alive ▭ connor [ rk800 ]

cinco. el nido

Al contrario que la de Hank, la música del coche de Connor era más tranquila, el hombre tarareaba mientras daba golpecitos al volante al son de la música.

Aparcó detrás de su padre y ambos se bajaron del coche a la vez y Connor esperó a Joi para cruzar.

Se había puesto a llover de repente, pero en Detroit eso era normal.

— ¡Pedrito!— Saludó Connor dándole un apretón amistoso.

— Qué pasa, Connor.— Contestó él mientras Joi los observaba atentamente.

AABDAR, PEDRO

Nacido el 01/25/2005 // Desempleado

Historial criminal: Apuestas ilegales, fraude

— Tengo una apuesta perfecta para tí.— Le dijo el hombre a Hank.

— No, no, la última vez que me metí en tu apuesta perdí el sueldo de una semana.

— Te prometo que no te arrepentirás esta vez.— Hank suspiró y sacó un par de dólares y se los entregó a Pedro.

Pedro se marchó y Joi se colocó donde estaba anteriormente el hombre.

— ¿Cuál es tu problema?— Le cuestionó Hank.

— Siento mi comportamiento en la estación.— Se disculpó Joi.

Connor sonrió ante el tono tierno de la chica, meneó la cabeza de un lado a otro intentando quitar agua de su pelo como si fuese Sumo justo después de un baño.

— ¡Connor!— Dijo Hank secándose la cara con la manga.

Gary, el dueño del foodtruck, se giró hacia los tres con dos hamburguesas, luego les dio los refrescos.

— No os dejéis esa cosa aquí.— Les dijo el hombre. Hank rio sarcástico.

— No es posible, nos sigue a todas partes.— Contestó el canoso alejándose con su hijo, Joi los siguió hasta una mesa.— ¿Ves?

Ambos Anderson comenzaron a comer su hamburguesa con gusto.

— No quiero alarmarlos, pero creo que su amigo hace cosas ilegales.— Connor sonrió divertido dándole un sorbo a su refresco.

— Si, bueno, mientras no hieran a nadie, no nos metemos.-— Joi asintió.

— Esa comida contiene 1,4 más de las calorías diarias recomendadas, también tiene el doble de colesterol.

Ambos miraron sus hamburguesas y luego se miraron entre ellos, segundos después dieron un gran bocado a la comida sin apartar la mirada de Joi.

— Bueno,— añadió Hank.— De algo hay que morir.

Joi miró a su alrededor antes de mirar a Connor.

— Esta mañana, cuando estábamos tras la divergente, ¿por qué no me dejaste saltar la valla?

Connor se atragantó con su bebida y luego le dio una mirada nerviosa. De todas las preguntas que podía hacerle la joven androide, tenía que ser justo esa.

— ¡Porque te podrían haber matado!— Dijo él obvio, luego carraspeó nervioso ante la mirada de su padre.— Además, odio el papeleo sobre equipo dañado.

— Ya, eso va a ser...— Contestó Hank, Connor agradeció que Joi no entendiese la ironía o las bromas.

— ¿Hay algo que quieran saber sobre mí?

— Claro que no.— Contestó Hank rápidamente.— Bueno, sí. ¿Por qué te han hecho con esa cara de idiota y esa voz rara?

— Papá...— Connor lo miró mal.— No le hagas caso.— Connor se giró hacia Joi nervioso.