(✓) ⿻ after him, josh richards.

𝟭𝟮. ━━ 𝖺𝖿𝗍𝖾𝗋 𝗁𝗂𝗆.

Mamá me ve y me seco rápidamente las lágrimas, pronto podré llorar todo lo que quiera en mi cuarto.

—¡¿Qué te pasa?! —grita, esa pregunta también me la he hecho yo; ¿qué me pasa?

—Nada, mamá, se me hizo tarde, lo siento. —mi argumento es estúpido a muerte.

—¿Se te hizo tarde? ¡¿Qué se te hizo tarde?! ¡Por favor! _____!  No soy estúpida, ¡no puedes decirme que se te ha hecho tarde cuando sales de la preparatoria a las tres y media de la tarde y llegas a las nueve de la noche!

—Tengo diferentes horarios. —al menos eso es algo más razonable.

—¡Pero, por favor! ¡Una chica no sale a las nueve de la noche a menos que vaya en la tarde!

—¡Basta! ¡No quiero escucharte! —interrumpo.

—¡Te he dicho que no salieras con quien sea que ibas a salir y me has desobedecido! ¿Quién eres y dónde está mi hija? Ella siempre me hacia caso.

—¡Ya, déjalo! ¡No quiero que me hables, no hoy, prohíbeme lo que quieras, pero no me grites mas! —espeto. Lo digo en serio.

Subo las escaleras corriendo y me encierro. Tal vez Josh y su maldita apuesta no sea la única cosa por la que ya esté llorando, sino también mi mamá.

[*******]

A la mañana siguiente, me visto como lo he hecho los últimos días y me hago una cola de caballo. Mis ojos se ven terribles, se ven hinchados y un poco rojos. No me importa mucho.

Me salgo de casa antes de que mi madre se despierte y empiece a regañarme, otra vez.

Al llegar, Josh no está y me siento feliz por eso. 

«Me besa para ganar una apuesta que no tenía ni una recompensa».

Es mas, casi me viola ayer.

JOSH RICHARDS

—Vamos, Josh, ¿te ha estado gustando Hayes? —Nessa levanta una ceja y se vuelve a alborotar su cabello castaño con estenciones.

¡No! ¿De dónde sacas eso? —pregunto. La verdad no sé si sea verdad.

—Has estado saliendo con ella, ayer... casi todos los días. 

—Pues, nada mas... no tiene nada de malo...

—Te está gustando, yo sé lo que te digo, y porque lo digo. —me guiña un ojo. Y sonríe.—. ¡Oh, por Dios! ¡Te estas enamorando de ella! —grita con supuesto dramatismo.

—Jamás me gustaría Hayes. Mucho menos me enamoraría de ella. —aseguro.

—Claro que sí, ¡mírate! Ya nos tienes muy abandonados, no pasas tiempo conmigo para nada, como solíamos hacer antes. Cada viernes yo terminaba en tu cama enredada por tu brazo. Ya no hacemos eso, y lo extraño... —dice. 

—¿Ah, si?

 —Sí, claro.

 —Pero no estoy enamorado de ella. —digo cambiando de tema. 

—Apuesto que dentro de algún tiempo acabarás completamente enamorado de ella. Y ella de ti, te lo entregará todo, sabes a lo que me refiero cuando te digo todo.

¿Hacemos un trato? Tú debes de hacer que se enamore de ti, pero tú no de ella. Te metes entre sus piernas y las haces ansiar más y más y cuando lo consigas, ganas lo que quieras. —propone. 

La idea suena espantosa pero igual no es tan terrible 

—Pero, si te enamoras de ella, pierdes todo y en algún momento se lo contarás. —sonrié con malicia—. Y pues, si pierdes, no ganas nada. —hace puchero.

Asiento, tal vez ella jamás se deba enterar.

—Muy bien, ahora, cambiando de tema, mañana ya es viernes, deberías traer a tu bruja... perdón, a tu niña hermosa. Y hacerlo esa misma noche.

—No creo que sea buena idea, esta enojada. No es que me importe mucho, pero aparte no puedo hacércelo mañana, no la conozco bien, y ella tampoco querrá. Basta con el maldito trato. 

—Muy bien, pues... te espero ahí entonces. —sus manos viajan por mí cuello, me apega hacia sí. 

Se separa y se va.

¿Será bueno hacerle eso a ______ Hayes? No es que ella me importe. Pero... bueno, da igual.