De vuelta a casa

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Me levanté sin muchos ánimos, la verdad es que no me gusta esto, no me gusta tener que dejar a la abuela aquí como si nada mientras yo continuo con mi vida, aunque ella dice que estará bien.
Me he divertido mucho durante este tiempo y he sido tan feliz, la abuela te contagia de su brillo, aunque los médicos dicen que ella hace todo eso porque su mente no está bien, entonces eso me lleva a la pregunta «¿para ser feliz hay que estar loco?» porque si ellos no se equivocaron con la abuela al decir que ya no está en su cabales y yo no miento al decir que soy tan feliz junto a ella entonces ¿qué tan malo puede ser estar mala de la cabeza?, bueno al menos un poco, quiero pensar que lo puedo hacer concevir la vida de esa forma tan divertida, todo este tiempo creí que era muy divertida pero me doy cuenta de que me falta, me falta esa chispa de locura, quiero ser esa persona que corre sin miedo por el precipicio, esa persona que tiene miedo, pero con un soy capaz, en su boca se aventura a los peligros irracionales, y te preguntas ¿por qué?, pues porque es divertido y no estoy para padecer la vida, estoy para vivirla ya me quitó suficiente como para darle el gusto de quedarme con los malos ratos, no, y no es que no extrañé al hombre que llamé padre por mucho tiempo, tampoco es que no vaya a extrañar a la abuela y a la mejor parte de ella que ya marcho, tampoco es que no extrañé y quiera tener una familia como la de papá, seguro que no, pero eso es parte del pasado y ya no estoy dispuesta a seguirlo padeciendo por cuánto dolió en su momento, dije todo lo que sentí y muy en el fondo... No me arrepiento porque es la decisión definitiva, es la que me llevará a ser feliz o por lo menos me divertirse en el proceso del desengaño por conocer la verdadera felicidad y cuando la vea, la voy a saludar como una buena amiga, porque aunque yo no lo haya visto ella está conmigo todo el tiempo, en el aire que siento al correr, en la sonrisa de mi abuela, por las vagas sonrisas de mi madre que aveces se permite, en las pequeñas cosas que yo aveces por las razones incorrectas no me detengo a ver.
Mientras caminaba y cantaba escaleras abajo, mi abuela estaba llorando se despidió de mí y lloró cuando le dije que había pasado todas las vacaciones con ella y que habian sido las mejores, se recordó tiernamente de recordarme que debo llevar el violín del abuelo conmigo y así lo hize tomé al ahora compañero de mi vida, y subí al coche al final si pude aprender mas de lo que me esperaba a tocar el violín y descubrí que también consigo el mismo efectos que el piano al sentirme plena, la diferencia es que con el violín siento una conección como sí mis antepasados estuvieran conmigo y se sintieran orgullosos de mi.
Abordé el avión rumbo a casa, y mientras escuché un poco de música y traté de leer un libro de francés que m e regalo Rebeca ella me estuvo enseñando un poco de francés y se sorprendió al ver cuánto soy capaz de aprender en poco tiempo.
El avión aterrizó y al bajar mamá estaba esperando por mí, subimos al auto y los fuimos, pero antes le dije que quería pasar a hacer algo a una tienda de dónde regularmente siempre pido mis cosas por internet, hace un par de días recibí un mensaje a mi correo electrónico diciendo que tenía que venir a la tienda por mi tarjeta de socio, así que he pasado a verificar que no se trate de una equivocación.
Mi mamá se quedó en una cafetería del centro comercial y yo fuí a la tienda, dónde me recibió una muy amable mujer aunque bastante joven como de unos 22 años, me recibió y me dirigió a una oficina donde un hombre de traje estaba esperándome.

- Buen día, mi nombre es Cayetana Risache y vine por ...- ella me interrumpió.

- Sé quién eres, yo soy Patricia de paz, la asistente del señor Enrique de la Vega, acompáñame te llevaré con él -

- Pero es que yo solo vine por... -

- Al señor Enrique siempre le gusta atender a sus socios personalmente - dijo con una sonrisa, me quedó claro que no me va a dejar protestar así que me limité a seguirla supongo que tan pronto como conozca a ese señor Enrique se aclarará toda duda de porque estoy aquí y quedará claro que no tengo nada que hacer aquí. Llegamos a la oficina y ahí estaba el señor de traje parecía bastante maduro y en cuanto comenzó a hablar puede notar su preferencia sexual «gay» pensé.

Como Lo Fue Para MiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora