Día 14: Romance escolar

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La campana de la última clase sonó dentro de la escuela. Los alumnos de secundaria abandonaron sus salones, los grupos de estudiantes se juntaron en cada rincón del pasillo, mientras que muchos otros alumnos corrían de un lado a otro para llegar a tiempo a sus salones.

¿Qué tanto miras, Anthony?

El rubio se sobresaltó, estuvo a punto de dejar caer su celular al piso. Su grupo de amigos se dió cuenta de que miraba atentamente a una dirección, a un castaño pasar a su lado. No pensaba que estaba siendo tan obvio. Y todos miraron hacia el mismo lugar, porque seguían los movimientos de ese peculiar chico que se marchaba del pasillo a paso tranquilo y que estaba pasando muy cerca de ellos. Siempre solitario.

No está en tu liga. Es de tercer año y rechaza a todas las chicas que se le acercan. Es bastante excéntrico.

Mencionó uno de los del grupo, pero Anthony no quería rendirse sin siquiera haber cruzado media palabra con él. Le dedicó una mirada crítica al chico que le estaba hablando, antes de abandonar el grupo y caminar fuera del pasillo.

Tal vez no le gusten las chicas. Eso hace que esté en mi liga.

El atardecer anaranjado cubrió la zona de los casilleros. Aquel lugar se despejó de gente, todos habían ingresado a sus clases. Alastor amaba ese momento del día en el que gozaba de soledad absoluta y no había una excesiva cantidad de personas en cada rincón del instituto. Guardó algunas cosas en su casillero, se tomó su tiempo y no dejó de sonreír mientras silvaba alguna que otra canción.

Hey.

Entonces se detuvo abruptamente. Se giró hacia un costado cerrando en parte su casillero y parpadeó curioso ante la presencia de ese joven rubio frente a sus ojos. Anthony abrió la boca para tratar de decir algo, pero Alastor lo interrumpió sin dudar.

Los escuché hablar.

El rubio jadeó sorprendido, se cubrió la boca con nerviosismo y pena. Había estado demasiado cerca de ellos cuando empezaron a hablar. Por Dios, que vergüenza. Alastor le sonrió como siempre hacia, era llamativo entre todas las personas por esa peculiar sonrisa.

No solo las chicas. Tampoco los chicos. Lo siento, pierdes el tiempo.

Se adelantó, cerró su casillero y estuvo dispuesto a irse sin esperar una respuesta. Pero Anthony se desesperó por ese rechazo tan inesperado y repentino.

¡No vengo a ligarte!

Entonces... Alastor se detuvo. Volteó hacia él, sin dejar de sonreír y con una clara expresión extrañada. El contrario formó un semblante incómodo, sería difícil explicarse sin parecer un acosador.

Desde hace dos años... He notado que existes. Estás en el club de radio. Siempre participas en eventos, eres extrañamente popular.

Anthony era de primer año de secundaria y el castaño era mayor por un par de años. Tal vez Alastor no era consciente de su carismática presencia, pero muchos hablaban de él. Llamaba la atención aunque no quisiera.

Tienes buenas calificaciones en todo. Tienes menciones que te destacan como uno de los mejores estudiantes de tercer año.

No estaba diciendo cosas que fueran tan profundas y era sabido por toda la escuela que el de lentes destacaba en muchos campos. Alastor lució interesado de un momento a otro, lo observó con más atención. Y Anthony sintió que se lo estaba tomando más en serio, se rascó la nuca, desviando su mirada con la misma incomodidad del principio.

Y sé que jamás notaste que existo, porque la mayoría de las veces me salto las clases o ni siquiera vengo por semanas. Soy contrario a ti, soy un desastre.

Se lamentó un poco porque le importaba un carajo el instituto o las calificaciones, pero con el único que sentía pena por ser tan malo en todo era con él ya que no estaba a su nivel y lo sabía. Pero se iba a graduar dentro de poco tiempo, tal vez no lo volvería a ver... Estaba decidido en admitirlo. Aunque ya había sido rechazado hace dos minutos atrás. Lo miró a los ojos y con su fresco y torpe valor juvenil, decidió soltarlo de una vez por todas.

Y como soy un caos en todo momento y sé que lo que vaya a decir no tendrá mucho valor para alguien como tú, lo diré sin arrepentimientos. Me gustas, Alastor.

El castaño dejó de sonreír. Tal vez esa era una pésima señal, pero ya no había vuelta atrás para Anthony. El menor reaccionó un par de segundos después, sonrojándose muy avergonzado y cubriéndose el rostro al sentir como el calor subía a su rostro. Nunca había hecho algo tan estúpido como exponer sus sentimientos ante alguien, sentía que tenía una fuerte taquicardia.

¿A-Así se sienten las chicas cuando se confiesan? ¡Que vergüenza!

— Anthony.

Se sobresaltó al borde de llorar cuando escuchó que Alastor mencionó su nombre. Sabía su nombre. ¿Sabía que existía? No había tiempo de preguntarse más cosas, el castaño se rió un poco por el desastre de nervios y emociones que era el rubio en ese momento.

Pero no pudo evitarlo. Ambos eran hombres y aún así, le resultó tan jodidamente tierno...

Déjame pensarlo. Mañana obtendrás una respuesta.

30 Días OTP / RadioDust Donde viven las historias. Descúbrelo ahora