Charlie se encontraba sentada en frente del director de la escuela de Oxfordshire con uno de sus mejores vestidos, sin embargo, le hubiese gustado usar unos de los que le había regalado Tyler, pero estos llegarían la próxima semana. No podía negar que le gustaba sobre manera lucir hermosos vestidos, solo a veces extrañaba su vida pasada donde el dinero no era su preocupación.
Necesitaba el trabajo con urgencia, porque no solo debía dinero, sino que estaba harta del trabajo pesado y quería ejercer lo que tanto ahínco había estudiado.
Sus esperanzas se habían reducido al llegar y encontrar a la mujer que se encontraba a su lado: Geraldine Smith. La rubia de ojos azules y escultura perfecta; con manos limpias y pestañas largas como una muñeca de porcelana, era la competencia de Charlie para el puesto. Ella estaba segura de sus capacidades y su larga y tediosa educación en la Academia estatal de la señorita Payton. Sabía de sobra que la señorita Smith no había asistido a esa academia prestigiosa y mucho menos había sido la dama de compañía de la reina Victoria, no obstante, ella le llevaba ventaja en belleza y aunque Charlie no se consideraba fea, su cabello corto era un problema.
–Las he citado a ambas porque ha sido muy difícil escoger, ya que son excelentes–comenzó a decir el director–creí que viéndolas mi trabajo iba a ser más sencillo, pero no es así. Ahora estoy más confundido que antes
Ellas se miraron y luego lo miraron a él.
–Señora Magnus–le dijo él–no puedo descartar el hecho de que su educación ha sido excelente, así que se me acaba de ocurrir una idea. Usted podría ser la ayudante de la Señorita Smith.
La aludida asintió–Me encantaría, necesito a alguien que lleve mis libros y haga recados
Charlie no podía dar crédito a lo que escuchaban sus oídos. Ella tenía que ser de Marte, porque esa propuesta definitivamente era de Saturno. Había sido dama de compañía de la reina Victoria e institutriz de las hermanas Westhampton, no podía aceptar un cargo tan mediocre. Les iba a reclamar, pero se detuvo y miró hacia atrás, se sentía hipócrita. Ella desde hace once años ha estado aceptando cargos mediocres: Cultivadora, criada, vendedora ¿Y por qué de repente se sentía superior?
<<Hace mucho que no hurgaba en mi pasado>> pensó.
–Yo...–comenzó a decir–lo acepto con gusto
–Muy bien–dijo el directo con una sonrisa–las espero a ambas después de las festividades
Ellas asintieron y salieron de la estancia.
Geraldine la miró–Será un gusto trabajar contigo
–Lo mismo digo
La rubia desapreció por el pasillo y Charlie tomó otro camino.
Había estado reflexionando sobre su condición actual y llegó a la conclusión que necesitaba más estabilidad. Casarse le garantizaría eso, pero no podía hacerlo de nuevo. El matrimonio estaba totalmente descartado, no obstante, jamás se había planteado la idea de tener un amante. Una vez Victoria se lo había propuesto, pero sus principios, su ética y su moral no se lo permitían, sin embargo, cuando vio el vestido que le había regalado Tyler, sintió un efímero regocijo. Luego llegó el pensamiento que en una semana tendría un guardarropa nuevo con todas las de la ley y eso la motivó muchísimo. Fue allí cuando se dijo que ya había perdido todo en la vida ¿Qué más podía perder? Necesitaba pagar arriendo, comida y ropa; y eso no se lo iba a dar ni la ética ni la maldita moral. Posterior a eso pensó en Tyler Breedlove, en que le gustaba y no le molestaría tener un amante como él, pero preferiría que fuese otro que no la conociera tanto.
Llegó a la entrada de la escuela y allí se encontraba Jonathan con una carreta.
Ella le sonrió–¿Viniste a buscarme?
ESTÁS LEYENDO
La Ley Del Lobo © ( Saga Westhampton Libro #5 )
Fiction HistoriqueInglaterra 1873. Tras ser una de las familias más antiguas y respetadas, Los Westhampton compuesto por cinco hermanos: Lord Wolfram el duque, Lord Marsias el Marqués, Lord Uriel el Conde, lady Georgia y Lady Iuola. Han decidido no mezclarse con...