros minutos fueron de puro silencio, mi cerebro seguía repasando mentalmente todo lo que había leído anoche.
-Tía... ¿puedes volver a explicarme de que rama familiar vienen mis cuernos?
- De tu abuelo materno, osea mi padre y el de tu madre, tenía genes de minotauro, ya te lo he contado varias veces, pequeño.
- Y ¿porque ni tu ni mi madre habéis tenido?
- Porque mi madre no tenía ninguna características especial y lo heredamos de ella, al fin y al cabo es coherente, eramos mellizas.
- ¿Y los ojos amarillos y biselados?
- Tu padre era parte reptil... ¿a qué vienen tantas preguntas sobre tus antecesores, estas bien?
-Sí, solo... es que he dejado que un libro me influya de más.
- Ay... si es que te pierdes en tus mundos cuando lees.
El silencio volvió a reinar en la estancia.
- ¿Tu crees que estos cuernos son de minotauro? Porque la verdad que a mi no me lo parece...
- Como te he dicho tu padre tenía parte reptil, las mezclas de adn dan lugar a nuevas características. Come tranquilo hijo, no te va a sentar la comida bien... - parecía en parte preocupada.
Mi tía tenía razón , con todo, no había manera posible de saber si me podían haber "poseído" una de esas almas, además ni siquiera sabía seguro si era real. Al terminar de comer iba a ir directo a la biblioteca a devolvérselo a Mobbu.
Y así lo hice, subí a mi cuarto y lo envolví otra vez en el paño en el que vino el primer día, lo cargué debajo del brazo y emprendí el camino. Al llegar Mobbu se quedó mirándome con cara de asombro...
-Buenas tardes Percival, ¿ya te lo has leído entero?
- No, no le he querido acabar, tengo mis razones para creer que parte de este libro son meras invenciones... prefiero no perder más tiempo en el caso de que sea así.
- Vaya- dijo con cierto tono de decepción- me dejas a cuadros, creía que este era el famoso libro del que todo el mundo hablaba...
- Y tal vez lo sea, pero parece que ha sido modificado en las ultimas décadas. Hojas a penas deterioradas, cambio brusco en la dialéctica y forma de expresión... es raro.
- Bueno intentaré juzgarlo por mí mismo, ¿porque capítulo te has quedado exactamente?
- Treinta y dos, "inmortalidad del alma".
-Treinta y dos... si no recuerdo mal del día que miré el índice te has quedado a ocho escasos capítulos de terminar.
- Si, pero como ya te he dicho, no creo que esos datos sean ciertos, además que son capítulos bastante largos y comprenderlos bien lleva su tiempo, no sé.
-Entiendo... pues siento mucho que te haya decepcionado, aun así le daré una oportunidad y te comentaré los últimos capítulos, para que no te quedes con la duda.
Sonreí levemente- Gracias Mobbu, y también por la confianza, se que te ciñes mucho a tus normas de no sacar libros.
- No hay que darlas joven, ¡nos vemos!
Salí de la biblioteca con una sensación agridulce, tal vez ¿me había precipitado al devolverlo? Pero por otra parte me estaba psicotizando demasiado, espero olvidarlo pronto. Decidí cambiar mi ruta de vuelta a casa y dar un paseo por el bosque para despejarme un poco, total, quedaban 4 días de clase contados y ya no había más trabajos para entregar. Anduve durante horas hasta llegar al claro central, allí se respiraba solo tranquilidad, justo lo que me hacía falta y además era el mejor sitio de mi ciudad para ver el atardecer, que con la cosa, ya eran las 6 de la tarde y el sol empezaba a caer. Estuve allí, observando como los tonos rojizos inundaban el cielo durante 45 minutos, ya si era de hora de ir volviendo a casa. Por suerte sé un atajo por el que tardaría menos, ya que la distancia entre el claro y mi casa es más corta que la que hay entre la biblioteca y el claro.
1 hora y media tardé concretamente, el sol ya había caído prácticamente por completo, pero bueno, estaba a dos escasas calles de mi casa, no tardaría nada... pero al dar la vuelta a la esquina, un contratiempo retrasó mi llegada a casa. Se iba a hacer de noche y la situación no acompañaba, dos extraños llamaron mi atención desde el otro lado de la calle, me pidieron que parara y comenzaron a cruzar para hablar conmigo, no sabía que hacer.

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