Epílogo

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Despertar un 31 de diciembre en Nueva York es algo aún menos planeado que los últimos meses que han pasado, pero al parecer las cosas “improvisadas” resultan ser las mejores. Son las 7 y tantas de la madrugada –como suelo decirle a esta hora- y estoy hablando con varios amigos a través de video llamadas.

Como siempre, todo en mi vida no puede ser color de rosa, así que justo en el momento que Thiago se quiso aparecer por mi habitación Mauro me respondió el tercer llamado por Skype. Él me saludó a través de la pantalla cuando miró que de fondo había alguien muy conocido entrando por la puerta al lado de mi cama. Al ver cómo le cambió el semblante supe inmediatamente la escena incómoda que había montado. Oh no.

-¡¿Y tú qué haces hablando con este?!-me grita Thiago con su enérgico mas no tan grueso tono de voz.

-Ahora hablamos, Mauro-cerré de inmediato antes de que me partieran mi iPad en dos. La dejé en la cama y me paré frente a él lo más retadora posible con mi pequeña estatura.

¿Ahora no puedo saludar a un amigo al que no veo hace una semana?-

-Claro que sí…-dijo haciendo una pausa-¡Pero él no quiere ser tu amigo!-

-Pero si él nunca me ha pretendido… además, ¿si lo hiciera qué? Ese es mi problema-me crucé de brazos.

-Él siempre ha tratado de evitar que me acerque a ti, y sabes que eso no me gusta-comenzó a caminar por el cuarto-Además-se volvió hacia mí aclarando algo-Aquel día en el cine, ¿qué me dices de eso?-

Reí a carcajadas cínicamente. ¿De verdad se iba a poner en plan de retrospectiva? ¡Já!

-Al menos yo no te estoy escondiendo nada…-

-¿De qué hablas?-

-La noche que llegamos al hotel-comencé a decir-te escuché hablando con Sara acerca de que si le gustaría no-sé-qué-cosa a alguien…-

Me miró con una pequeña sonrisa.

-Oh Mariana Guzmán, ¿acaso estás celosa?-

Y bueno, mi plan de discutirle algo a Thiago se había vuelto en mi contra al cien por ciento cuando me sonrojé toda. ¿Habrá pastillas para evitarlo?

-Claro que no…-musité.

Rio a carcajadas y luego se fue, dejándome con la palabra en la boca. ¡CÓMO SE ATREVE!

Esta me la va a pagar, no sé como pero pensaré en algo.

Bueno, mientras iré a arrasar con los waffles en el desayunador.

Bueno, como de nuevo bajé tarde, me tocó sentarme en la mesa donde estaba la mayoría del grupo, justo al lado de Thiago y de Franklin. Todos comían en paz cuando el muy maldito abrió la bocota:

-Oigan, ¿y cuándo van a repartir las invitaciones de la boda?-

-No quiero hablar de eso-dije cortante… claro, estaba cortando los waffles.

-Ay, ¿y a qué viene esto? ¿Qué hizo el imbécil este ahora?-respondió divertido.

Nunca le sigas el juego a un gay, puedes meterte ya sea en una controversia o un paseo turístico por la cárcel.

-¿Podrías cerrar la boca y sólo desayunar?-

Nadie decía nada, pero como dice Enrique Iglesias “esas miradas hablaban más que mil palabras”.

El resto del desayuno fue algo amargo, tanto que dejé los waffles casi enteros en el plato.

A las seis de la tarde fue nuestra presentación, que por supuesto era en conmemoración al Año Nuevo. Hoy como el 25 representamos bailes latinos, pero añadiéndole nuestro toque un tanto más urbano. Hacía un poco más de frío, así que mi sonrisa pasó de ser un aspecto de proyección a mostrar los dientes como lo haría con mi odontóloga, literal.

Como de costumbre Thiago y yo arreglamos nuestro conflicto, ya sabes cómo funciona esto: peleamos y nos arreglamos, nos mantenemos en esa pero nos amamos.

Bueno ya, debo de dejar de agarrar el iPod de mi hermana y escuchar sus canciones.

Andábamos por ahí felices corriendo, tomándonos fotos, entrando a tiendas, bailar en la calle y riendo como drogados en Harlem.

Broma, hasta me dio un hormigueo de sólo pensarlo.

Ya a eso de las 11 volvimos a estar todos juntos por la plaza donde ponían la bola gigante esa, ya sabes, la de año nuevo gigante. Había mucha gente, demasiada la verdad, pero me sentía muy tranquila y feliz de poder estar viviendo una experiencia tan única como estar en ese lugar a esa hora abrazada a este chico que conocí de la manera más ridícula antes vista. Cuando más se acercaban las 12, veía que se ponía como más tenso y hasta algo nervioso, nada normal en Thiago Meléndez

-¿Qué te pasa? Te noto nervioso-dije algo preocupada.

-Oh nada-rio mientras pasó su mano por el cabello. Raro.

-Bueno…dije un poco confundida-.

Pude haber visto toda clase de cosas, pero jamás a él nervioso por algo. Era más de esas personas que te ponían a ti nervioso. ¿Qué estará pasando?

El reloj marcó que sólo faltaban ocho minutos para el nuevo año cuando Thiago se dirigió a mi más serio que nunca.

-Mariana, tengo que decirte algo-.

La verdad es que me preocupó un poco pero decidí escucharlo antes de sacar conclusiones.

-Bueno…como empezar-se rio a lo bajo de el mismo. ¿Eh, okey Thiago?

Ya luego de respirar un poco siguió.

-Este año ha sido muy…diferente. Yo estaba tranquilo en la escuela como siempre cuando te vi de perfil sentada sola afuera, te veías tan linda-sonrió mirando hacia el frente. Yo, me sonrojé un poco.

-Decidí hacer lo posible por hablarte, claro, lo hice de una manera muy estúpida pero me sentí feliz de haberte hablado al menos. Lo demás de la historia supongo que la lo sabes-carcajeó un poco. –Y así fueron los siguientes meses, hablando contigo, conociéndonos, riendo, peleando y si te soy sincero cada día me gustabas un poco más, y eso en mis diecisiete años de vida nunca me había pasado-.

Me conmoví un poco por lo que me iba diciendo, como si me derritiera por dentro. ¿A poco no es lindísimo?

-Y bueno, ¿qué te puedo decir? Este año fue una enorme locura y tenía que agradecértelo en lo absoluto.

-Lo mismo digo-dije sonriendo. Creo que tú también habrás notado que doy asco en las respuestas en momentos así.

-Sí, y el otro año, cuando me gradúe, quiero estar seguro de que mi paso por la escuela haya sido completo y no tenga nada que lamentar. Por eso…- sacó una cajeta brillante de su bolsillo- Quería hacerte una pregunta…- se arrodilló, cuando caí en cuenta que ya faltaban 10 segundos para el año nuevo, pero había todo un círculo alrededor de nosotros.

-Mariana, ¿quieres ser mi novia?-

En ese momento estuve tan sorprendida que no sabía qué hacer y sólo me puse a llorar mientras un muchacho con saco me dio un ramo de rosas rojas.

-¡Claro que sí!-

3...2...1.. ¡Feliz Año Nuevo!

El balón gigante estalló y ambos nos acercamos para empezar el año de la manera más perfecta de todas: con un beso que marcaba el inicio de una nueva etapa.

Mucha gente nos tomó fotos y nos felicitaron, mientras nosotros seguíamos abrazados, como si no estuviésemos en el lugar más ruidoso de la tierra en este momento.

Bueno, esta es la historia de cómo viví seguramente el mejor año de mi vida

Y lo mejor de todo es que puedo revivir esta historia cuando quiera, simplemente al abrir este diario.

Fin.

GRACIASS POR SEGUIRME DURANTE ESTOS 22 CAPÍTULOS Y ALENTARME A NO MANDAR TODO LEJOS Y BORRAR ESTO :´) 

Espero que haya sido de su agrado pasar página por página conmigo :* 

PD. Tengo una amiga (@booksl0ver) que está comenzando su primera novela, se llama "El Tímido.". Les invito a leerla :)

-Astrid

El Diario de MarianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora