Capítulo 16

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Capítulo 16



Saque unas sogas gruesas que tenia de por ahí, guardadas. Mi pulso era terriblemente fuerte. Tenía a una joven en la cocina arrojada en el suelo porque le había pegado dos golpes fuertes en la cabeza porque estaba gritando auxilio y si alguien llegaba a escuchar su voz, estaba realmente en problemas.

Quería matarla.

Pero no era porque la quería matar y listo, sino porque ella tenía el tipo de sangre que me atraía. Lili me hizo descubrir quién era, me hizo descubrir la otra cara de mi personalidad. La que estaba oculta y quería salir.

Tendría que estar orgullosa, por todo lo que causo en mí, por algo tenerla me excitaba pero no sexualmente... ahora sé porque es.

Tome a Lili de las manos, la arrastre por toda la cocina y la amarre con las sogas que había encontrado en mi cajón donde guardaba cosas.

Pobre pequeña inocente.

Estaba tan inconscientemente desmayada que tenía la boca semi abierta. Le ate las manos con fuerzas y los pies.

Aun no se movía.

Otra vez en mi reflejo vi a ese pequeño niño pasar corriendo... ¿No se abría metido en mi casa? Pero cuando volvía la vista hacia donde lo había visto, no había nada y estaba todo en orden... como si no sospechara nada.

La boca de Lili...

Ella cuando se despierte de seguro empezaría a gritar ¡auxilio! Y me delataría así que debo encontrar una cinta para taparle su boca.

Corro hacia una cajonera, y empiezo a revolver todo lo que hay allí adentro... ¡Dios mío! Encuentro cables de celular, auriculares, dinero, monedas, pastillas de menta, peines para el cabello... cualquier cosa que en este momento no me sirve.

Voy desesperado hacia la repisa y vuelvo a revolver todo a ver si encuentro algo que me sirva para taparle la boca.

Hasta que por fin cinta negra...

Bien.

Corro hacia la cama donde está atada Lili y me encuentro con que ya se está moviendo un poco, estiro la cinta, tiro de ella, y se la coloco en la boca rápidamente.

Ahora si no vas a poder escapar.

¿Qué se supone que debo hacer?

¿Qué es lo que más deseas hacer?

Tantas cosas, pero estoy nervioso es como si algo de mí, que lo tengo reprimido hace tanto quiere salir y ahora es la hora de que salga, pero le cuesta salir... Es normal.

Me mire al espejo...

El Stanley que yo conozco no está aquí...

Mi piel está más pálida de lo común, tengo una enormes ojeras debajo de mis ojos, mi boca esta seca e incluso pienso que se va a lastimar, mi pelo esta alborotado y mi maquillaje esta desparejo... ¿Qué me paso?

"Mátala..."

Siento otra vez la voz en mi mente.

"Ahora".

—No, no puedo.

"Si puedes, imbécil"

—No...

"Hazla sufrir... hazle corte en el cuerpo..."

Me doy vueltas y veo que Lili se está quejando y está moviendo las piernas, mientras lentamente abre los ojos y recuerda todo lo que paso entre nosotros dos.

Descubriendo El Color De La Sangre (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora