Estamos a días de que llegue aquella época en la que vez a montones de chicos de tercer y sexto año correteando profesores con dinero en la mano, de ver gente llorando por los pasillos por estar perdiendo sabrá Dios cuántas materias, de admirar bellos suéteres tejidos a mano de todos los colores debido al evidente descenso de la temperatura, admirar chispitas blancas que caen del cielo como arte de magia...estamos a días de salir del colegio.
Pero esto no significa que en L.A.S. las actividades hayan dado su final, al contrario. En esta ocasión toda secundaria se encuentra preparándose para el concurso de las caravanas. Consiste que cada generación tiene que crear una representación de un país que se asigna aleatoriamente y aquel que lo haga con mayor contenido del país y sobre todo con más alegría y entusiasmo será el ganador. Para nuestra suerte nos ha tocado uno repleto de fiestas y alegría: Brasil. El año pasado fuimos campeones de esta competencia, admito que todo gracias a la Srta. Henderson. Este año ella iba a ser homenajeada así que no podría ser nuestra mentora, pero de todos modos ella nos brindaba su apoyo. Al principio de la organización la gente no cooperaba -como era de esperarse-, y por eso sinceramente sentía que ese evento sería un fracaso total para nosotros. Al pasar de las semanas vi que todos los problemas se estaban solucionando y la gente comenzó a poner de su parte, así que esa esperanza por volvernos nuevamente campeones volvía a nacer en nosotros. Pronto todos comenzaron a colaborar y todo estaba al cien por ciento arreglado. La verdad todo me pareció muy bonito cuando lo imaginé en mi mente. Nuestra caravana contaba de tres fases. La primera tenía a una reina y sus princesas bailando zamba, su baile nacional. La segunda tenía un cortejo de damas en trajes lujosos que se movían al ritmo de la música. Y la tercera era el resto que estaban vestidos de colores que homenajeaban la abundante y colorida fauna de Rio de Janeiro, coreando las canciones más comunes en el Mardi Gras.
Ah sí, a nosotros nos tocó representar a Rio de Janeiro, mientras que a los terceros años les tocó Sao Paolo, por lo que teníamos que confrontarnos unos a los otros. ¡Será divertido! Yo soy parte del grupo de las princesas -porque tú sabes que yo nunca me quedo atrás-... es broma, sólo es porque ya tengo los vestidos en mi casa y no tendría que alquilar ni nada.
El festival en sí tiene una Reina Internacional, como le hacen llamar. Este año, como era de esperarse, lo fue la hija de un funcionario de la escuela.
Y no, no es ni guapa ni delgada.
La chica sería acompañan por dos caballeros, y probablemente uno de ellos sea Thiago. ¿Cómo lo sé? Ah no pues, puro presentimiento mío.
En fin, lo bueno de esto es que perderíamos clases y nos pondrían notas adicionales que para algunos significan su graduación. ¡Vaya!
Ashley
Y bueno, el día ha llegado. Obviamente yo me fui a la sección de coros, soy parte del equipo anti-gastos. Además, yo ni siquiera sé bailar. He traído mi ropa puesta ya que la flojera no me permitió traerla aparte, pero así soy yo y no quiero cambiar.
También hay que maquillarse...sí soy modelo en algunos eventos y eso pero... ¡eso no significa que sepa maquillarme! Doy asco con esas brochitas diminutas y ese montón de sombras y...eso. Sólo aprendí -a las malas- a ponerme base y polvo porque un día el maquillista se atrasó y tuvimos que adelantar lo básico.
Por suerte Andrea si es experta en todo eso, así que como hace un mes le prometí que ella me maquillaría. De todos modos, no tenía otra mejor opción.
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El Diario de Mariana
RomanceMariana, una chica como cualquiera, cuenta cómo su vida cambió de rutinaria a una total aventura, todo gracias a sus amigos que la acompañan, y por supuesto a ese chico al que conoció de casualidad, sin ella esperar que ese momento era el inicio de...