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— Deberías descansar— una taza de chocolate caliente se hizo presente frente a mi.

Dió la vuelta el asiento de mi escritorio y me dió la taza de chocolate en mis manos.

Cuando llegue aquí Minho y yo no nos podíamos ni ver, éramos dos personas que solo vivían juntas pero nunca llegaron a tener alguna comunicación entre si. Minho era el típico chico que no le importaba nada, simplemente estudiar.

Con el paso del tiempo fuimos entablando un vínculo amistoso, dándonos cuenta que ambos tenemos una personalidad similar y eso fue lo que nos hizo cercanos.

Quien iba a pensar que durante cuatro meses aquí nos llevaríamos como dos hermanos que crecieron juntos, prácticamente el sabe todo de mi como yo de él.

Mejores amigos, es la palabra que nos define.

En mi rostro apareció una sonrisa acompañada con algo de cansancio.

Estaba en el escrito sentada desde que me levanté y acabe de desayunar. Todavía no acababa y estaba a mitad de todo el proyecto que mi maestro me había dejado.

— ¿Te falta mucho? — negué.

Hizo un puchero tratando de hacerme sonreir.

Me di un sorbo a la taza de chocolate caliente y seguí haciendo mi proyecto.

Minho estaba acostado boca arriba sobre mi cama mientras en sus manos estaba su teléfono celular.

Puso un poco de música para tratar de quitar el silencio que no era para anda incómodo.

Después de dos horas más había terminado mi trabajo por completo.

Minho se había quedado dormido plácidamente en mi cama acompañado de uno de sus gatos.

Lo moví levemente para que pueda levantarse e irse a su cama pero no se movía, lo bueno es que estaba acostado del otro lado de la cama entonces me acomode a su lado y también dormí las dichosas cuatro horas que me quedaban.

Al siguiente día con algo de esfuerzo me levanté temprano Minho todavía seguia dormido y no me moleste en despertarlo, hice el desayuno y salí temprano al la universidad para presentar el trabajo pronto y poder salir a mis merecidas vacaciones.

Dos años más y terminaría mi carrera.

Minho 🍁
Dime qué te fuiste desayunando.

Rei ante si comentario, siempre se preocupaba por mi y no me dejaba ir a la universidad si antes haber desayunando bien. Tampoco mentiría Minho es un gran cocinero.

Le respondí un si y seguí a la siguiente clase que me tocaba.

Después de obtener los resultados de mi trabajo salí con una sonrisa en mi rostro, Minho me esperaba fuera del lugar.

Reí al ver a todas mis compañeras y la mayoría de las chicas viendo cómo Minho llegaba.

Con su rostro pedía ayuda, pues no soporta tener la atención de todos y mucho menos de chicas que solo lo quieren por su belleza.

Después de llevarme muchas miradas de desaprobación por parte de las chicas me subí al auto y puso en marcha dirigiendonos al departamento que compartimos juntos.

—¿Quieres comer? — asentí con una gran sonrisa en mi rostro.

Tenía ganas de un bulgogi y fritada de pollo. Que venden en un lugar no tan lejos del departamento.

Después de llegar al establecimiento y pedir nuestra comida nos dispusimos a conversar un poco sobre nuestro día.

— Me aceptaron en la agencia — dijo con una gran alegría.

Minho se estaba preparando para ingresar a una agencia de entretenimiento dónde puede lograr su sueño de ser cantante. Los anteriores días se ha dedicado en practicar su baile y su canto. Tiene un falsete que logra impresionar a cualquiera y estaba segura de que odia entrar sin ningún problema.

Pero mi sonrisa se fue apagando conforme me ponía a pensar en las cosas, Minho se iría y yo prácticamente me quedaría sola en el departamento, bueno, sus gatos me harían compañía pero no era lo mismo.

— Me alegro por ti, hay que celebrar— dije con alegría. Minho ya era mayor de edad — presione el botón de la mesa y ordene una botella de soju con dos vasos.

Me miró con el señor fruncido y después negó con la cabeza.

— Tu — me miró — no puedes tomar, eres una menor.

Está vez yo le mire con el seño fruncido y le suplique porque me deje tomar un poquito de soju.

Reordenó otra vez solo pidiendo un vaso con una botella de Soju y un vaso pidiendo para mí un batido de naranja.

La noche cayó y está vez nos dirigimos a nuestro departamento.

Tenía la mente en otro lado, se iría y yo no podía acompañarlo.

Al llegar pude ver cómo Minho iba a su habitación y comenzaba a empacar sus pertenencias en un sabana, llevaba dos paquetes asi.

— ¿Cuando te irás?— mi tono sonó apagado pero no era porque no me gusta la idea que el este en la empresa, me agrada, solo no quiero que se vaya y me deje sola.

— Mañana — mis ojos se llenaron de lágrimas.

Me senté en el sofá e inmediatamente me rodeo con sus brazos hundiendo su cabeza en el hueco de mi cuello.

— Tranquila, no me olvidare de ti — beso mi frente — dijiste que después de acabar con tus estudios irías a Seúl, te esperaré allá. Nos veremos dentro de poco.

— Poco para ti es dos años — pregunté pero más sonó como una afirmación.

— Ay, entrenaré dos años y tú ya estás acabando con tu carrera, para cuando vayas yo habre debutado.

Sonrió, y yo también lo hice, tenía razón, todavía había tiempo para vernos pero cuando el debute tendrá menos tiempo que ahora.

Es mi amigo y lo apoyaré después de todo.

— Bien, entonces veámonos dentro de dos años — sonreí — suerte Lee know .

— Ocuparé ese apodo como artista — le di un último abrazo y cada uno fue a su habitación.

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𝒀𝒐𝒖 𝒄𝒂𝒏 𝑺𝒕𝒂𝒚; 𝔹𝕒𝕟𝕘 ℂ𝕙𝕒𝕟 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora