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El par de días que siguieron fueron curiosos. Desde el incidente, Marjorie había sido dulce con él. Le hablaba más y parecía ser más extrovertida. No era como si antes hubiese sido malvada o lo hubiese ignorado, sino que paso del trato cordial que tenía con todos los que se le acercaban a tener un trato diferente. Una manera de relacionarse especial.

Las conversaciones ya no eran solo de algunos comentarios. Habían respuestas ingeniosas, con más risas y conversaciones más largas. Kenny la escuchaba y se maravillaba con todo lo que salía de ella: ¡no había tema que no dominara! Si antes le agradaba su grata compañía, ahora le encantaba. De hecho, canceló algunas actividades con sus compañeros para llegar a casa solo para disfrutar de su tiempo juntos.

Era reconfortante volver a casa y verla a ella, cubierta desde la cabeza hasta la punta de los pies, con una taza de chocolate caliente para ella y una cerveza helada para él.

Hubo un punto en el que la conversación se alargaba mucho, él se daba cuenta porque ella empezaba a frotarse las manos. Entonces él la tomaba con facilidad y la sentaba sobre él. Y seguían un rato más. De alguna manera, esa parte era su favorita. Ella encajaba perfectamente en su torso. Era ligera y blandita, debido a toda la ropa que llevada. Era como una almohada. La apegaba a su cuerpo, le preguntaba si estaba bien y continuaban.

En esa ocasión, Marjorie se quedó dormida. Kenny, la llevó a su habitación, la acomodó para descansar. Se supone que solo iba a ser eso, pero se detuvo un momento, contemplándola.

Suavemente, acarició sus cabellos. Eran tan rubios que parecían blancos a la luz de sol. Vio sus ojos cerrados y sintió su acompasada respiración. Seguía viva y se sentía agradecido de haber llegado a tiempo. Paso la yema de sus dedos suavemente sobre sus pestañas. Eran largas. Y eran muchas. Le dio curiosidad y suavemente acarició sus labios con sus dedos. Era increíble que se vieran tan rosados y que fuera natural. Ninguna de las zonas que tocó tenían maquillaje. Luego tocó sus manos, eran pequeñas. Sus brazos eran delgados. Realmente parecía que podría romperlos con facilidad.

Él había conocido muchas mujeres, de múltiples alturas, edades, contexturas, nacionalidades. Y entre todas no recordaba a alguna tan bella como Marjorie. Y era la prometida de su mejor amigo, vivía en su casa y le dieron un trabajo agradable, y se sentía tan idiota por empezar a sentirse de esa manera con ella. ¿Pero que daño iba a causar si no había testigos?

Se dio una atribución que no tenía con ella, quien estaba dulcemente durmiendo y apoyó sus labios contra los de ella.

Kenny sintió los labios de Mar suaves y carnosos. Trató de que fuera un toque ligero, pero no pudo evitar querer un poco más. Espero por si se despertaba y lentamente, introdujo su lengua. Era cálida y se sentía bien. Volvió a unirse con esa suavidad y humedad que le fascinaron otra vez. Pero interrumpió todo cuando sintió que ella se movió un poco. Pensó que había despertado, pero solo se había acomodado para dormir mejor.

Se sintió como un acosador asqueroso. Lo peor de lo peor... Pero ese toque realmente lo valió. Antes de animarse a salir, besó al frente de al pequeña bella durmiente y se fue a su habitación.

Quizás por la tensión que sentía, se dio cuenta que tenía un problema entre sus pantalones. "Genial, ahora soy un virgen...". Fue al baño a solucionar su problema, y luego se dispuso a dormir.

Volvieron Karen y Eric durante esa semana. Todo volvía lentamente a la normalidad. Durante el viaje, Cartman aprovechó de comprar telas más gruesas para hacer vestidos más cálidos para su prometida. Ella estaba fascinada con la calidad de la tela y agradeció mucho el gesto. Las nuevas prendas le quedaban como guantes a su figura, y eran tan cálidos, ideales para poder moverse mejor por su casa (porque no podía salir, Eric ya había regresado y no le estaba permitido).

Bunny - Reparemos esto!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora