DRAKOVICHNo puedo malditamente dejar de mirarla.
Dirijo mis ojos hacia ella, y la miro embriagado. Su pelo rubio está más revuelto que nunca y su rostro completamente limpio de maquillaje se ve hermoso. Esta mañana, al despertarnos, me moría de ganas de besarla, pero tuve que contenerme.
Le gusto. Pero eso no significa que tengamos algo... Por ahora. Después de mi escena de ayer, arrojándome como un poseso sobre ella, he decidido que quiero darle una buena impresión. Mordiendo mis labios nerviosamente, sigo mirándola. Estoy tratando de poner mi mejor cara de muerte, la que todos en esta academia conocen de memoria. Sin embargo, por dentro estoy tan jodidamente frenético.
La vuelvo a mirar y al instante siento ese extraño subidón en la boca de mi estómago. Sus ojos chocan con los míos y aparto la mirada rápidamente, por instinto. En seguida me reprocho por mi acto y con esfuerzo, le dirijo una pequeña sonrisa, porque necesito que me vea amigable, y lo acompaño todo con una mirada directa y profunda, asegurándome de no darle la señal equivocada. No quiero intimidarla. Por lo menos, no más de lo que ya lo he hecho.
Desde que llegó aquí, por muy humillante que pudiera sonar, siempre me encontré dirigiendo la mirada hacia ella. Una y otra vez. Consciente e inconscientemente. Por prevención, traté innumerables veces de no caer en la tentación. En esos primeros momentos, creía que lo hacía por curiosidad. Era el chico nuevo, después de todo, y aquí todos se conocían. Pero entonces tiempo más tarde me encontré reparando en como se veía. A lo que siguió muchos dolores de cabeza, por que empecé a notar algo. Me atraía Rhys Grimaldi.
Mucho más de lo que lo haría cualquier otra mujer.Esos pensamientos jodieron con mi mente. Y por Dios, compartir la habitación en ese momento me parecía el peor tipo de infierno. Lo odiaba. Y me odié más por que a cada segundo que pasaba junto a él, los sentimientos crecían, volviéndome loco.
Ofrecerle mi amistad fue incluso peor para mi, por que mira como me ha dejado de mal. Pero al mismo tiempo, ha sido lo mejor que he hecho nunca.
Una princesa...
Analizando sus rasgos, me siento el más tonto de la tierra, por que... ¿Cómo pude pensar que era un hombre? Solo mírala, maldita sea.
Es bellísima y femenina. Etérea. Y tiene unos ojos tan especiales... Y por favor, su boca...
Inmediatamente me detengo, y me fuerzo a dejar la mente en blanco, por que ahora mismo, no quiero mandar señales equivocadas a mi entrepierna. No necesito dejarme en vergüenza delante de todo el público. Para distraerme, decido mandarle mensajes a mi familia. Mi padre me dice que los pequeños, Every y Efren, están con ellos, y que Elek y Akram han ido con Taint a otra revisión médica. Ante esa noticia, consigo enfriarme.
-Creí que Taint no tenía revisión hasta el mes que viene.-Escribo.
Pasan unos instantes y al final, mi padre responde.
-No han ido por la vista, Taint tiene su primera visita para hablar con un psicólogo.
Inmediatamente me pongo recto en la silla. ¿Psicólogo? Por Dios, Taint solo tiene ocho años. Y hasta ahora nadie metió en el tema la presencia de un psicólogo.
-Dime que ha pasado.-Mis dedos tiemblan, esperando su respuesta.
Sabía que Taint estaba mal, pero enviarlo a un psicólogo es otro nivel.