seis. ruleta rusa

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— Ha llegado a su destino.

Joi se bajó del taxi y miró la casa frente a él, estaba frente a la casa de Hank, miró a su derecha, dos  casas más allá se encontraba la casa de Connor.

El coche de Hank estaba mal aparcado frente a la puerta del garaje.

Las luces de la casa estaban encendidas y se escucha la televisión de fondo.

Joi golpeó la puerta con sus nudillos.

— ¡Teniente!— Al no recibir respuesta, Joi tocó el timbre y lo único que se escuchó fue el ladrido de un perro. Joi volvió a tocar.

La androide frunció el ceño y comenzó a buscar una forma de acceder a la casa.

— ¡Teniente!— Joi vio a Hank tumbado en el suelo, con una pistola y una botella. Joi rompió la ventana y se tiró sobre los cristales para acceder a la casa.

El San Bernardo de Hank se acercó a ella.

— H-hola Sumo, ¿ves? Sé tu nombre, vengo a ayudar a tu dueño.— El perro ladró antes de alejarse y volver a tumbarse frente al sofá.

Se acercó a Hank y le dio unos golpecitos.

— Teniente, despierte.— Joi suspiró al no recibir interacción por parte del canoso, se acercó al teléfono fijo y tomó una pequeña libreta donde estaban algunos números telefónicos apuntados, el primero era el de Connor.

— ¿Sí?— La voz de Connor estaba adormilada.

— Necesito que vengas a casa de tu padre ahora.— Un par de minutos después la puerta principal sonó, Sumo ladró mientas movía la cola feliz al reconocer el olor del joven detrás de la puerta.

Joi abrió la puerta y Connor pasó rápidamente.

— ¿Le ha pasado algo?— Connor se acercó a su padre.— Ya veo...— Connor rodó los ojos y se arrodilló frente a su padre mientras le daba golpes suaves en la cara.— Papá despierta... Papá, joder.

— ¿Puedo?— Connor asintió observando a la mujer.

— Espera... ¡¿Has roto la ventana?!

— ¿Cómo querías que entrase?— Se limitó a contestar la castaña.

— Con la llave que hay debajo del felpudo...— Joi carraspeó evitando contestar.— En fin, Cyberlife pagará eso... ¿Cómo ha ido tu día, Joi?

— Bien, supongo.— Realmente Joi había permanecido todo el día en planta de Cyberlife.— ¡Teniente despierte!— Alzó la mano y luego le dio una cachetada en la cara.

— ¡Hey!— Gritó Hank despertando de golpe, su aliento apestan a alcohol.— Déjame en paz, puto androide. Sal de mi puta casa, lata de atún.

— Papá, vamos a levantarte y a llevarte a que te des un baño, porque apestas.

Hank se quejó.

— Tener hijos para esto.— Balbuceó el cincuentón.

— Está bien, a la de tres lo levantamos. ¿Lista?— Joi asintió— una, dos y ¡tres!— con esfuerzo ambos consiguieron levantar a Hank de suelo.

— ¡Sumo, ataca!— El perro ladró entretenido.— Buen chico.

Apoyaron a Hank contra la pared y Joi abrió la puerta del baño mientras Conno vigilaba que Anderson no vomitase.

— Mierda. Creo que voy a vomitar.

Connor se giró hacia su padre asustado.

— Ni se te ocurra.— Connor tomó a Hank y lo arrastró al baño.

— Dejadme solo, no voy a ir a ningún lado.— Hank se agarró del marco de la puerta y Joi dio un tirón que provocó que el hombre soltase el marco de la puerta con rapidez.

El Anderson más pequeño lo empujó a la bañera.

— ¿Qué cojones hacéis?— Preguntó Hank mientras lo dejaban en la bañera.— No quiero un baño, gracias.

Tras intercambiar una mirada con Connor, Joi abrió la llave de la ducha dejando que el agua empapase a Hank.

— ¡Apagadlo, apagadlo!— Pasaron unos segundos de puro silencio y Hank los miró con más seriedad.— ¿Qué cojones estáis haciendo aquí?

Connor la miró esperando una respuesta.

— Han reportado un homicidio hace 43 minutos, no les encontré en el bar de Jimmy así que vine primero a su casa.

Hank bufó mientras su cabeza daba vueltas.

— Joder, debo ser el único policía en el mundo que ha sido asaltado en su propia casa por su hijo y su androide.— Se quejó el hombre.

— Tal vez deba dejar el caso. Se lo darán a alguien más cualificado.— Dijo Joi dándose la vuelta encaminadose a la salida. Hank suspiró.

— El homicidio, ¿qué sabemos?— Connor se sentó en la taza del vater para comenzar a escuchar.

— Un hombre a sido hallado muerto en un prostíbulo del centro. Los reportes dicen que probablemente hay un androide involucrado.

— Sabéis, no me haría mal tomar algo de aire. Hay ropa en mi habitación.

Connor se levantó y acompañó a Joi a la habitación de su padre.

— Haber si encontramos algo decente...— Susurró Connor revolviendo las perchas.

Eso era cierto, sin duda alguna Connor era el que mejor vestía, siempre con vaqueros y camisas ajustadas que marcaban sus músculos.

— Esto valdrá.— Joi tomó una percha al azar y la llevó al baño.

— Dadme cinco minutos.— Conor cerró la puerta del baño y luego caminó al salón con Joi siguiéndolo.

Connor comenzó a recoger mientras Joi curioseba, lo más destacable fue la fotografía de un niño sobre la mesa.

— Joder...— Murmuró Connor con la pistola en la mano, Joi lo miró.— ¡¿Y el jueguecito de la pistola?!

Connor no obtuvo respuesta, pero sabía que su padre borracho era un peligro.

Joi se arrodilló en el suelo frente a Sumo y comenzó a acariciarlo, en el sofá que estaba a las espaldas de Joi, se sentó Connor, quien fingía mirar la televisión.

Aunque en realidad observaba embobado como la androide acariciaba a Sumo.

Ambos parecían haber congeniado al instante.

— Connor, siento haberte despertado así de repente.— Joi se giró hacia él y Connor desvío la mirada sonrojado. ¿Por qué demonios era tan dulce?

— Tarde o temprano ibas a hacerlo. No te preocupes.— Le revolvió el pelo y automáticamente Joi frunció el ceño llevándose las manos a la cabeza para intentar acomodarlo.

Connor rió ante la cara de la androide.

— ¿Qué te hace tanta gracia?— Por fin Joi había dejado de tratarlo de usted y eso lo alegraba.

— Nada, nada.— En ese momento Hank abrió la puerta del baño ya vestido.

— Sumo, portate bien, volveré en un rato.— Fue lo último que dijo Hank antes de abandonar la casa.

alive ▭ connor [ rk800 ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora