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No tengo ni idea de qué estoy haciendo, pero no puedo evitarlo. Cuando mis labios tocan los de Angie, siento cómo ella inspira súbitamente, atónita. Sus labios saben tal y como había imaginado.

Percibo el leve toque a menta en su lengua cuando abre la boca y me besa. Me besa con ganas. Su lengua cálida lame la mía. Siento que me arde todo el cuerpo; nunca había sentido algo así. Levanta las manos y recoge entre ellas mis ruborizadas mejillas antes de bajarlas hacia mis caderas. Entonces se aparta un poco y me da un leve beso en los labios.

—Bri —exhala, y vuelve a pegar rápidamente la boca contra la mía y a introducir su cálida y deliciosa lengua en ella.

El sentido común me ha abandonado; la agradable sensación se ha apoderado de todo mi ser.

Angie tira de mis caderas para acercarme a ella y se tumba sobre la cama sin interrumpir nuestro beso. Sin saber muy bien qué hacer con las manos, las pego contra su cuerpo y dejo que asciendan por su torso. Le arde la piel y su pecho sube y baja violentamente a causa de su agitada respiración.

Aparta la boca de la mía y yo expreso un quejido ante la falta de contacto, pero antes de que me dé tiempo a protestar, empieza a besarme el cuello. Sus dientes se aferran a mi clavícula y gimo. La intensa sensación recorre todo mi cuerpo cuando comienza a la merme suavemente. Sentiría pudor de no estar tan embriagada, por Angie y por el alcohol. Nunca había besado a nadie de esta manera.

—Angie..., para —digo, pero no reconozco mi propia voz. Es grave y
rasposa, y tengo la boca seca.
No se detiene.

—¡Angie! —repito, esta vez con voz clara y firme, y entonces me suelta
el pelo. Cuando la miro a los ojos, veo que están más oscuros, aunque ahora parecen más cálidos, y sus labios están más rosados e hinchados de besarme—. No podemos hacerlo —digo.

Aunque en realidad quiero seguir besándola, sé que no puedo hacerlo.
La calidez de sus ojos desaparece. Entonces se incorpora y me aparta hacia el otro lado de la cama. «¿Qué acaba de suceder?»

—Lo siento. Lo siento —digo, pues es lo único que se me ocurre. Noto que
el corazón me va a estallar en cualquier momento.

—¿Qué es lo que sientes? —dice, y se acerca a su armario.

Saca una short y se lo pone. Me pongo colorada y aparto la vista.

—Haberte besado... —contestó, aunque una parte de mí no quiere disculparse por ello—. No sé por qué lo he hecho.

—Sólo ha sido un beso; la gente se besa sin parar —me suelta.

Por alguna razón, sus palabras hieren mis sentimientos. Aunque en realidad me da igual que no haya sentido lo que he sentido yo... «¿Qué he sentido?» Sé que no me gusta de verdad. Sólo estoy borracha, y ella es bastante atractiva. Ha sido una noche muy larga y el alcohol ha hecho que la bese.

Algo en el fondo de mi mente se esfuerza por contener unos pensamientos que dicen lo mucho que deseaba que eso sucediera. Pero es que estaba siendo muy agradable, por eso ha sucedido.

—¿Te importaría que esto no saliera de aquí? —pregunto.

Me sentiría humillada si se lo contara a todo el mundo. Yo no soy así. Yo no bebo.

—Créeme, yo tampoco quiero que nadie se entere de esto —me espeta—. Deja de hablar de ello.

Su arrogancia vuelve a hacer acto de presencia.

—Vaya, veo que vuelves a ser la de siempre.

—Nunca he sido otra persona. No vayas a pensar que porque me has besado, básicamente en contra de mi voluntad, ahora tenemos alguna especie de vínculo.

A blue-haired girl|| BRIANGIE (Adaptación) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora