Capítulo 32

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Capítulo 32



—Creí que era por orden alfabético.

Pensé en voz alta lo cual, hubo algún par de risitas que trate de ignorar, pero ahí estaban todos con sus batas blancas parados, formados en un grupo.

—En el listado estas tú primero —Me explico el médico.

—¿Cómo?

—Que tú estás, primero en la lista si quieres te la muestro.

—No.

—Está bien.

De seguro ese fue el estúpido de Thomas quien me puso primero porque siempre andaba resaltando que era el mejor modelo de todos.

Todos seguían mirándome y comencé a sentir frio en mi cuerpo ya que solo tenía la bata y ropa interior debajo.

Mire la balanza donde estaba, y al doctor que estaba con la mirada en las hojas.

Todo se quedó en silencio y los nervios me pusieron de punta, pero luego cuando pensé en que me merecía sin primero de todo, se me paso inmediatamente, me saque la bata y fui hasta la balanza sintiendo como las miradas de todos estaban en mi cuerpo.

Sentí unos silbidos y una que otra palabra, cuando me vieron en ropa interior... nada de que preocuparse.

Me pare en la balanza, sintiendo como piel se tensaba por el frio y como comencé a tiritar un poco. El doctor enseguida que me vio encima de la balanza se paró para dirigirse al lado mío y controlar que todo estuviera bien.

Los números no se quedaban quietos... pero sé que iba a estar en los cincuenta como siempre. No había estado comiendo mucho en este tiempo, pero a veces puedes aumentar sin darte cuenta.

Me quede quieto, sintiendo como todos no despegaban la mirada en mí.

— ¿Hace frio? —Me pregunto el médico.

—Si.

Hasta que la balanza por fin definió mi peso.

54 kilos.

Dios mío, he bajado de peso y eso está mal.

— ¿Por qué has bajado tanto de peso?

Me quede sin comentarios.

—Bueno tendrías que estar pesando 60 kilos, antes pesabas 58 kilos y bueno, no era tan bajo como llegar a este peso...

Me baje de la balanza, tome mi bata y me la coloque mientras enrolle mis manos y me abrace a mí mismo.

— ¡Modelos más delgados, mejor!

Alguien del grupo, grito y como yo no los estaba mirando, pero en el reflejo veía que ellos me observaban demasiado, no pude ver quien era.

—Voy a tener que proporcionarte una dieta.

— ¿Una dieta?

—Claro, para que subas los kilos que te faltan...

—No soy bueno con las dietas...

—Bueno, pero tendrás que trabajar para que hagas la dieta...

Me quede mirándolo, aunque él sonreía yo no sonreía... no me parecía bueno que me asignen una dieta.

Quería comer lo que a mí se me ocurriera no lo que mande él.

Anoto en la ficha algo que no pude ver que era, y me mando a la fila para que quedara con los demás, comenzó a llamar a otros compañeros y yo me cruce de brazos porque no quería seguir la estúpida dieta del médico.

Descubriendo El Color De La Sangre (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora