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Angie me mira. Es una mirada agresiva pero vacilante.

-¿Por qué me preguntas esto?

-No lo sé... Porque yo sólo he intentado ser amable, y tú no paras de mostrarte grosera conmigo.

-Y entonces añado-: Y la verdad es que había llegado a pensar que podíamos convertirnos en buenas amigas. -Sé que suena tan estúpido que me pellizco el puente de

la nariz con los dedos

mientras espero una respuesta.

-¿Nosotras? ¿Amigas? -Se echa a reír y levanta las manos-. ¿Acaso no es evidente por qué no podemos ser amigas?

-Para mí, no.

-Bien, pues, para empezar, tú eres demasiado estirada. Seguramente te habrás criado en la típica casita perfecta de revista, idéntica al resto de las viviendas del

vecindario. Tus padres te compraban todo lo que querías y nunca tuviste que anhelar nada. Con tus

estúpidas faldas plisadas...,

en serio, ¿quién se viste así con dieciocho años?

Me quedo boquiabierta.

-¡No sabes nada de mí, estúpida condescendiente! ¡Mi vida no ha sido así en absoluto! Mis padres estaban solos, tuvieron que arrancar sin nada, tuvieron que pencar de lo

lindo para que yo pudiera ir a la Facultad. Empecé a trabajar en cuanto

cumplí los dieciséis para

poder ayudarlos a pagar las facturas, y resulta que me gusta mi ropa. ¡Lo

siento si no visto como una

puta, como todas las demás chicas que te rodean! ¡Para ser una persona que

se esfuerza tanto en

destacar y en ser diferente, juzgas con demasiada ligereza a los que son

distintos de ti! -le grito, y

siento que las lágrimas inundan mis ojos.

Me vuelvo para no darle el gusto de verme de esta manera y veo que sus

manos forman puños.


Como si le cabrease lo que acabo de contarle.

-¿Sabes qué? De todas maneras, no quiero ser amiga tuya, Angie -le


digo, y alargo el brazo

hacia el pomo de la puerta.

El vodka que me ha envalentonado también me está haciendo sentir lo


triste de esta situación, de

nuestros gritos.

-¿A dónde vas? -pregunta ella entonces. Su carácter es tan impredecible,

tan variable.

-A la parada del autobús para volver a la residencia, y no pienso regresar


aquí jamás. Estoy

harta de intentar hacerme amiga vuestra.

-Es demasiado tarde para coger el autobús sola.

Me vuelvo de nuevo para mirarla.

-No estarás intentando actuar como si te importase lo más mínimo que


pueda pasarme algo,

¿verdad? -Suelto una carcajada. Su tono no para de cambiar.

-Yo no he dicho eso... Sólo te lo estoy advirtiendo. Es una mala idea.

-Bueno, Angie, pues es la única opción que tengo. Todo el mundo está

A blue-haired girl|| BRIANGIE (Adaptación) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora