Capítulo 14

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Se tele transportaron con las rocas y llegaron directamente a Nueva York. Katheryn cayó de bruces sobre el asqueroso asfalto mientras que Owen gimoteaba arriba de un poste de luz.

-¡Por qué tengo que aparecer en sitios peligrosos!—se quejó desde arriba. Katheryn resopló.

-No está muy alto. Puedes deslizarte poco a poco—le dijo mientras escrutaba todo a su alrededor. El sol aún estaba ocultándose y necesitaba encontrar a Thorsten.

-De acuerdo—masculló el rubio y comenzó a descender—si me parto el cuello, será tú culpa.

Katheryn no le hizo caso y siguió viendo en su entorno.

-Sé que no debo decírtelo porque Thorsten me asesinará pero…

Ella se dio la vuelta bruscamente.

-¿De qué hablas?

-Thorsten no quiere tenerte cerca. No quiere verte—le soltó abruptamente el rubio mientras llegaba sano y salvo al suelo—no quiere que estés cerca de él por el momento; según tengo entendido, él te buscará dentro de unos días y debes esperar…

-¿Thorsten se ha comunicado contigo?—de pronto, sintió que su garganta se cerraba, impidiéndole respirar. Su amigo hizo una mueca— ¡Responde!

-Sí. Pero fue telepáticamente—mintió—si de verdad lo amas, confía en su palabra y regresemos a California o a donde sea, menos al paradero de Thor.

-Pero necesito hablar con él. No puedo seguir con esta incertidumbre

-Entonces llámalo por teléfono.

-Es lo que he intentado cientos de veces, créeme. Pero da la casualidad que está apagado.

Aburrido y agobiado, Owen la fulminó con la mirada y luego bostezó.

-¿Sabes qué? Debes afrontar las condiciones de tu novio. Si él dice que necesita tiempo, dáselo. Supongo que te ama, ¿no?—ella asintió— ¿y tú lo amas también, cierto?—ella volvió a asentir pero ahora más ruborizada—ahora dime, ¿Por qué te cuesta tanto esperar unos días para verlo?

-No entiendes nada, Kennedy—le espetó, de mal humor—siento que voy a perderlo para siempre. No quiero sufrir una vez más. No soportaría sentir otra desilusión.

-El susodicho, Shay, ¿no se supone que lo enviará de vuelta a su planeta? ¿Eso no significa que de todas maneras lo perderás para siempre?

Katheryn sintió que le hervía la sangre. Owen tenía razón y quiso golpearlo por ello, pero en vez de eso, se mordió los labios para no llorar.

Alejó las lágrimas y cogió al rubio de un brazo.

-Tienes razón. No pierdo nada con esperar unos días más para verlo.

-¿Quieres decir que regresaremos a…?

-Quisiera ir a México. Allá están mis cosas.

-De acuerdo—se inclinó a coger su pequeño equipaje—ya es tiempo de volver a verles las horrorosas caras de todos.

Katheryn rodó los ojos y sonrió.

-Vamos, mi rubio lindo.

-Vamos, mi Katheryn.

-Ni una sola palabra de lo que ha pasado, ¿okey?

-Ni una palabra—repitió él, imitando cerrar un cierre invisible en sus labios.

***

Raíces.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora