Capítulo 7 - Ibb

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El martes amaneció, hoy no me apetecía salir a correr y menos sabiendo que existía la posibilidad de que en cualquier momento un ejército llegara a la ciudad. Me preparé para clase y me puse camino del instituto, se me hacía muy raro ir sin haber hecho mi rutina mañanera, pero aún más rara era la situación que estaba viviendo.
Era el penúltimo día de clase y ya a penas hacíamos cosas útiles en horario escolar, cosa que me daba más tiempo para pensar en la situación y ponerme más nerviosa. Al llegar ni siquiera pude saludar a Percival, porque no compadeceríamos y me vendría más abajo, quería salir de esta ciudad, pero no se seguro si así. Aunque si lo miraba por otro lado lo que más quería en el mundo era conocerme a mi misma, aquí no crezco, esta experiencia alimentaría mis ganas de conocer, pero también mi riesgo de acabar muy mal, supongo. La decisión no estaba tomada al cien por cien, quiero decir, cómo le diré a mi padres que me voy y no se cuando volveré y, si no me puedo despedir... si seguía así me iba desmayar, me estaba mareando solo de pensarlo.
- Pss, Percival, necesito hablar contigo en el descanso.
- No hay problema.
(...)
- No se que voy a hacer con esta situación, quiero decir, nos vamos a ir a recorrer los 5 reinos con unos desconocidos, ¿tú como lo estas llevando?
- Igual de mal, si me voy, mi tía se quedará sola en casa, no se como se lo tomará y no quiero dejarla... pero quiero ir, no se nada de mi, al igual que todos los que estamos en esta situación, las generaciones se han encargado de enterrar nuestra historia.
- Entonces ¿los crees?
- Eso creo, vi a Aland controlar un trueno con el cielo despejado, y tal vez solo sea porque es otro tipo de criatura, pero no se, hay algo que me hace confiar en ellos...
- A mi también, es como una, afinidad, por así decirlo.
- Exacto- me respondió enérgicamente- es que, si sus historias son verdaderas, pertenecemos a la misma raza, nuestros poderes se llaman.
- Que poético de repente- le dije entre risas.
-Si no le ponemos un poco de humor, vamos a acabar llorando en una esquina- rió.
Nunca lo había conocido lo suficiente, pero ahora me daba cuenta que era más gracioso de lo que parece, nuestros grupos de amigos no son los mismos, pero eso no quiere decir que seamos diferentes. Tal vez esa afinidad que siento con Percival y que me hacía fiarme de él, era la misma que siento hacia Aland y Wade. Si Pecival confía en ellos, tal vez deba dejarme llevar, de alguna manera sentía que si nos equivocabamos al menos nos tendríamos el uno al otro.
Las clases terminaron y me sentía un poco más aliviada después de mi conversación con Percival. Al llegar a casa hablaría con mis padres, no quería irme sin decírselo, pero ya tenía 18 años y había acabado los estudios, era hora de tomar decisiones que me llenaran, que me ayudaran a cumplir mis expectativas. Y así lo hice, durante la comida les conté los planes que tenía para este verano.
- Mamá, Papá, quería hablaros de una cosa muy importante para mí.
- ¿Que pasa hija?- contestó mi madre levemente preocupada.
- Este es mi último año aquí en la ciudad, antes de irme a estudiar fuera como ya sabéis, pero...
- ¿No quieres irte?- me preguntó mi padre igual de preocupado que mi madre.
- No, no es eso , de hecho es justo lo contrario- al decir esto sus expresiones cambiaron de la preocupación a la intriga- este verano tengo planeado irme, quiero descubrir cosas sobre el mundo, quiero conocerme a mi... antes de embarcarme en una nueva etapa de mi vida.
- Hija, creo que no estoy entendiendo bien lo que dices- aclaró mi madre.
- Unos amigos y yo hemos planeado un viaje al reino del sur, saldremos cuando pase la graduación.
- La graduación es mañana- dijo mi padre.
- Exacto- le relevó la palabra mi madre- ¿cuando tenías pensado decirnos algo?
- Ha sido algo improvisado, pero quiero hacerlo, necesito hacerlo, vosotros sabéis tan poco como yo lo que soy, ni siquiera los médicos lo saben, esta es mi oportunidad de buscar respuestas.
- ¿Todavía sigues con esos análisis?- espetó mi madre.
- No puedes dejarlo todo por un viaje improvisado hija- le siguió mi padre.
Me dolía que no me apoyaran en mi decisión , pero era razonable, su única hija iba a irse de repente a quien sabe donde, y menos mal que no les he dicho que a dos del grupo los conoce hace cosa de días, pero en mi interior sabía que debía hacer ese viaje.
-Mamá, Papá, aunque me duela la decisión está tomada... lo necesito, por alguna razón más que nada en mi vida, y quiero seguir a mi corazón por una vez en mi vida. Os quiero y os agradezco todo lo que habéis hecho por mí, pero ha llegado la hora de que despliegue las alas, además no es un adiós, volveré, pero de verdad, lo necesito.
Sus rostros se quedaron inexpresivos, tal vez no sabían qué decir... Mi madre se levantó de la mesa.
- Tienes razón, no me gusta la idea nada, pero yo se que es sentirse enjaulada en un lugar al que sabes que no perteneces- ella había vivido toda su vida en el norte con su familia paterna y para poder salir de allí tuvo que coger el primer tren que pudo a hurtadillas- y no quiero que tu sientas eso- fue decir eso y se fue al salón triste, no me gusta verla así.
- Tu madre tiene razón, toda tu vida te hemos educado para que seas fuerte e independiente, si sientes que este es tu destino, te apoyaremos- me hizo un gesto con la cabeza y se levantó de la mesa, juntos fuimos con mi madre.

Last DanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora