Capítulo 22

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Charlie abrió la ventana del coche privado y suspiró al ver las calles de West Oxfordshire.
Georgia había insistido en que se lo llevara y no les quedó más remedio que obedecerla. No había podido ver a Uriel, ya que Jhonathan quería viajar de inmediato a pesar de todas las insistencias de que no se fueran todavía de Victoria.
El ambiente en el coche no es ni de cerca el que habían tenido al inicio del viaje. La pareja no se miraba y estaba a una distancia prudencial; Victoria estaba enojada con Jhonathan por hacerla venir y Charlie había mantenido un silencio exquisito. Se sentía contenta por haberlos visto a casi todos y por conocer a sus familias, les prometió escribirles y visitarlos.
El coche se detuvo en frente de la casa de Jhonathan y todos bajaron. Caroline, se encontraba regando las plantas y les sonrió.
—Un viaje fugaz ¿No es así?—comentó con una sonrisa—¿Samantha? ¿No te habías ido con padre?
Jhonathan la tomó por el codo y la acercó a él.
—La he convertido en mi esposa—le informó y su cuñada se quedó de piedra.
—Bueno... ¡Felicidades!—dijo esta después de un rato—Debo preparar un exquisito almuerzo de bodas, espero que puedan asistir chicas
Victoria y Charlie se miraron.
—Por supuesto, luego de que nos quitemos el polvo del viaje—le dijo Charlie mientras sonreía.
Ambas se dispusieron a emprender la caminata hasta sus respectivos hogares y de repente la puerta se abrió y salieron Tyler y Gabriel.
Charlie lo miró—¿Tyler? ¿No estabas en Londres con el duque?
—¿Cómo sabes que estaba en Londres?
—Fuimos a Westhampton Terrace porque iba a casarme con Samantha—le explico John
—¿Qué?—dijo Gabriel—¿De qué demonios hablas?
—Desposé a Samantha hermano, espero que me dejes vivir bajo tu techo solo unos días hasta que encuentra una casa para los dos
Gabriel se quedó sin habla.
—No habrá problema alguno—se apresuró a decir Caroline—¿no es así Gabriel?
Él asintió sin decir nada.
—Hasta los Westhampton nos oficiaron un almuerzo—continuó John—Obviamente el duque no estaba, quizás estando él no nos hubieran hecho nada
Tyler miró a Jhonathan—Felicidades a los dos. Creo que debo desocupar tu habitación e irme a otra posada
—No, por favor Wo... digo, Tyler—se apresuró Caroline—Los niños pueden dormir con nosotros
—Gracias Caroline, pero prefiero no molestar
—Puedes quedarte en mi casa—le dijo Charlie y todos la miraron boca abiertos.
Él asintió lentamente—Gracias
—Entonces ve por tus cosas y volveremos para el almuerzo de bodas—le dijo ella y él la obedeció sin rechistar.
Charlie se cruzó de brazos mientras sonreía, Tyler era un hombre bueno, guapo y muy serio. Aún no lo había visto sonreír y eso era de por si, algo extraño, no obstante su instinto le decía que no tenía por qué temer.

