30 Días OTP / RadioDust

Día 25: Beso de película romántica

— ¡Que precioso estás hoy, daddy!

Ángel Dust se le arrojó encima y lo abrazó, frotó su mejilla contra su cuello y se atrevió a morderlo. Lo quería llenar de dulzura y abrazos y todo lo que pudiera darle. Pero Alastor sospechó, sonriéndole con curiosidad desde el sofá de la sala del hotel.

— ¿Qué hiciste ahora?

Ángel se indignó, ¡No necesitaba una excusa para ser tierno de vez en cuando!

— ¡Que cruel! ¡Solo quiero ser lindo contigo!

Le dió la espalda, de pie. Se sostuvo el pecho con las manos. Estuvo toda la noche sin dormir pensando y pensando sobre sus actitudes y reflexionando al respecto.

— He pensado mucho y siempre estoy arriba tuyo, tocándote, manoseando y tratando de seducirte. Creo que prefiero el cariño... Prefiero otras cosas. Es diferente porque te amo.

Se volteó hacia Alastor, con él no se trataba de sexo nada más. Tampoco de dinero o de algún tipo de interés. Le gustaba que fuera gentil... También que lo acariciara y se tomaran baños juntos. Le gustaba como pareja y como hombre. Y ese infinito amor que le tenía, no tenía nada que ver con sexo. Alastor le sonrió confiado luego de pensarlo por unos momentos.

— Supongo que también es diferente para mi por esa misma razón. Si no fueras tú, te hubiera cortado la cabeza hace mucho.

Siempre tan brutalmente honesto, Ángel arqueó una ceja a pesar de que el demonio radio no dejaba de sonreír. Recordó lo violento y brusco que era al principio, porque apenas posaba una mano en contra cualquier parte de su cuerpo, un tentáculo le envolvía el cuello y lo mandaba a volar.

— Es evidente que eres una gran excepci-

Pero Ángel quiso vengarse por todos esos incidentes del principio. Se acercó a su pareja y besó su mejilla, violando cualquier defensa, tomándolo desprevenido y sin duda alguna cortando cualquier cosa que pudiera decirle. Se apartó sintiéndose victorioso y sonriendo con la astucia de un zorro.

— Eso fue una venganza por todas las veces que me mandaste a volar con tu magia. También puedo dar ataques sorpre-

Pero cuando observó el rostro de su novio, se quedó sin habla. Pensó que Alastor se enojaría, o se reiría sin darle importancia. Cualquiera de esas dos.

Sin embargo, el ciervo le desvió la mirada con una expresión tímida. Se sostuvo la mejilla dónde lo había besado, porque de verdad no sé esperaba eso. No sonreía, se veía avergonzado y sus mejillas estaban ardiendo de la pena. La realidad era que nunca pudo sostener una relación firme con nadie, tampoco le brindó a nadie tanta confianza ni tanta vulnerabilidad. Esas muestras de cariños tan lindas lo ponían en aprietos, lo ponían nervioso y provocaban que su corazón se acelerara demasiado.

Ángel se cubrió el rostro al instante, se sonrojó furiosamente como si toda la pena de Alastor se hubiera canalizado en él. Se veía demasiado lindo, se iba a morir de dulzura. Alastor sentía pena por algo tan pequeño y repentino, comenzó a reírse de los nervios. Nunca había visto una faceta tan hermosa en él, pero quería preservarla y cuidarla con mucha fuerza.