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Howe se mostraba cuerdo al inicio de sus historias, y casi parecía tener un propósito. Luego de un par de páginas comenzaba a divagar, para finalmente acabar con un libro repleto de frases sin sentido. Aun así, Chenle debía admitir que sus palabras generaban cierta atracción.

Además, su transición de cordura a completa demencia ocurría tan lentamente que, realmente, era imposible darse cuenta de ello. Tal vez en eso estaba su magia.

El cambio no se percibía hasta que era demasiado tarde.

"Y aquí Ana, de cabello rojo, dijo al caballo: 'Mátame', y el pobre Owen, que era un perro, por fin hizo realidad su sueño de ser un gorrión"

Y en ese momento, casi como sabiendo que Chenle finalmente comenzaba a leer el libro de Howe, Jisung lo llamó. El tema del Titanic resonó en la habitación.

—¡Park Jisung! —Saludó con entusiasmo antes de cerrar el libro de Howe.

Era una lectura interesante, pero llegaba a dar dolor de cabeza.

—¿Lele? —Su voz se escuchaba suave tras la línea, casi hipnótica—. No puedo creer lo mucho que me gusta tu voz.

—¿Sólo mi voz?

Habían pasado dos semanas desde lo sucedido en el departamento de Jisung y todo estaba en calma. No había clientes locos, ni escenas violentas, ni gritos, ni llantos. Estaban en una etapa maravillosa.

—Tu trasero también, pero no quería ser tan poco romántico.

Chenle rio. Realmente le encantaba ese idiota.

La relación de ambos, por desgracia, no había cambiado mucho. Se hablaban con más frecuencia, sí, y Jisung parecía haber aceptado el hecho de que estaba enamorado del tatuador, pero ninguno se atrevía a dar el siguiente paso.

Ambos comenzaban a impacientarse.

—¿Podemos hablar de lo demente que Howe estaba? —Cuestionó Chenle con una sonrisa— Juro que a partir del octavo capítulo el pobre estaba alucinando... Y puedo jurarlo porque olvidó escribir el capítulo ocho.

—Es de lo único que hemos hablado durante estas dos semanas —Remarcó Jisung—... Pienso que has leído los tres libros de Howe que te he prestado solo para burlarte de él.

—¡Por supuesto que no! —Se negó con indignación—. Lo hago porque quiero entender qué es lo que ves en estos libros.

—No vas a entenderlos si tratas de entenderlos.

—¡Esto es confuso! —Se quejó— ¡Y estresante! —Añadió.

—Tú también sueles estresarme cuando no dejas de hablar de un escritor muerto —Comentó tras la línea con neutralidad—. Pensé que yo era su fan loco, no tú.

Chenle intentó contener su risa, pero no lo logró. Nunca se había imaginado a Jisung como un loco fan de nada, pero ahora tenía una clara imagen del pintor gritando como demente mientras vestía una camiseta con el rostro anónimo de Howe.

—Está bien, lo siento... ¿De qué quieres hablar?

—Iré al estudio mañana para recogerte. Quiero pintarte un poco más...

En eso tampoco habían tenido un gran avance. Jisung solía distraerse constantemente con el cuerpo de Chenle, y poco después de una hora de trabajo, tal vez menos, dejaban todo de lado solo para hablar tonterías con las que cualquiera habría rodado los ojos.

—Está bien. Te esperaré a la cinco.

—Iré al mediodía, en realidad... Quiero hacer unos dibujos de ti mientras tatúas a otras personas sólo por el hecho de que me gustas tanto que quiero llenar mi departamento con tu rostro.

El Tatuador De Libélulas |CHENSUNG|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora