Capítulo 20

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Capítulo 20



No lo puedo creer que me esté subiendo al coche de mi madre y que tenga una conversación con ella, eso ya era caer demasiado bajo... de verdad era caer demasiado bajo. Stanley no necesitaba a su mami que le arruino la infancia para estar bien.

Mire la ventana y sentí como ella encendió la radio para calmar un poco la tensión de nuestros cuerpos en ese auto.

No la aguantaba tan solo ni un segundo y ella realmente lo sabía, no creo que a ella le agrede tanto estar al lado mío también.

—Qué bueno que has aceptado entrar a mi auto... —Dijo con una voz totalmente tranquila y encantadora — ¿Sabes? No está infectado...

— ¿Qué quieres?

La mire con una sonrisa.

—Pues hablar con mi hijo...

— ¿Qué quieres?

Volví a preguntar tratando de tener éxito esta vez, pero la verdad que no lo tuve.

—Hablarte...

Suspire y deje de sonreír.

— ¿Quieres hacerme enojar?

—No...

—Yo creo que si...

Ella dejo de sonreír para cambiar el rostro a una seriedad realmente increíble. Hoy llevaba pinta labios rosa y una sombra color rosa claro en los ojos... creo que también tenía pestañas postizas y sin duda me daba un poco de asco, de que se manejara de esa manera... que tenga un cuerpo realmente falso.

— ¿Hablarte es hacerte enojar?

—Ya...

Deje que el aire, se me escapara de mis labios y no deje que el monstruo interno que tengo salga y agarre del cuello a esta mujer que tengo delante de mí.

Sabía que no iba a poder detenerme...

La mataría.

—Ya dejemos de pelear...

Ella me toco las manos. Un intento porque me dio un escalofrió que las aparte enseguida, pero la mire a los ojos y le sonreí, para no ser tan duro con ella.

—Ya está solucionado.

— ¿Solucionado? —Pregunto —Si no quieres que ni te toque cuando hablamos... eres mi hijo y debo demostrarte cuanto te quiero...

—No tienes que verme más y listo...

— ¿Qué no tengo que hacer qué?

—No pedir que hable más contigo...

Ella se quedó unos segundos en silencio, luego se alejó de mí, respiro hondo y apoyo su codo en el volante.

Sabía que se había enojado.

—Otra propuesta no puedo hacerte...

Recuerdo una vez cuando vino a buscarme del colegio que había hecho lo mismo...

Yo tenía el pelo marrón chocolate, todavía no estaba teñido por una tintura fantasía color azul... y salía de la escuela, un poco cansando, un poco angustiado, porque últimamente no estaba hablando con nadie...

Me senté por error en el asiento delantero y ella estaba con los ojos hinchados (porque se ve que estuvo llorando) y le dije "hola".

Luego me miro, no como ahora lo hacía, de una manera falsa, claro, me miro con odio y rabia... me dijo, lo siguiente:

Descubriendo El Color De La Sangre (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora