Capítulo 10 - Aland

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Ir al sur no era lo más sensato. Cuando se dieran cuenta que no había nada en esa ciudad seguirían avanzando y nos pisarían los talones, por eso retrocederíamos por donde vinimos y, cuando el peligro hubiera pasado, volveríamos a bajar, más listo que antes, para todo lo que venga.
El plan era sencillo, atravesar el bosque por una ruta paralela a la entrada principal de la ciudad, arriesgado en cierto modo, podrían detectar nuestras auras, pero por suerte estaríamos lo suficientemente alejados de ellos, o eso dijo Isabel, ella conocía bien el bosque. Una vez atravesado el bosque por completo, saldríamos al claro que hay al este de la ciudad, a partir de ese punto Wade y yo tomaríamos el control, nosotros habíamos bajado por ese camino el día antes de desviarnos.

Wade y yo estuvimos esperando en la entrada de la ruta 20 largos minutos. Por desgracia, tanto Percival como Isabel viven al otro lado de la ciudad, pero dentro de lo que cabe se habían dado prisa. Percival llegó exhausto, jadeando se apoyó en sus rodillas, ese chico lo iba a pasar mal, en cambio, Isabel estaba como si no le importara correr otros 20 minutos.
- Hola chicos- me dirijí a ellos- Veo que venís un poco cargados.
- ¿Estás bien?- le preguntó mi hermano a Percival con cara de ¿preocupación? o más bien sorpresa.
- Si, si, solo tengo que coger aire 2 minutos- respondió entre jadeo y jadeo.
- El pobre no esta acostumbrado, de hecho... creo que no ha hecho deporte nunca- rió Isabel.
- Una ve lo intenté ,pero no, no era, ni es, lo mío.
- Tranquilo, si necesitáis ayuda con vuestro equipaje decidlo, estamos acostumbrados a estos viajes- les dije antes de entrar en el bosque.
- Vamos- escuché decir a Percival por detras.
- ¿Listo?- le preguntó mi hermano.
No hizo falta respuesta a su pregunta porque el primero de los tres en seguirme fue Percival, después Isabel y Wade, estábamos listos para irnos. Isabel se puso la primera para poder guiarnos. El camino no era nada cómodo, se notaba que era una ruta poco usada, la mayoría de raíces de los árboles salían y entraban el la tierra creando olas en el terreno, que dificultaban las pisadas. Los matojos y flores de los pies de los arboles también se comían gran parte del camino, inundándolo todo de vivos colores verdes y marrones, tal vez andar por allí no era lo mejor pero sin duda era un paisaje admirable, me recordaba mucho a mi hogar.
Wade y yo somos del Este, Falíarha, allí la naturaleza es algo primordial para la sociedad en general. Hay vegetación y fauna de lo más variopinta. Cada especie con una combinación de colores diferente, plantas con formas entrincadas, animales e insectos allá donde mires...
El camino no se podía comparar a todo aquello pero me traía un leve recuerdo, eso fue justo lo que le dije a Isabel cuando me peguntó por nuestro lugar de origen. Era normal que tuviera curiosidaad, los habíamos convencido para que se unieran a nuestra causa y, prácticamente, no sabíamos ni nuestros nombres.
- Solo por lo que me has dicho ya tengo ganas de ir al este, me encanta la naturaleza- respondió con una sonrisa.
- No me extraña, tu poder se basa en ella, allí podrías aprender mucho sobre la magia natural. Todavía recuerdo a un chico que estaba en uno de los hogares de acogida en los que Wade y yo estuvimos, era capaz de coger una rama y transformarla en lo que se le ocurriera, solía hacerle jugetes a los más pequeños. Y todo eso sin el más mínimo esfuerzo.
- Guau! Yo lo máximo que se hacer hasta ahora es lo que os enseñé, adelanto el crecimiento de las plantas.
- Poco a poco irás aprendiendo más, tanto tú como Percival tenéis un gran poder, solo debéis aprender a controlarlo. Estos días, antes de retomar en viaje al sur, nos centraremos en eso, saber que podéis hacer y hasta donde podéis llegar.
- Que nervios... nunca me había centrado en esa parte de mí, por eso quería irme estudiar al norte, allí hubiera aprendido todo sobre el poder de la magia en los estudios superiores.
- Pues ahora podrás recibir una enseñanza especial y exclusiva- reimos juntos.
Por detrás de nosotros se podía oir cuchichear a Wade y Percival, mi hermano de primeras no era muy hablador , pero si se le daba cuerda... Algo que de verdad me intrigaba, al estar hablando de sus poderes, eran los de Percival, vinimos aquí por él, pero no presenta ningún tipo habilidad por ahora. Este chico va a ser como un libro cerrado con un candado, espero que con los días empiece a despertar el poder de su interior y poder trabajar con eso...
Un ruido lejano me sacó de repente de mis pensamientos, estábamos a punto de pasar justo por al lado del ejército real. Se podía escuchar tanto los pasos y golpes de pies y lanzas de los soldados, como los toscos motores donde debían ir los oficiales. Ahora era primordial no hacer el mas mínimo esfuerzo de usar nuestros poderes o podrían detectarnos, un aura es detectable inactiva, raro pero no imposible, en cambio activa... seríamos como el centro de una diana.
Cada vez se podían oír más cerca el jaleoso avance de la tropa. Nosotros reducimos nuestro paso e intentamos ir lo más pegados posible al follaje, por si se nos podía ver en la distancia. Estábamos lejos de la carretera principal, pero justo en ese tramo no demasiado, entre los árboles se veían sombras pasar, los teníamos justo encima. El Aura de Percival era la mayor de las cuatro, pero al estar dormida esperaba que sus instrumentos no la detectaran, era improbable.
Por nuestra parte seguíamos nuestro curso, si nos quedábamos allí parados las posibilidades de ser detectados aumentarían. No parecía que pasara nada... hasta que los ruidos cesaron.

Last DanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora