Capítulo 4-.

225 20 5
                                    

Querido amigo:

¿Cómo sabes si alguien te está diciendo la verdad? Ojala pudiera tener el poder para la leer la mente. O un detector de mentiras me serviría muy bien. Estos días no he puesto demasiada atención a lo que el maestro de química nos ha explicado. La presencia de mi nuevo compañero de esta materia me pone cada vez más nerviosa. Trato de llegar temprano, antes de que el maestro entre al salón. Y al parecer el extraño, perdón Dane, sabe que quiero llegar temprano pues siempre está el antes de mí. Siempre está ahí sentado con su sonrisa tan peculiar esperándome. Y aunque quiera no pude cambiarme de lugar, porque esa mesa es mi lugar favorito. Llego y me siento a su lado. Alcanzo a oler su perfume de hombre. Me encantan esos perfumes. Y cada vez que me logro acomodar en la silla no me quita la mirada de encima y me dice: ‘‘te ves hermosa’’. La primera vez que me lo dijo me sorprendió mucho y no le conteste nada. -¿te parecería muy atrevido si te invito a una cita?- me dijo. –Creo que tuviste tu oportunidad de invitarme a una cita en el baile, y como no lo hiciste, perdiste tu única oportunidad.- solo hizo que se riera. ¿Por qué todo lo que le digo le causa gracia?  -tienes razón, perdí mi oportunidad. Lo único que me queda es enamorarte hasta que me aceptes una cita.- voltee a verlo y Dane solo subió una ceja. Lo decía tan serio y calmado que me asustaba. –Lo siento pero no creo que lo logres- le dije intentando enfocarme en el libro de química según yo buscando si había dejado alguna tarea el maestro. –Bueno, si no quieres aceptarme una cita que tal si te invito al cine, como amigos.- no podía comprender por qué quería invitarme a salir. Era algo inútil de hacer conmigo. Mi mamá, Raven y otras amigas me cuentan a veces lo horrible que puede ser los hombres con las mujeres. Las llegan a tratar como mierda así que las veces que me han invitado a salir siempre digo que no. Puede que sea muy insegura o es solo que no quiero que un hombre juegue conmigo. –Y según tú, ¿desde cuándo somos amigos?- no quería verlo a los ojos, así que no aparte mi vista del libro. – Yo pensaba que desde el baile éramos amigos, pero si no me consideras tu amigo aunque sea déjame intentar serlo.- es ridículo la facilidad que tiene para hacerme sentir nerviosa. Me quede callada. El maestro llego justo a tiempo para salvarme. Así que tuve que fingir que ya no podía hablar porque el maestro había entrado al salón. El maestro hablaba sobre algunas fórmulas y cosas así. Pero no entendía ninguna palabra que salía de su boca. Dane me toco ligeramente el brazo. Lo vi y el me señalaba un pequeño papel doblado que deslizaba sobre la mesa. Lo tome y un ligero roce de nuestras manos nos hizo volver y encontrar nuestras miradas por un segundo. Empecé a desdoblarlo con mucho cuidado para que nadie se diera cuenta. El papel contenía unos garabatos que al principio eran ilegibles. Pero después pude entenderlo, decía: ‘‘el viernes fiesta en la casa de un amigo a las 8. Me harías el honor de acompañarme?’’ no sabía si contestarle o no. Después de varios minutos pensando me deje llevar y escribí que sí. No se cómo fue pero por el rabillo de mi ojo vi cómo Dane sonreía al ver mi respuesta. Momentos más tarde vi que Dane se inclinaba hacia atrás de su silla y un poco hacia mi dirección.  Cuando el maestro se volteó para escribir algo en el pizarrón, sentí que se acercó más hacia mí y me suspiro algo en el oído: -espero que traigas el mismo vestido, te veías aún más hermosa. Y que no se te olviden tus converse.- percibí su aliento que olía a café. ¿Será que Dane me estuvo espiando durante todo el baile? Creo que en estos últimos días solo he escrito sobre Dane pero es solo que yo nunca había conocido a alguien tan misterioso como él. Podría seguir escribiendo pero escucho en la planta de abajo la puerta principal. El sonido de llaves se escucha y un olor peculiar llega hasta mi nariz. Unos pasos pesados suben las escaleras. Mi padre ha llegado a casa. Casi siempre los padres inundan la casa con su olor a cigarro, o a alcohol, o a sudor o a perfume, dependiendo de cómo sea tu padre. Con respecto al mío, el olor de cigarros es lo que me marea. Quiero seguir escribiendo pero deseo mas estar con mi padre que no lo he visto desde hace dos semanas.

Dear Friend|Dane Dehaan fanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora