¿Y ahora qué hago? ¿Por qué me está llamando? ¿Qué le digo?
Demonios.
Sin pensarlo un segundo más, intentando no gritar, pero si temblando, deslicé mi dedo sobre el ícono verde que indicaba la acción de responder.
Llevé el auricular a mi oído e instantáneamente escuché la respiración de alguien al otro lado de la línea.
Me dió un escalosfrío al darme cuenta de que esa respiración, esa inhalación, ese suspiro, sea lo que sea, era de Niall.
Tomé aire suavemente, y hablé.
-¿Ho-hola? -¡demonios! ¿No podía hacerlo sin tartamudear? Al parecer, no.
Se oyó cómo el chico aclaraba su garganta justo antes de hable.
-Hola... -mierda. Oh mi Dios. Sí que es él. Es su voz. Esa angelical voz con acento irlandés.
Me quedé sin aire. -¿Audrey? ¿Estás ahí? ¿Estás bien? Soy Niall.
¡Dios! Moriré. Juro que me moriré. Solté un chillido que se escuchó por probablemente toda la calle y sin saber que hacer, corté la llamada.
¿Qué? ¿Qué hice?
¡Soy tan inútil!
¡Niall James Horan me había llamado por teléfono y yo simplemente le corté!
Merezco la muerte, ahora mismo.
En ese momento, mi primo se asomó a mi habitación.
-¿Qué demonios te pasa? -pregunta este, desde la puerta. Yo solo negué con la cabeza. El bufó, y antes de cerrar la puerta, susurró: -Loca.
Rodé los ojos y me dejé caer hacia atrás, donde mi cómoda cama me esperaba.
En ese instante, mi teléfono me avisa que me ha llegado un mensaje. Con manos temblorosas -como desde anoche- desbloqueé la pantalla y observé la notificación.
"Audrey, ¿estás bien?"
Mordí mi labio intentando ocultar la sonrisa que se quería dibujar en mi rostro. Esto es demasiado para mí. ¡El chico se preocupa!
Yo, arrepentida por haber cortado la llamada anterior, en vez de contestarle el mensaje, fuí hacia mis contactos y bajé en la lista hasta llegar a 'CH', -aún no había cambiado el nombre, quería acostumbrarme a la idea.- seleccioné su nombre y luego pulsé en la opción de 'Llamar'.
Llevé el auricular nuevamente a mis oídos, mientas escuchaba el pitido que indicaba que estaba llamando.
El valor se habia apoderado de mí en esos leves segundos, pero cuando llegó el momento en que él atendió, volvió toda la cobardía.
Dios, no debí haber hecho esto.
¿Y si le molesto?
No, no creo molestarle. Fue él quién me llamó en un principio, ¿no es así?
Sí, pero tal vez se confundió de número.
Pero si lo hubiera hecho no hubiera preguntado por mí.
Toda esa pequeña deducción pasó por mi cabeza en centécimas de segundos antes de que el irlandés pudiera articular palabra. Aunque igualmente no había llegado a una conclusión.
-¿Hola? -respondió. Sonreí al escuchar su hermosa voz.
-Hola, Niall. Habla Audrey. -dije, intentando sonar tranquila. Se oyó un suspiro de su parte, y luego su respuesta.