***

Wolfram entró a la habitación que le había asignado Charlie y dejó la pequeña bolsa de vieja en la cama. Ella dijo que tomaría un baño, para quitarse el polvo del viaje y luego se marcharían al almuerzo.
Estaba un poco inquieto, no tenía ni idea de que ella había ido a parar a Westhampton Terrace, pero sin duda lo que le había dejado consternado era el hecho de que sus hermanos estuvieran allí. Su cumpleaños no era hasta el próximo mes, así que no tenía ni idea qué diablos hacían allí.
A continuación se sentó en la cama y pensó todo lo que haría a continuación. Tenía que convencer a Charlie de que se casara con él, luego le diría la verdad; ella se enojaría y hasta dejara de hablarle, pero es mujer al fin y al cabo y se le pasará. Hará todo lo posible por enamorarla y convencerla que todo lo hizo por ella.
—¡Tyler!—escuchó que lo llamaba y se puso de pie. Aquella casa sólo tenía tres habitaciones. Era increíble como las personas podrían vivir con tan solo tres cuartos, una sala, un comedor, una cocina, un baño y un pequeño jardín .
—¡Tyler!
La voz provenía de la segunda habitación y se dispuso a abrirla. Charlie tenía un vestido precioso de color azul aguamarina, de mangas largas y escote corazón; con bordados de flores azul rey, tenía el vestido abierto en la parte de atrás. Su cabello corto estaba mojado.
—¿Me ayudas?—le pidió ella a través del espejo y él se acercó lentamente mientras le abotonaba el vestido.
—No puedo permitirme una doncella, por eso evito colocarme vestidos y prefiero vestirme como un hombre; es mucho más fácil ¿No crees?
Él no le respondió y se limitó a completar su trabajo.
—Todos estos vestidos, son preciosos. Gracias Tyler
—De nada
—Eres un hombre de muy pocas palabras
—Digo las necesarias
Ella dio media vuelta y lo miró con sus grandes ojos grises.
—¿Así es cómo pretendes enamorar a tu futura esposa?
Él la miró intensamente—¿Decidiste aceptarme?
—¿Sabes? Me dio gusto volver a verlos, aunque Uriel no estaba. Me sentí culpable por muchas cosas que pasaron dentro de esa casa y que si hubiese estado allí, seguramente no hubiesen pasado y odié a Westhampton en ese momento; por haberme separado de ellos. No estoy segura de querer casarme contigo Tyler, pero es algo que necesito ahora mismo en mi vida: Estabilidad económica y emocional y siento que tú podrías dármela
Él no dijo nada en un momento y luego dio media vuelta, colocando las manos en la espalda.
—Decidí pedirle ayuda al duque de Westhampton para solicitar tu divorcio—comenzó a decirle—Quiero decirte que... eres una mujer libre. En mi maleta tengo los papeles
Ella se quedó de piedra—¿Él sabe quién soy?
—No
—¿Charles firmó?
—Sí
Charlie se quedó callada un momento y luego suspiró.
—Supongo que mató dos pájaros de un tiro
—¿Por qué?
—La duquesa de Leithold, su hermana, comentó que él planeaba casarse con una mujer divorciada y que su esposo, el duque, le había ayudado.
"¿Qué?" Pensó desconcertado "¿Cómo se habían enterado de eso?"
Él cerró los ojos con fuerza y luego lo abrió.
"Camelia" pensó mientras negaba con la cabeza.
—Tyler...
Él la miró sin decirle nada.
—No se nada de ti aparte de que tienes cuatro hermanas, eres de Hampshire y trabajas como administrador, en cambio yo me he abierto contigo y créeme, aún no sé por qué. Y tú no eres demasiado abierto y eso me hace dudar.
Él se sentó en la cama y la sentó en sus piernas.
—¿Qué quieres saber?
—¿Tus padres?
—Muertos
—¿Que dulces te gustan?
Él lo pensó un momento—No soy fanático del dulce, pero puedo tolerar el de mora
—¿El de mora? ¿En serio? Eres igual a...
Ella se detuvo y sonrió.—No es nada, ¿Le temes a algo?
—A la soledad, aunque me sienta cómodo en ella.
Charlie asintió—¿Color favorito?
—No tengo uno en particular
—¿Te gusta leer?
—Sí
—¿Libro favorito?
—La fierecilla domada
Ella sonrió—No se que más preguntar ¿Te has enamorado alguna vez?
Él la miró profundamente—No, aún no
—Yo si, estuve enamorada de Charles. Muy enamorada diría yo. Por un momento pensé que mi vida era perfecta, pero cuando lo encontré... lo odié. Creo que le odio aun mas que a Westhampton.
—¿Por qué no dejas todo ese odio y resentimiento atrás? Creo que nunca serás verdaderamente feliz si no lo haces
—Es lo que me ha mantenido con fuerzas hasta hoy en día, si decido enterrar todo ese odio ¿Qué me quedaría?
—Paz
Ella lo miró—¿Paz?
—Yo puedo darte esa paz que tanto necesitas.
Él la tomó por la cabeza y la besó. Ella no fue nada tímida y lo rodeó con sus brazos; Wolfram la apretó más a él y a ella se le escapó un gemido de placer.
Ella interrumpió el beso—Tenemos que ir al almuerzo
—Diremos que tenías dolor de cabeza y yo me quede cuidándote
Charlie se echó a reír—No podemos hacerle eso a ellos
Se puso de pie y él con mucha incomodidad lo hizo también. Ambos se tomaron de las manos.
—¿Vamos?
Él asintió. Se dio cuenta que no podía esperar a la noche de bodas.

La Ley Del Lobo © ( Saga Westhampton Libro #5 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora