12 (tercera parte)

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Jerak estaba tumbado en el sofá con Edith encima suya, la joven apoyó la mejilla en su pecho mientras pasaba las yemas de sus dedos por su tatuada piel por debajo de su camiseta, al fin estaba relajada.

El mayor se sentía realmente a gusto con ella, cosa poco usual ya que no solía estar a gusto con ninguna chica de esa forma. Tenía los ojos cerrados disfrutando de las suaves caricias en su pecho, tenía los pelos de punta y de vez en cuando le entraba algún que otro pequeño espasmo de puro placer por las caricias de la chica, las podía sentir en lo más profundo de su ser.

Abrió los ojos para mirarla, y al sentir que el castaño movía su cabeza, Edith alzó también su vista para verlo y darle un pequeño y suave beso en los labios, pero Jerak se aceleró de nuevo llevando una mano con cuidado a la jovial mejilla de la castaña para besarla de nuevo apasionadamente, había esperado demasiado para besarla, se había contenido demasiado y cada vez el beso se volvió más salvaje. Bajó la otra mano hasta el trasero de Edith dejándola ahí, disfrutando de sentir su cuerpo totalmente pegado al suyo. De nuevo su respiración se entrecortó, al igual que la de Edith, pero ella necesitaba un poco más de tiempo, la cosa se estaba caldeando demasiado y no estaba segura de querer hacer nada más por el momento. Sus corazones iban a mil por hora.

- Jerak...

La castaña se separó unos centímetros del mayor cortando aquel intenso beso.

- Dime.

Respondió agitado, mirándola a los ojos.

- No estoy segura de querer...bueno, ya sabes, al menos todavía.

Jerak cogió la cara de Edith con sus manos y la acercó de nuevo pero esta vez para dejar un cálido beso en su frente.

- Tranquila, no tengo prisa.

Su respuesta sorprendió un poco a Edith, no estaba acostumbrada a que los chicos reaccionaran así de bien ante aquellas palabras, al menos no los pocos con los que había estado.

- Pero quédate a dormir, si quieres.

Dijo mientras colocaba un ondulado mechón castaño claro tras su oreja.

- Si, claro.

Sonrió ligeramente, de nuevo sorprendida y se separó para quedar sentada en el sofá y que así el castaño se pudiera mover para levantarse.

- Te dejaré algo para dormir.

Se levantó del sofá caminando hacia su habitación mientras se pasaba una mano por su cuello intentando relajarse un poco, con una pequeña sonrisa de satisfacción dibujada en sus labios.

En esos momentos Edith encontraba un poco extraña la situación, pero no le desagradaba, simplemente no se esperaba todo lo que acababa de pasar. Que se besaran, que supuesta-mente se gustaran ambos, que hubieran soñado el uno con el otro días atrás, y ahora iba a quedarse a dormir con él, sin hacer nada más que descansar, no estaba acostumbrada, pero le gustaba, aunque tenía que procesar muchas cosas, pero ya lo haría mañana.

Jerak también estaba un poco sorprendido por sus propias acciones y palabras, pero simplemente estaba haciendo lo que sentía. No solía dormir con ninguna chica, mucho menos en su cama, siempre trataba de echarlas como podía después de haber tenido sexo, y ahora iba a dormir con Edith, en su cama, sin ni si quiera haberse acostado con ella.

Sacó una camiseta blanca de manga corta que solía usar para estar por casa y la dejó sobre la cama preparada para Edith. Él se quitó la camisa y los pantalones, quedando solo con los boxers negros. No usaba pijama y no iba a empezar a hacerlo ahora. Salió fuera con la camiseta blanca en la mano.

La magia que hay dentro de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora