7

1.7K 98 0
                                    

Tras varios días agotadores pero emocionantes, por fin es viernes, y mi primera semana de facultad está a punto de terminar. Bastante satisfecha con cómo ha transcurrido ésta, tengo pensado quedarme a ver  unas pelis en el cuarto, ya que Mica seguramente se irá de fiesta y yo podré estar tranquila. Tener el programa de todas mis clases me facilita las cosas, y puedo adelantar mucho trabajo. Cojo mi bolsa y salgo temprano para ir a buscar un café que me aporte una inyección de energía adicional para recibir el fin de semana.

—Eres Brisa, ¿verdad? —dice una voz masculina que tengo detrás en la
cola de la cafetería.

Al volverme veo al chico alto y flaco de la fiesta. Si no recuerdo mal, Mica lo llamó Pedrito.

—Sí, así me llamo —respondo, y me vuelvo de nuevo hacia el mostrador
en un intento de evitar establecer más conversación.

—¿Vas a venir esta noche a la fiesta? —pregunta.

Debe de estar burlandose de mí, de modo que, suspirando, me vuelvo de
nuevo y estoy a punto de negar con la cabeza cuando añade:

—Deberías. Va a ser genial.

Me quedo parada un instante, pero sacudo la cabeza y contesto:

—Lo siento, tengo planes.

—Vaya. Sé que Lucas quería verte. —No puedo evitar reír al oír eso, pero
él sólo sonríe—.¿Qué? Justo ayer estuvo hablando de ti.

—Lo dudo mucho... pero, aunque así fuera, no me interesa—le digo, y su
sonrisa se intensifica.

—Qué pena, podríamos haber tenido una doble cita —dice de manera
ambigua, y yo doy gracias a Dios para mis adentros cuando el camarero me pregunta qué quiero.

Con las prisas, cojo la taza demasiado rápido y un poco de café se derrama
por el borde y me quemo la mano. Maldigo entre dientes y espero que ésta no sea la tónica general de mi fin de semana.

Pedro se despide de mí con la mano y yo sonrío amablemente antes de marcharme. Sus comentarios se repiten en mi cabeza. ¿Una doble cita con quién? ¿Con él y Angie? ¿Están saliendo de verdad?

Por muy agradable y atractivo que sea lucas, estoy segura que no me atraen ese tipo de chico, aunque no se cual exactamente es mi tipo.

Tras mi incómodo encuentro con Pedro, mi día mejora.
Marti y yo habíamos hecho planes de empezar a quedar en la cafetería antes de las clases que tenemos en común, de modo que ahí está, apoyada contra la pared de ladrillo. Cuando me acerco, me recibe con un fuerte abrazo.

—Hoy tengo que irme a la media hora de empezar la clase. Se me olvidó
decirte —dice.

—¿Y eso porqué?

—Cosas de papá, ya sabes como es

Me alegro de que vaya a visitar a su padre, pero detesto la idea de pasarme la clase de literatura británica sin ella, y con Angie, si es que aparece. El miércoles no vino,
aunque tampoco es que estuviera pendiente de si venía o no.
Me vuelvo hacia ella.

—¿Tan pronto? Si acaba de empezar el semestre.

—Es su cumpleaños, y hace meses le prometí que estaría allí — dice encogiéndose de hombros.

En clase, Angie se sienta a mi lado pero no dice nada, ni siquiera cuando, como me había anunciado, Marti se marcha a los treinta minutos, cosa que de repente acentúa la presencia de Angie en el asiento contiguo.

—El lunes empezaremos con Orgullo y prejuicio de Jane Austen —anuncia
el profesor Hill al final de la clase.

Incapaz de ocultar la emoción, estoy casi segura de que se me ha escapado
un alarido de alegría.

He leído esa novela al menos diez veces, y es una de mis favoritas.
Aunque no me ha dicho absolutamente nada durante toda la clase, Angie camina muy cerca de
mí. Juro que sabía lo que iba a decirme al ver esa socarrona mirada en sus ojos.

—Deja que lo adivine —dice—: estás perdidamente enamorada del Señor Darcy.

—Todas las mujeres que han leído la novela lo están —contesto sin mirarla a los ojos.

Llegamos a una intersección y miro en ambas direcciones antes de cruzar la calle.

—Por supuesto que sí —se ríe, y continúa siguiéndome por la bulliciosa acera.

—Seguro que eres incapaz de comprender el atractivo del señor Darcy — replico.

—¿Un hombre rudo e insufrible convertido en un héroe romántico? Es absurdo. Si Elizabeth tuviese algo de sentido común, lo habría mandado a la mierda desde el principio.

Me echo a reír ante su elección de palabras, pero me cubro la boca y me
detengo. La verdad es que estoy disfrutando de nuestra pequeña discusión, y de su presencia, pero
sólo es cuestión de tiempo —tres minutos, con un poco de suerte— hasta que diga algo inconveniente. Al levantar la vista veo su sonrisa y no puedo evitar admirar lo hermosa que es.

—¿Estás de acuerdo en que Elizabeth es una estúpida? —Enarca una ceja.

—No, es uno de los personajes más fuertes y más complejos que jamás se
hayan escrito —digo en su defensa, usando las palabras de una de mis películas favoritas.

Ella se echa a reír de nuevo y yo también. Pero al cabo de unos segundos, al sorprenderse riéndose
a gusto conmigo, para de repente y sus risas se disipan. Algo destella en
sus ojos.

—Ya nos veremos, Brisa—dice, y a continuación da media vuelta y desaparece en la dirección por la que hemos venido.

«Pero ¿qué le pasa?», me digo.

Al llegar a mi habitación, Mica se está preparando para otra fiesta, e
imagino que es la que Pedro me ha comentado, en la casa de la fraternidad de Angie. Entro en la página de Netflix y echo un vistazo a las películas.

—Venga, vente —dice Mica—. Te prometo que no pasaremos allí la noche esta vez. Vente aunque sea un ratito. ¡Ver películas sola en esta pequeña habitación será aburrido! —lloriquea, y yo me echo a reír.

Sigue rogándome mientras se arregla el pelo y se cambia de ropa tres veces
hasta que se decide por una remera blanca.

—Ya... —digo para contentarla.
Pero entonces, la pantalla de mi portátil se queda en negro de repente. Le doy al botón de encendido y espero... y espero. Nada, la pantalla sigue en negro.

—¡¿Lo ves?! Eso es una señal de que tienes que venir. Mi portátil está en
el apartamento de Kevin, así que no puedo prestártelo. —Sonríe con malicia y se atusa el pelo de
nuevo.

Al mirarla, me doy cuenta de que en realidad no me apetece quedarme en el cuarto sola sin nada que ver ni hacer.

—Vale —digo, y mi compañera empieza a brincar y a dar palmas de alegría—. Pero nos iremos antes de la medianoche.

A blue-haired girl|| BRIANGIE (Adaptación) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora