Erección (Sebastian Stan x Tom)

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Sebastian siempre se metía en situaciones complicadas, pero de algún modo lograba salir sin quedar mal. Y en vez de dejar de tentar el destino para seguir tranquilo, No, el tipo le sigue jugando a la verga, metiéndose en ciertas situaciones como en la que está ahora.

- Dime si peso mucho, no me ofenderé - pidió el menor que estaba sentado sobre sus piernas. Mirándolo por encima de su hombro con una sonrisa.

Había pocas sillas, y todas estaban ocupadas, por lo que Tom se quedó parado mirando a todos con una mueca de tristeza, esperando que alguien fuera amable y le trajera una silla aunque le hayan dicho que ya quedaba ninguna, todas estaban en uso. El único que se ofreció fue Sebastian, quien le dijo que podía sentarse arriba de él, que no le molestaba. Lo que no esperaba era que el menor fuera tan inquieto, se movía de un lado a otro, a veces se apoyaba contra él. Y sin que se diera cuenta le comenzó a gustar la presión que le daba en la entrepierna el peso del menor, cada que este se movía rozaba de una forma que le enviaba un ligero cosquilleo en su vientre.

— Tranquilo, no pesas mucho.

Si pesaba, pero no demasiado. Era lo suficientemente liviano para poder soportarlo en sus piernas y no acalambrarse.

— Cuidado de no tocar al niño, Stan. Tenemos puesto el ojo en ti — amenazó Robert bromeando.

Varios rieron por el comentario, incluido Holland y él. Pero ninguno de ellos sabia lo que pasaba en la cabeza de Sebastian en ese momento, nadie podía ver lo que estaba imaginando, el como se veía a él tomando al menor y penetrando lo de manera suave para ir volviéndose salvaje. El como quería tomarlo y hacerle de todo menos leerle la biblia.

Pronto sintió a su pene ponerse erecto por culpa de sus pensamientos y los movimientos se Holland. Se removió incómodo buscando una posición donde el contrario no pudiera sentí su erección, pero supo que ya era tarde cuando el chico se puso rigido.

— ¡Lo siento, no fue mi intensión causarte eso! — se disculpó Tom, bajando la cabeza avergonzado sin salir de arriba de las piernas del contrario.

— No te disculpes, yo tendría que pedir disculpas a vos, no debería tener esto, no soy un jovencito que se deja guiar por sus hormonas — le susurraba al oído para que nadie supiera.

Lo sintió estremecerse antes de ver como se volteaba para susurrarle también.

— Podría ayudarte con eso..

— ¿Qué? — preguntó realmente confundido, éste no era el niño que conocía —. No, claro que no.

— Pero quiero ayudarte, yo lo causé ¿Por qué no puedo bajartelo?

Sintió como él comenzaba a mover sus caderas provocándole el mismo cosquilleo de las veces anteriores.
Rápidamente lo tomó por la cintura pars que se detuviera, mal diciendo por dentro haberle ofrecido sentarse allí en vez de darle su silla e irse a sentar en las escaleras.

— Aquí están todos — susurró, había apoyado su mentón en él hombro del menor, sonriendo para no levantar sospechas.

Holland tomó sus manos y las colocó sobre su estómago, obligándolo a que lo abrazara.

— Dentro de cinco minutos saldrá uno de los Russo para felicitarnos, nos invitarán a tomar un trago oara celebrar y esto quedara vacía, ¿Qué dices?

Preguntó el castaño claro, fingiendo reír del chiste que hizo Chris Evans sobre Robert. Apoyando su espalda contra el pecho del mayor para más cercanía.
Sebastian aprovechó que nadie lo miraba para darle un pequeño beso en el cuello al joven.

— Me encanta la idea.

Ships Gays y Raros con Tom HollandWhere stories live. Discover now