capítulo 7

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Dia: Tres semanas 2 días después del atentado

Lugar: Estados Unidos

Parte: Residencia Fernández






¡¡L-lo sentimos!! Escapo no pudimos hacer nada el no estaba sólo sus compañeros tenían armas.. reventaron las llantas del coche. ¡LO SENTIMOS JEFE!. – se escucho decir a aquellos hombres los cuales ya hacían arrodillados mientras pedían clemencia a su jefe el cual para su desgracia no parecía tener intenciones de dejarles vivir, si bien sabían que posiblemente morirían ese día sin contaban con la esperanza de que el chico a un lado de su desalmado jefe le hiciera recapacitar estaban equivocados, demasiado, puesto que este al ver como aquellos hombres le miraban suplicantes este simplemente optó a mirar a otro lado haciendo ver la desesperación y el miedo en rostro de estos.





¿Últimas palabras?, ¿últimos deseos pedazos de mierda?. – soltó por fin aquel chico al cual se le había acabado la paciencia pues bien sabía que si quería que las cosas se hicieran bien el mismo tendría que hacerlas, sin embargo en este caso había preferido mandar a “una pareja de expertos” puesto que el y su novio ya habían llamado demasiado la atención por parte de los medios por lo cual había optado por “tomarse” un peque descanso y dejarlo en manos de los profesionales.







Ninguno de los hombres hablo pues bien sabían que ya de nada servía pedir perdón o rogar los sus vidas puesto que la decisión había sido tomada y si el amante de el jefe no intervenía era por que simple y sencillamente sabía que todo estaba perdido, sin más ambos hombres bajaron la mirada posicionándola en un punto fijo de aquel suelo pulcramente blanco y cerraron los ojos. - bien, si no hay nada que decir. – se escucho un arma siendo cargada, silencio, un seguro siendo quitado, un último silencio que dio paso a  no uno, si no dos disparos y a un montón de sangre salpicando el suelo, a una risa perversa, retorcida sin ningún remordimiento y a unos sollozos ahogado por parte del otro presente, estaba hecho, lo sabía el de gafas si no servían los desechaba cual basura, a todos menos a el, pero sólo era cuestión de tiempo, pensaba, en algún momento hago a lo mismo con el se decía a diario, todo tenía un fin sobretodo con Manuel, un fin el cual sabía que sería de todo menos hermoso.







Bueno, bueno, bueno. Al parecer tu querido amiguito no sólo escapó de mi UNA si no ¡¡DOS VECES!!, ¡y lo que es peor!, ¡al parecer el cabron no está sólo!, ah pero no sólo eso.. Al parecer no son personas comunes y corrientes.. noo, ¡¡esos hijos de perra tienen experiencia en estas cosas!!. – decía el pelirrojo mientras pateaba una y otra vez los cuerpos de los ya difuntos “expertos” mientras que aquel chico de gafas simplemente lo miraba intentando no dejar ver su miedo. – que haremos mi niña, no sólo lo ha escapado, si no que se ha ido literalmente a algún lugar del mundo ¡lo hemos perdido!, no tenemos indicios de a donde ha ido a parar el maldito de Rubén y quien le haya ayudado lo ha hecho mejor que bien ocultando y desapareciendo cualquier prueba o pista para encontrarlo. – Miguel se mantenía en silencio mientras miraba como su pareja poco a poco perdía más y más la cabeza y se sumía en una locura extrema, miraba como poco a poco las piernas de este flaqueaban y llevaba sus manos a su largo cabello naranja rojizo del cual comenzaba a tirar levemente, mientras que una leve pero nerviosa risa brotaba de los labios de este para finalmente llegar a hincarse en aquel líquido rojo y viscoso y abrazar a uno de los cuerpos inertes del lugar.






El amor de su vida estaba completamente loco, Miguel lo sabía, lo supo desde el primer momento en que se dejó engatusar por esto nunca le importó hasta que el pelirrojo decidió que su amigo era un estorbo para la felicidad de ambos por lo cual merecía ser exterminado como la plaga que era, esto lógicamente a Miguel nunca le agradó pues bien Por más que este le jugará amor eterno al pelirrojo de mil y un formas por más que este se entregará en cuerpo y alma al contrario, este aún insistía en que el albino no era más que un estorbo por lo cual merecía morir sin piedad y de la forma más cruel posible, por lo cual Miguel ya cansado de los celos tan tóxicos de su pareja había decidido tomar cartas en el asunto advirtiendo a su amigo de aquel acontecimiento tan “desagradable” que se había llevado acabo, si bien decía que era desagradable no podía negar que se había divertido he incluso le había resultado satisfactorio el poder cargarse a varios de sus compañeros los a cuales les tenía bastante odio he incluso acabar con la escoria homofóbica que se presentaba en dicho lugar pues a pesar de contar con la protección de Manuel había casos en el que este no podía asistir a la universidad y en esos días varios “hijos de puta” aprovechaban para hacerle mil y un maldades al de anteojos.







𝓐𝚃𝙴𝙽𝚃𝙰𝙳𝙾  - 𝕽𝑢𝑏𝑒𝑔𝑒𝑡𝑡𝑎 - (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora