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Alicia.

El nerviosismo me invadía mezclado con la expectativa y recorría de a poco mi cuerpo, torturando cada centímetro mientras los refugiados, tras ser organizados y equipados correctamente con los implementos necesarios nos seguían a través de un túnel metálico y estrecho. Sentía como comenzaba a tragarme sin control conforme continúo caminando, capturando cada sombra en las curvas paredes en las que la oxidación cada vez se acumula mucho más.

La idea era salir directamente por la entrada del edificio y cruzar todo el camino que rodea los campos de cultivo tal como se había previsto. Sin embargo, de eso parecieron encargarse los demás comandantes al poner en funcionamiento nuevamente aquel túnel que había sido clausurado tras un fracaso en la reforma de este lugar para evadir el peligro. Así es, querían expandirlo, pero mis propias dudas me llenaban, pues ¿para qué un túnel tan largo cundo era una expansión?

Suspiré olvidando el tema mientras continuaba apretada contra el traje y la masa de cuerpos humanos en movimiento a mi alrededor, sintiendo el peso del metal sobre mi mano caer nuevamente como si fuera la primera vez que cargaba un arma entre mis dedos. Arrugué la nariz mientras con paso mecánico continuaba movilizándome por el túnel en un intentando apaciguarme y no ser un impedimento para continuar a la salida. Posiblemente todo sería un desastre, aquello ya lo sabía por la falta de revisión entre los horarios para asegurar el punto exacto en el que todo se encontrara despejado, mas poco podíamos hacer, el refugio estaba fuera de funcionamiento y sería una misión suicida arriesgarse a permanecer en este lugar o permitir si quiera que alguien lo habitase.

—¡Alto! Ahora abandonaremos el refugio. Por favor estén alertas, no hemos monitoreado adecuadamente a causa de la explosión los horarios viables y es muy probable que no sean favorables. —La voz de Russo se levantó e hizo eco por las paredes del túnel. —¡Permanezcan con su grupo correspondiente e intenten no perderse, por favor!

Pude captar cómo un niño pequeño ubicado a un costado me dedicaba una mirada reticente y recelosa. Confundida, intenté mantener la calma dentro de la situación en la que abundaba la histeria. No podía gritarle a un pequeño que no sabía qué suerte le esperaba antes de probablemente no verlo nunca más, posiblemente sería la última vez que tuviera la oportunidad de compartir un momento con aquel chico que no conocía de nada pero que se mantenía bajo mi cuidado, aunque dudaba un poco de tener que aceptar aquella mirada.

—Hey, todo estará bien, solo ten mucho cuidado y permanece cerca de los tuyos. —Le pasé la mano ligeramente por la cabeza, recibiendo en cambio una pequeña sonrisa mientras asentía y miraba a otro lado, avergonzado por lo anterior. Mis ojos enrojecieron casi de inmediato; este niño acababa de confiar en solo mis palabras mientras que yo dudaba hasta de cada respiración que tomaba.

Di un pequeño suspiro e inhale profundamente intentando capturar todo el aire "fresco" que aún se movilizaba con libertad sobre el túnel y que pudiera aguantar, sintiendo repentinamente el aire helarse tan pronto como nos detuvimos en frente del área clausurada, el área que aguardaba de alguna manera una salida segura después de haber caminado casi dos horas y media, calentándonos con el calor que cada cuerpo desprendía a nuestro alrededor.

Después de varios segundos una pesada compuerta logró ceder, produciendo un pequeño click y explotando murmullos combinados casi inaudibles de la masa a mi alrededor.

Mordí mi labio inferior con fuerza haciéndolo sangrar por poco mientras sentía una pequeña punzada en este. A pesar de que me consideraba valiente o un poco en su medida los nervios podían conmigo a una rapidez inigualable, no sabía que hacer con respecto a ellos.

Un pequeño tirón en mi diestra me hizo virar en su dirección, casi clavando la mirada en unos ojos entre la oscuridad. Iba a dar un pequeño paso atrás, asustada y abrumada por cada sensación, sintiéndome repentinamente vulnerable, mas me obligué a ver aquellos ojos con iris de diferente color, capturando rápidamente la mirada que estos me daban y sonriendo aliviada segundos después mientras daba un paso hacia Acfred tan pronto como el nudo en mi garganta pareció aflojarse.

ToxicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora