Toxicidad

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➥ Alicia.

Puedo decir que todos los días dentro del refugio han sido iguales, que ya me he cansado de lo repetitivo que resulta vivir en este lugar subterráneo, pero no es así.

Cada día resulta diferente, las clases varían, ingresan nuevos sobrevivientes que se unen a distintas actividades del refugio, existen grupos de apoyo, labores sociales, trabajos en el zoológico y algunos otros voluntarios en el comedor, separando latas y sirviendo distintas comidas a los ancianos pues ellos comen a un horario distinto, al igual que se ubican en una sección distinta. Quizás llegue a conocer todo del refugio y en unos días pueda aburrirme del todo, pero por ahora aquello está completamente cubierto.

A cierta hora mis manos están cubiertas por una fina capa de tierra y hierba de tonalidades verdosas, todas a causa del trabajo en las zonas de cultivo del refugio, existen distintos administradores de estas de los cuales se necesita cierta autorización para formar parte, pues esto se convierte poco a poco en una labor. Los horarios de las clases han cambiado a causa de mis labores, pues los distintos administradores de las actividades y clases semanales organizan los horarios constantemente, de este modo, los fines de semana incluyendo los festivos han quedado dispuestos a descanso y trabajos para el refugio, todo esto a causa de mi necesidad de obtener cada vez mas información y conocimientos sobre el lugar en donde estamos.

La única protección sobre mis manos son unos ligeros guantes de cuero oscuro dispuestos especialmente para jardinería, en mi mano derecha hay unas pinzas y en la izquierda una canasta de madera.
He pasado la mañana y gran parte de la tarde en esto, sirviendo comidas a los ancianos, ayudándoles a ingresar a sus edificios correspondientes y cuidando de los animales, todo esto en un sábado, hasta casi las seis de la tarde.

Me he duchado por las labores del día, es mi segunda ducha, aunque sé que tan solo me tienen permitida una, pero normalmente una más no generaría tanto gasto teniendo en cuenta la duración de las demás cuando me encuentro considerablemente limpia del día anterior a causa de que en ciertas ocasiones tengo días libres, por lo que hoy no puedo negarme una ducha, intento organizar las labores para evitar verme mal con los ancianos o que ellos puedan ver desde sus asientos en el comedor que una joven sucia les sirve sus comidas diarias, así nunca tendrían ganas de ingerir alimento alguno y su salud empeoraría.

Salgo de la ducha con ropa limpia y esta vez cepillando mi cabello. Me he limitado a aprovechar la cantidad de aire que es permitido por el pequeño tragaluz en la pared que ya no posee vidrios en su totalidad para permitir la correcta ventilación del baño cuando se utilice el agua caliente para secar mi cabello corto.
Creía que me iba a encontrar con una habitación vacía, o al menos con distintos chicos recostados en sus camas leyendo libros o durmiendo. Son cerca de las siete de la noche, no tardará en terminar la cena que yo ya he tomado antes de tomar una ducha. No puedo negar que he guardado comida en una taza del mercado y jugo de naranja en un termo para más tarde, pues tengo en cuenta que no voy a regresar al comedor a tiempo después de la ducha, podría calentar la comida por el microondas de la habitación.

El dinero que puedo gastar de manera moderada en el mercado viene a través de ciertos trabajos diarios. Hay una paga y es suficiente para realizar distintas compras personales, aunque nada extravagante, claro está. Estar en un refugio del gobierno es algo extraño, ¿Y si las personas del gobierno en vez de estar ayudando al país están tomando té o jugando bolos en sus mansiones sin preocuparse por la gente que muere fuera?, es muy probable, todo esto es culpa de ellos.

Tres toques se dan a la puerta de madera que marca la entrada de la habitación, nos han enseñado los distintos toques para personas en el refugio; tres toques para oficiales, un toque para refugiados, cuatro toques para las comidas (en caso de que alguien hubiera quedado dentro) y dos toques para inicio de clases o labores.
Esta vez, lógicamente, un oficial se encuentra al otro lado de la puerta, por lo tanto acaba de anunciarse y tengo que reaccionar para abrir la puerta.