CAPÍTULO 31

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RHIANON

Tengo tantas dudas. Tantas preguntas que necesitan respuestas. Pero la única persona que puede contestarlas está aparentemente muerto, a un metro bajo tierra.

Me llevo las manos al cabello y estiro algunos mechones rubios con frustración. Maldita sea. ¿Por qué no me lo contó? ¿Qué había de malo en confesarme que se había enamorado? ¿Qué necesidad había de mantener todo ese secretismo?

Rhys era un chico encantador. Lleno de bondad. Lleno de ilusiones. Y a pesar del infierno que pasábamos cada día con mis padres, no perdía la sonrisa. Hasta la última vez que le vi. La última vez que me miró a los ojos y entendí que algo en él se había roto. Creí en ese entonces que finalmente nuestro padre había conseguido aplastar sus ansias de vivir. Que mi hermano, la persona que más quería en el mundo, había perdido la fe.

Ahora sé cual fue el motivo.
Era por Mia y por Lina, la mujer que amaba y por la que estuvo dispuesto a dejar la corona, y la niña que debió haber sido suya, y no de nuestro padre. Maverick había hecho una prueba de ADN para asegurarse de que Mia no nos estaba engañando. De alguna manera había conseguido los datos de mi padre, de Rhys y de la niña. Y ciertamente, la prueba respaldó lo que Mía había dicho.
Lina es hija del Rey William.

Pero a pesar de que por sus venas corre sangre Grimaldi, jamás podrá optar por la corona. Nunca podría ser parte de la realeza si no había nacido en el matrimonio. Si ella intentase acceder algún día al trono, solo sería reconocida como la hija bastarda del Rey Grimaldi.

Miro la foto de Rhys y yo de pequeños, muy cerca el uno del otro. Sus ojos resplandecientes y su cabello como un halo de luz.
Me rompe el alma pensar el trágico destino que ese niño de hermosura sin igual tendría al crecer. Su muerte tan prematura.

Rhys no había estado en sus cinco sentidos la noche del accidente. Cegado por la traición, el dolor y el impacto que el embarazo de Mia le produjo, debió haber perdido completamente el rumbo. Encontraron su coche completamente destrozado, y su cuerpo completamente irreconocible y quemado por el fuego.

Imaginar eso hace que mi corazón se estremezca dolorosamente. No puedo seguir viendo esto. Seguir recordando. Solo me estoy dañando a mí misma. Respiro hondo y trato de recoger todo en su sitio. Una de las fotos donde salimos juntos se resbala de mis manos y cae. El pequeño marco se rompe y aprieto los dientes por mi torpeza.

Trato de arreglarlo y algo cae a mis rodillas. Lo miro con extrañeza, agarro el papel y en seguida me doy cuenta de lo que es. Una nota.

Está extraordinariamente doblada, haciendo que se vea como algo muy diminuto. Lo desdoblo con cuidado y contemplo la escritura. Pierdo el aliento por que en seguida reconozco a quien pertenece esa letra alargada. Rhys.

-Te quiero, pajarito. Vuela alto y encuentra tu hogar.

Hundo mi rostro en mis manos y trato de respirar. Cualquier cosa perteneciente a Rhys es como un detonante para mí. Esa pequeña nota me llena de felicidad, pero también me rompe el corazón en millones de pedazos.

Paso uno de mis dedos por la nota, y suspiro. Guardo todo y lo escondo en mi mochila. Todavía no he hecho las maletas en la mansión Pietre. Me he vuelto tan sedentaria que no me veo poniendo mis cosas en la habitación. Siempre necesito estar preparada para lo peor y tener mis cosas a mano.

Pongo mis codos sobre mis rodillas y dejo caer mi cabeza, suspirando. Alguien entra en la habitación y se detiene frente a mí. Agarra mi cabeza y alza mi rostro, haciendo que mis ojos violetas se encuentren con los suyos azules.

-Si pudiera absorber tu dolor, te quitaría de todo mal y lo haría mío.-Sus pulgares acarician mis mejillas.

Suspiro cuando él me tiende sus manos, obligándome a ponerme de pie. Envuelve mi cintura con sus brazos y me hace mirarlo fijamente.

DRAKOVICH (MAVERICK III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora