RHIANONSigo pensando en Taint y en ese anillo en su pecho. ¿Esa era otra de las tradiciones de la familia Pietre? ¿Drakovich también tenía uno? El rostro lloroso del pequeño me había dejado turbada. ¿Dónde se había escondido?
Aprieto los labios y termino de bajar las escaleras. Cuando llego a la parte baja, un niño con la cabellera muy oscura grita y corretea dando vueltas a mi alrededor. Every se une a Efrén y entre los dos empiezan a marearme con sus vueltas y vueltas. Por un momento mi cabeza me juega una mala pasada y me imagino a dos niños rubios correteando y riendo. Me pongo pálida. Drako se ríe y agarra en sus brazos a los dos pequeños, que chillan y se vuelven locos en sus brazos.
-Te dije que eran unos torbellinos.-Advierte. Sonrío y niego, tratando de esconder la pesadez en mi pecho.
Esos niños me hacían recordar a Rhys y a mi. También éramos muy inquietos de pequeños. La única diferencia era que con el rey William como padre, era difícil seguir haciendo travesuras. Siempre habían consecuencias.
Sacudo la cabeza y aparto mi cabello húmedo de mi frente.
Ya no tengo por qué preocuparme por mi padre. Al menos, no darle demasiada importancia. No perder mi tiempo recordando esos malos momentos. Mi lugar ahora era con los Pietre. No tenía que estar pensando en nada más. Estaba bien aquí.Drako parece ver que estoy muy pensativa y frunce el ceño, preocupado. Deja a los niños en el suelo y ellos corretean hacia algún lugar de la casa gritando y haciendo sonidos de aviones.
Él toma mi cintura muy suavemente y aparta un mechón rubio de mi frente. Me mira por varios minutos sin decir nada, su expresión seria y pensativa.
-Dime qué te preocupa, Grimaldi.-Sus ojos se estrechan.-¿Esto es demasiado para ti?
Frunzo el ceño confundida. Él lo aclara.
-Conocer a mí familia. Vivir entre ellos. ¿Es demasiado?
Niego lentamente con la cabeza.
-Tu familia está bien. Me hacen sentir mucho más cómoda de lo que nunca he estado con mi propia familia.-Palmeo su pecho.-Estoy bien, Drakovich. No te preocupes.
Sus dedos se aprietan en mi cintura y su rostro se inclina para besar mi mejilla.
-Eres especial para mi. Si creo que algo te molesta, voy a preocuparme.-Hace un gesto.-Y si creo que estar rodeada por mi familia te agobia, hablaré con mi padre para que nos deje alejarnos a otra residencia.
Niego con la cabeza rápidamente. No quiero que la familia Pietre piense que no me siento cómoda con ellos. Es todo lo contrario.
-Tu no hablarás de nada de eso con tu padre. Estamos bien aquí. Tu familia se ha portado muy bien conmigo, ese no es el problema en absoluto.
Él toma mi mano y la aprieta.
-¿Entonces qué es lo que te preocupa, niña?-Sus ojos se estrechan.
Aprieto los labios y miro por donde los niños han desaparecido. Rasco mi nuca y suspiro. Drako se sienta al final de los escalones y trato de sentarme a su lado. Él frunce el ceño y niega lentamente, sentándome en su pierna. Sus ojos fijos en mi.
-Quiero tenerte cerca, Rhi. Después de lo que pasamos allí, quiero sentir que estás a salvo en mis brazos.-Me mira fijamente.-No tienes que preocuparte por nada, Rhi. Eres una luchadora. Y no sólo mental.-Toca mi frente suavemente.-También lo eres físicamente. Vi como te enfrentaste a esos tipos.
Hago una mueca.
-Rhys y yo solíamos divertirnos jugando a peleas. Algo sé sobre ello.-Explico. Él asiente lentamente con la cabeza.