Al paso de las horas, Katheryn y Thorsten seguían recorriendo la ciudad, ya sea caminando o en el Jetta. La cuestión era que se estaban divirtiendo como nunca y ninguno de los dos quería que el día se acabara.
El cielo comenzaba a teñirse de rojo, señal del atardecer y que el sol se estaba despidiendo para darle paso a la luna y a las estrellas para ocupar su lugar.
-No quiero regresar todavía—alardeó ella pegando su mejilla en el musculoso brazo de él que estaba envuelto en una cálida chaqueta.
-¿Quién dijo que regresaríamos hoy mismo?
Perpleja, alzó la barbilla para verlo y recibió un beso fugaz.
-¿A qué te refieres? Se supone que solo estaríamos hoy, además no traje más ropa y…
Pero Thorsten le puso un dedo en los labios para hacerla callar.
-Honey, no es necesario tener ropa extra para quedarse a dormir en una ciudad ajena—le aseguró—no te preocupes.
-Está bien—asintió ruborizada— ¿En dónde dormiremos?
-Aquí—le dijo y palpó sus bolsillos hasta sacar una llave con un cuadrito colgando que tenía escrito el número 20 en medio y alrededor de toda la llave tenía escrito L’amoreen francés y que significaba Buscando el amor o al menos eso parecía decir. Era un hotel.
Las pupilas de los ojos de Katheryn se dilataron.
-¿Ya lo tenías bien planeado, verdad?
-Sí. Desde ayer reservé una habitación para los dos.
-¿Ayer? Pero…-se detuvo a mitad de la frase—ay, ¡Qué ingenioso! En un segundo viniste, hiciste el trato y regresaste.
-¡Me descubriste!—rió entre dientes y ella lo golpeó juguetonamente.
-¿Por qué no me lo dijiste?
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Raíces.
FantasyKatheryn Levis está más confundida que nunca. Al haber aceptado irse a vivir bajo el mismo techo del sensual y amenazante Thorsten Staggs, el mismísimo dios del trueno, ella comienza a sentir un extraño sentimiento hacia él. Y cuando pensó que el p...