12 - (segunda parte)

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Jerak encendió la chimenea y se sentaron en la mesa de madera para cenar, uno en frente del otro en las sillas. Se acabaron la cena y Edith sabía que al volver a casa tendría que comer algo más por que se quedó con hambre. El castaño recogió los platos para llevarlos a la cocina y al volver se sentó frente a la chimenea sobre la alfombra de pelo sintético.

- Ven, siéntate conmigo.

Le dijo a Edith, que seguía sentada en la silla, sin saber muy bien que hacer. Los nervios habían vuelto a invadir su cuerpo, pero como siempre trataba de disimularlo.

Se levantó y se acercó a la chimenea para sentarse al lado de Jerak, aunque no demasiado cerca, prefería mantener las distancias por el momento.

Jerak no le quitaba el ojo de encima, un montón de pensamientos pasaban por su cabeza.

- ¿Que opinas de esto?

Le preguntó a la joven poniéndose cómodo, y girándose un poco para poder verla mejor. Mantuvo la distancia de momento, era consciente de que ella estaba nerviosa.

- ¿De qué exactamente?

Preguntó Edith sin saber muy bien a que se refería, o tal vez solo intentaba engañarse a si misma haciéndose la tonta.

Jerak soltó una pequeña risa al escuchar su contestación, pues su pregunta que acababa de hacer le pareció bastante clara.

Jerak soltó una pequeña risa al escuchar su contestación, pues su pregunta que acababa de hacer le pareció bastante clara

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- Pues a que hayamos quedado, a que estemos los dos, aquí juntos, solos...

No siguió intentando explicarse, pensaba que no hacían falta más explicaciones.

- Bueno, somos amigos, es como cuando quedo con Ohsi para ir a su casa y ver una película o algo así.

Jerak alzó una ceja, como si no se acabara de creer lo que la chica le acaba de decir, aunque parecía muy convencida.

Pero él iba a ser muy claro con sus próximas palabras.

- ¿De verdad Edith? ¿No crees que estamos aquí por que nos gustamos?

La miró esperando una respuesta, expectante pero al mismo tiempo con cierta diversión en la expresión de sus ojos.

Edith tragó saliva y desvió su mirada al fuego unos instante para pensarse mejor su respuesta, le costaba pensar con claridad si Jerak no dejaba de mirarala fijamente y no parecía tener intención de dejar de hacerlo.

- Bueno, ¿yo te gusto?

- Creo que es bastante obvio. - respondió de inmediato el castaño - Bueno, al principio pensaba que eras demasiado...pequeña, de hecho, cuando estamos con más gente si que lo pareces, y eso no es malo, pero me echaba un poco para atrás. Aunque está claro que me pareces atractiva e interesante, y creo que ha acabado ganando lo segundo.

Jerak se sinceró bastante con aquella respuesta.

- Bueno...yo...voy a ser sincera. No sé si me gustas todavía... - Jerak le gustaba de alguna manera, pero todavía no tenía muy claro de cual era. Solía ser reservado y poco expresivo, y eso la hacía sentir un poco insegura, el hecho de no saber que narices estaba pensando o sintiendo el otro en cada momento, el hecho de jugar tal vez en un terreno que ella no podría controlar, y eso significaría rendirse a lo que debía de ser, algo que le cotaba bastante, odiaba ir a ciegas con las personas. Por no mencionar también el hecho de que tal vez se había sugestionado con que Jerak era su alma gemela por lo que le había dicho Noah, pero, ¿y si no era así? Le costaba creerlo, Jerak no era el tipo de chico en el que ella solía fijarse.- Qui-quiero decir... - sabía que no se había expresado demasiado bien- Algo en ti me atrae, pero no sé que es.

Jerak lo había conseguido, convertir a Edith en un manojo de nervios. Su lenguaje corporal lo estaba gritando a pleno pulmón, sus manos jugaban inquietamente con el pelaje de la manta sobre la que estaban sentados, necesitaba tener las manos ocupadas en algo cuando se ponía nerviosa. No era capaz de mirarlo a la cara en esos momentos,de manera inconsciente se mordió el labio inferior.

Eran realmente diferentes, Edith era demasiado transparente, y no podía evitar no ser así la mayor parte del tiempo. Y en cambio Jerak se mantenía neutro con demasiada facilidad, le costaba más mostrar y exteriorizar.

El chico se acercó un poco más a ella, ahora si que estaban casi pegados el uno al otro, y a Edith se le aceleró todavía más el corazón.

"Mierda, ¿por que eres así Edith? mantén la compostura" Se dijo a si misma mentalmente e hizo el esfuerzo por volver a mirar a Jerak a la cara.

- Quiero besarte.

Los verdes ojos del castaño se deslizaron suavemente de los ojos de Edith hasta sus labios, pero no se acercó más, estaba esperando a que ella le diera permiso.

A Edith le gustaba que fuera respetuoso, pero al mismo tiempo no, por que eso la obligaba a pensar y a decidir en mitad de una situación en la que realmente no podía pensar con demasiada claridad, estaba nerviosa y confusa. Y sus palabras solo consiguieron ponerla mas nerviosa todavía.

- No creo que sea buena idea...

Probablemente estaba hablando sin pensar, o mejor dicho, estaba pensando tanto que no estaba siendo capaz de sentir lo que realmente quería o no quería.

Jerak cogió una de las manos de Edith, para medirla con la suya. Ambos se quedaron mirando la diferencia de tamaño entre ambas. La mano de Jerak era algo más morena, mucho más grande y con alguna cicatriz, mientras que la de Edith era algo más blanca, más pequeña, más suave.

- Sé que tienes miedo, y seguramente yo tenga más miedo que tú, pero quiero besarte, y tú también quieres.

Edith lo miró, con aquella mirada inocente y dulce que a Jerak tanto le gustaba, lo miró atónita y extrañada arrugando ligeramente su entrecejo, ¿cómo podía parecer tan seguro de todo lo que estaba diciendo?

Aquello le causó todavía más curiosidad, algo le quemaba por dentro, pero era un calor agradable aunque a la vez ambicioso, necesitaba saber por qué, por qué era así, por qué decía aquellas cosas, por qué le causaba tanta curiosidad, como si fuera un libro que tuviera escrito la verdad absoluta sobre todas las cosas y Edith necesita devorarlo.

Jerak llevó la mano que tenía libre a la espalda de Edith, subiéndola suavemente hasta su cuello, y la pegó a el con suavidad hasta que sus frentes chocaron sutilmente.

Ambos se miraron a los ojos. Jerak tenía la sensación de poder ver a través de ellos, como si fueran puros y no tuvieran nada que esconder, pero no lograba ver, y aquello solo le generaba más deseo. La tenía tan cerca que podía sentir como sus respiraciones se mezclaban, su pulso se aceleraba cada vez más, pero sabía que debía de controlar sus instintos e ir poco a poco si quería más Edith. Y era bueno controlándose, controlando sus emociones, o tal vez omitiéndolas a su antojo, y controlando sus instintos y deseos más profundos si era necesario, así que lo haría, pero despacio.

La vista del chico bajó de nuevo a los carnosos labios de Edith, respiró entrecortada mente. Finalmente hizo un último y pequeño ademán con la mano que tenía suavemente colocada en el cuello de la chica y sus labios se juntaron, ambos cerraron los ojos.

Edith seguía nerviosa, casi temblaba, se estaba besando con Jerak pero su mente no dejaba de darle vueltas a todo y Jerak lo sabía. Así que con la mano con la que tenía cogida la de la castaña, le dio un leve y cariñoso apretón para que se relajara mientras que con la otra acarició su largo cabello.

Finalmente se relajó y pudo seguirle el beso a Jerak estando presente, disfrutando de él por completo, finalmente se rindió a lo que debía de ser.

Finalmente se relajó y pudo seguirle el beso a Jerak estando presente, disfrutando de él por completo, finalmente se rindió a lo que debía de ser

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