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Un día especialmente frío de otoño llegaron los señores Scotch. Era claro de donde sacó la belleza Marjorine. Su madre parecía una modelo: un porte elegante, rubia platinada y rasgos finos. Pero los ojos celestes como el cielo los heredó su padre. Un hombre serio que se presentó ese día con un apretón de manos firme, mirada severa y crítica. Parecía poder ver tu alma con esa mirada intensa... Y parecía que ningún alma estaba a la altura.

Cuando los hermanos conocieron al señor Scotch les dio la impresión de que Eric y Marjorine solo estaban exagerando, hasta que empezó a conversar con ellos.

Kenny fue presentado como Kenneth McKormick, jefe del taller mecánico. El señor Scotch parecía complacido, pues gracias a su gestión el taller estaba siendo más redituable. Luego consultó por Karen quien, guiada por Marjorine, recitó que por el momento se encontraba ayudando a la dueña de casa pues estaba muy interesada en ser una buena esposa en un futuro.

Grande fue la sorpresa de los hermanos al ver la sonrisa complacida de Christ Scotch.

-¡Esa es la actitud correcta!- dijo sonriendo afable -No hay lugar para mujeres que piensan demasiado. Esta muy bien que sepas cuál es tu lugar en el mundo- Cuando terminó esa oración, se dirigió seriamente hacia su hija -Marjorine Abigail carecía de esa actitud noble de disposición al hogar, tuvimos que ser severo para corregirla-

La pequeña acercó sus manos, dispuesta a frotarse ellos nudillos.

-¡Marjorine Abigail!- alzó la voz su padre, mientras tomaba una de las manos de su hija bruscamente -¿Estas tratando de avergonzarnos? Muestra educación y no frotes los nudillos ¿eres una aldeana, acaso?- Luego exhaló -Eso pasó porque su madre era muy blanda con ella...-

-Señores Scotch, por favor pasemos a la sala, así se podrán cómodos mientras las damas hacen sus labores ¿Gustan un licor, para celebrar su visita?- Dijo Eric. Ese instante fue aprovechado por Marjorine para tomar una de las maletas de sus padres, la otra fue llevada por Karen hacia la habitación de huéspedes.

Linda y Christ se sentaron en el sillón, Eric fue a la licorera a prepara rlas bebidas, mientras que Kenny se quedó con los padres de Marjorine.

-Debo admitir que la casa esta bastante impecable- mencionó Christ, mientras recorría la habitación con la mirada -Parece que mi hija finalmente esta haciendo algo de provecho-

Kenny solo escuchaba lo que hablaba el señor Scoth sonriendo, mientras se mordía la lengua para no contestarle. ¿Cómo era posible que hablara tan sueltamente sobre Marjorine? La manera en que hablaba de su hija era completamente lejana de la persona que era ella. Era un ángel divino que siempre daba lo mejor de ella en cada cosa, y sin embargo, sólo en 20 minutos, el señor Scotch encontraba manera de hablar como si ella fuera insuficiente, como si todo lo que hiciera fuera malo, incorrecto o deficiente.

-Christ- escuchó a Cartman, mientras le pasaba un vaso de vino a su suegro -Linda- le ofreció una copa, que fue interceptada por el hombre.

-Lamentablemente Linda es abstemia- rechazó cortésmente Christ. Ella solo asintió con un movimiento de cabeza.

¿Linda Scotch era muda? El único que hablaba era Christ. Luego Kenny notó que, desde que ellos entraron al hogar, la pequeña no había dicho palabra. Y Cartman parecía tan tranquilo, solo le daba la atención al señor Scotch, conversando como grandes amigos.

-Eric Theodore- empezó el señor Scotch, mientras bebía de su vaso -Realmente me parece una mala decisión que tengas a Kenneth y a su hermana viviendo en tu casa. No me parece que vivan dos hombres solteros con dos jovencitas solteras, eso desvirtúa el honor de las damas-

Bunny - Reparemos esto!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora