Capítulo IV

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Harry se golpeó la cabeza contra la pared. El teléfono estaba presionado en su oreja, y la última actualización de la reparación del coche iba a hacerle escupir algunas malas palabras estrictamente vulgares. Necesitaba su coche de vuelta.

— Astoria, ¿en serio?—

Lo siento— Sabía por su tono que realmente lo hacía.

—Dijiste que el taller lo habría hecho ya—

Porque me dijeron eso— señaló, igualmente frustrada. Su Máxima era su bebé, incluso tan viejo como era. Ella suspiró. —Tres días más, como máximo

―Pero mi cita con el médico es esta tarde. Mierda. ¿Cómo voy a encontrar un viaje a El valle de Godric?—

Te lo prometo, Harry, tan pronto como el taller acabe, voy a darte el tuyo. Tuvieron que pedir las piezas. Lo juro, no hay taller que tenga repuestos. Siempre tienen que pedir las cosas, y si ese lugar no las tiene, entonces es otro retraso para que puedan conseguirlas

Harry dejó escapar una respiración lenta.

—Lo sé, lo sé. Bueno. ¿Cómo te va en el trabajo?—

Ocupada— Su voz se convirtió en un susurro —El responsable regional ha estado aquí desde la semana pasada. Creo que algo está pasando, pero no sé qué

—¿Algo malo?—

Espero que no. Moody no ha sido visto mucho, por lo que es difícil de decir— Harry cruzó los dedos para que su compañía no fuera la siguiente en empezar con la reducción de personal. Economía de mierda.

—Está bien, aguanta— Se pasó una mano por la cabeza —Ya se me ocurrirá algo. Hablaré contigo este fin de semana—

De acuerdo. Te quiero

―Yo también te quiero, Tori—

Mocoso

Eso le provocó una leve sonrisa.

—Adiós—

Al colgar el teléfono, miró alrededor de su cocina. ¿Cómo iba a llegar a El valle de Godric? Los taxis estaban fuera de su rango de precios por la distancia. Si hubiera estado en la ciudad, habría unas cuatro personas diferentes a las que podría llamar. No, no podría. No han hablado conmigo desde el incendio. Sentado en la silla más cercana, estiró la pierna. Estaba aguantando, pero se agitaba de vez en cuando.

Entonces vio el trozo de papel roto con los datos de Draco en él, sujetado por un imán en su frigorífico.

―Bueno, diablos, te ha visto desnudo— Se burló —¿Qué es gorronear un viaje?—

Levantó el teléfono y marcó el número.

―Hola, Draco— dijo cuándo contestó.

―Oye. ¿Cómo van los trucos?—

―Eres imposible— De alguna manera, Draco siempre le hacía sonreír.

Eso dice mi madre. ¿Qué pasa?—

Harry se pasó una mano por la cara.

—Estoy en un aprieto. Mi hermana todavía necesita mi coche, y tengo una cita esta tarde. ¿Me podrías llevar a El valle de Godric?— No había estado pensando en cómo iba a llegar allí cuando había programado la cita a primera hora de esa mañana, sin recordar que había dejado a Astoria prestado su coche mientras el suyo estaba en el taller. No era como si condujera todos los días, ¿Por qué no estaría esperando ahí delante? Porque era demasiado bondadoso con su familia, por eso.

Imperfectamente Perfecto (drarry/harco)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora