En la noche no logré cerrar un ojo. Me tenía nerviosa el hecho de que Chico Lindo realmente llegara a ser Niall. ¿Todas mis sopechas eran ciertas? ¿Estuve hablando durante semanas, tal vez meses con mi amor platónico y nunca me dí cuenta? ¿Estaba segura de que era realmente él? ¿Y si era sólo una broma? Si era Niall, ¿cómo había consegido mi número? ¿Por qué me habló a mí, habiendo tantas chicas?
No lo sé.
Pero lo descubriré, tarde o temprano, lograré que Chico Lindo o Niall... sea quien sea, me diga toda la verdad.
***
-Chica, ¿estás bien? -preguntó una compañera de clase, Connie.
-Claro. Sólo que anoche no he dormido bien. Gracias por preguntar, igualmente. -respondí, intentando mantener mis ojos bien abiertos.
He estado todo el día así, y realmente es un milagro que no me haya quedado dormida en ninguna de las clases. Ni en el almuerzo. Ni en el receso.
Son 14:55, y en apenas cinco minutos seré libre para ir a tomar una siesta de siete horas, si es posible.
Cuando sonó la campana, por fin, me levanté de mi asiento y caminé a paso de zombie hacia la puerta. En el pasillo me encontré con Austin, que con una sonrisa enorme en su rostro, me abrazó por los hombros.
-¿Quieres ir a comer algo antes de ir a lo de Nick? -dijo mi primo.
-¿A lo de Nick? -oh, cierto. Debo ir a cuidar de Nick, y a hablar con ella. Debo contarle todo lo que pasó anoche. Y lo de lunes también. Y no podré dormir. Mierda. -Eh, está bien. Tengo hambre, después de todo.
-Vamos a Ursula's, ¿no es así? -cuestionó el ojiazul.
-Por supuesto. -respondí, y nos dirigimos a su auto.
En Ursula's ordené un café, para mantenerme despierta, y un trozo de pastel de limón. Todo estaba muy delicioso.
Cuando terminamos con nuestros alimentos, pagué la cuenta y nos dirigmos a casa de Nick.
-¡Nicola, Nicoletta! -exclamé al entrar en la habitación de Nick. Ella me miró mal. Odia que use esos apodos. -¿Cómo estás, rubia oxigenada?
-Oxigenado será Niall, eh... niña. -dijo, buscando algún apodo que no me guste. Igualmente, su respuesta hizo que me estremezca. Niall. O Chico Lindo. No sé. Debo hablar con él. Lo antes posible. Si se puede, hoy en la noche, luego de mi clase de repostería. -Audrey, ¿estás bien? -dijo Nick agitando su mano delante mío.
-¿Qué? Eh, sí. -repondí. Me senté en su cama. -¿Y cómo te sientes? Se nota tu ausencia en clase.
-Estoy mejor. El viernes ya podré volver a clase. -dijo la rubia. Genial, tendría que soportar un día más sin la presencia de mi mejor amiga.
-¿Cómo te has enfermado? -pregunto, curiosa.
-¿No es obvio? Audrey, estamos casi en invierno. Es un refrío fuerte, sólo eso. -responde mi amiga. -Yo no entiendo cómo tú no te enfermas. ¡Todos los martes y jueves llegas a tu casa empapada en sudor y no te pasa nada!
-No lo sé, jaja. -respondo. -Igualmente, Nicole, quiero que salgas más abrigada la próxima vez, eh.
-No me digas Nicole. -dice molesta la ojiazul. Ruedo los ojos. -Bien. Cuéntame. ¿Qué pasó estos días? ¿Cómo fue tu salida con Jason el lunes? Necesito estar actualizada.
Le conté cómo habían sido estos dos días sin ella: completamente aburridos. Le conté un par de chismes y le hablé sobre la salida que hice con Jason. Ella opinó que yo le gustaba, pero por supuesto que no. Es imposible que el chico más codiciado de la escuela se fije en mí. Igualmente tampoco me interesa.