Capítulo 14 - Ibb

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Per me vio en la puerta y me hizo un gesto con la cabeza para que pasara. Tenía una leve sonrisa dibujada en la cara, pero se notaba que era forzada, estaba preocupado.
-Buena elección, la habitación... buena luz- le digo al sentarme a su lado en la cama. - Sí- me responde con una voz apagada- ¿Tu cuál has cogido?
-La primera a la derecha del ala izquierda.
-Al subir las escaleras ¿No?
-Si, justo esa.
Guardamos silencio por unos segundos que parecen eternos.
-¿A ti también te ha dado un golpe de realidad?- no puedo evitar poner una mueca al preguntarle.
- Si... todo es tan raro. Hace unas hora estábamos en nuestra graduación, ni siquiera hemos podido cambiarnos de ropa.
- Ya...
- Y en mi cabeza no deja de rondar la idea de si hemos hecho lo correcto.
- Me pasa lo mismo, pero no parecen gente de la que tengamos que desconfiar. Son humildes y solo hay que ver como se cuidan entre ellos, no infunden maldad alguna.
-En eso tienes razón- se deja caer hacia atrás para tumbarse. Supongo que todavía está cansado del viaje.
- Bueno, creo que lo mejor es que descansemos un poco, mañana empezamos a entrenar- le digo con el ánimo subido para ver si se lo contagio.
-Si...- esta vez la sonrisa que esbozó no era forzada- Buenas noches Ibb
-Buenas noches Per- Entorné la puerta al salir y me fui a mi "nueva" habitación.

El sol se colaba entre las cortinas que dejé corridas anoche. Fuera se podía escuchar la cansada voz de Per, me asomé a la ventana. Efectivamente ya estaban entrenando, ¿a qué hora se habían levantado? Me puse ropa cómoda y baje las escaleras.
Una vez abajo, me apoyé sobre el marco de la puerta principal y me quedé observándolos unos minutos. Estaban haciendo ejercicios de fuerza y resistencia, supongo que para mejorar el fondo de Per. Ellos también se habían puesto ropa cómoda. Aland llevaba una camiseta blanca de tirantes, de un tejido elástico, parecido al canalé, pero más fino. Lo importante no era eso, si no que ahora sus brazos estaban al descubierto y en el brazo derecho se podía ver la continuación del tatuaje de su cara. Un trueno que trazaba el camino desde su clavícula hasta su muñeca, las ramas de truenos envolvían su extremidad casi por completo.
Al igual que en Wade, él sin duda es el más fuerte del grupo, también parecía el mayor, no sabíamos todavía sus edades. Sus tatuajes eran dos dragones de un rojo intenso que formaban intrincadas formas desde encima de sus rodillas, donde estaban las cabezas, hasta los empeines de sus manos, donde estaban las colas.
-Buenos días Ibb- Per se percató de mi presencia el primero.
-¿Te unes a nosotros?-me invitó Wade.
-Es la idea- le dije riendo.
-Tengo curiosidad por ver lo que sabes de lucha -me "retó" Aland cruzado de brazos mientras me acercaba a donde estaban, tenía una afable sonrisa.
- Ha sonado a reto - reí irónicamente.
Puso cara de incredulidad y relajó los brazos. Me coloqué delante de él al mismo tiempo que Wade y Per se apartaban lentamente, parecía una pelea de verdad. Me puse en posición, al igual que Aland y le dediqué una mirada a Per arqueando las cejas.
- Emm, 3... 2... -entendió mi mirada- 1... YA.
Aland se acercó decidido. Esquivar su ataques no fue difícil, se notaba que no estaba dando ni el diez por ciento.
-Se que puedes hacerlo mejor Aland...
Dejé que interpretara mis palabras y atacara de nuevo. Esta vez si lo hizo con más ganas, pero eso no evitó que le hiciera una llave dejándolo en el suelo.
- Ouch- dijeron conjuntamente Wade y Per detrás de nosotros.
-Eso ha estado muy bien - me halagó Aland.
En un rápido movimiento el estaba de pie y yo el la hierba, se ponía divertido. Seguimos intercambiando movimientos durante unos minutos, es rápido, se notan los años de entrenamiento, podría participar perfectamente en los mismos campeonatos a los que he asistido yo. Me estaba poniendo las cosas difíciles así que decidí dar un poco más de mí.
Dejé que se volviera acercar, lo suficiente como para hacerle una de mis mejores llaves. Le agarré del brazo no tatuado, que el mayor número de veces golpeará con ese me dejo claro que es zurdo. Con mi pie derecho hice resbalar el suyo izquierdo y, aprovechando la fuerza de su impulso, lo hice volar por encima de mi hombro derecho. Pero antes de que cayera, que era lo normal, le di la vuelta y lo sujeté para ahorrarle un duro golpe en la espalda. A nuestra derecha los dos espectadores aplaudían ojipláticos.
-Me parece a mi que quien le tiene que dar clases a alguien eres tu a mí- me dijo Aland incorporándose- ha estado genial- sonrío.
-Gracias, tu también eres un digno contrincante, normalmente no tengo que usar esa llave- nos dimos la mano y comenzamos los cuatro un entrenamiento conjunto. Estuvimos toda la mañana fuera de la mansión.
El verano estaba próximo y se notaba en la calor que desprendían los dos soles. Entramos en la mansión para comer. Wade nos explicó que hacían compras grandes cada x tiempo para avastecerse, principalmente cosas secas y duraderas. El agua la traían desde el río cercano como nos dió a entender ayer Aland. Mientras Wade cocinaba, Per y yo hablábamos sobre algunas tácticas y llaves.
La comida estuvo realmente rica, Wade cocina muy bien, aunque a priori no lo parezca. Al acarbarla descansamos un rato en los sillones y el resto de la tarde fue de más entrenamiento, Per aprendía realmente rápido, a ese paso antes de volver al sur, estaría medianamente preparado para una pelea.

Al final del día Aland nos guió por unas pequeñas escaleras que había en el costado derecho de las escaleras principales, tras una diminuta puerta de madera que se camuflaba con la pared. Las escaleritas llevaban a una planta inferior totalmente indetectable. Allí abajo había otra puerta, esta de tamaño natural y de un material más pesado que la madera, pero no pude reconocer cual ya que estaba teñido.
-¿Que hacemos aquí?- preguntó Per curioso.
- Viendo vuestras habilidades os voy a dar unos utensilios que os acompañen- dijo abriendo la puerta.

Last DanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora