Capítulo 30 - COMPLETO

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Charlie llevaba dos días sin poder salir de su habitación. Se sentía un poco más tranquila, pero a ciencia cierta no tenía ni idea de cómo afrontar aquella situación.
Ella se encontraba en el balcón  de su habitación mirando los juegos que se habían ingeniado sus amigas para entretener a los invitados. Sus amigos de West Oxfordshire se encontraban participando. Jhonathan la había ido a ver ayer por la tarde y le había dicho un "Te lo dije", aparte de eso no tocó más el tema.
Ella se tocó su collar. Había sentido unas inmensas ganas de arrancárselo, pero le gustaba demasiado. El único que no veía por ningún lado era a Wolfram, a este no lo había visto y se dijo que era mejor así. Debía pensar con la cabeza fría.
Ella dio media vuelta y él estaba en el marco del balcón. Eso la sobresaltó y solo por unos minutos lo miró asombrada.
Él acarició el monóculo—Buenos días—la saludó.
—No me gusta—fue la respuesta de ella.
Él la miró confundida—¿Qué no te gusta?
—El monóculo ¿Intentas imitar a Lord Ian?
Él pensó un poco su respuesta.
—Decidí llevarlo en cuanto tomé las riendas del ducado, pero sino te gusta, puedo no usarlo.
Ella no le respondió y le dio la espalda.
—¿La habitación ha sido de tu agrado?—le preguntó él sin ni siquiera moverse.
Ella se cruzó de brazos—Quiero saber qué es lo que pretendes Wolfram, escúpelo ya.
—No entiendo tu pregunta
Ella dio media vuelta y lo miró—¿Por qué me mentiste? ¿Por qué fingiste ser otra persona? Pero sobre todo ¿Por qué te casaste conmigo?
—¿Podemos entrar a la habitación?
—Lo prefiero aquí, para que haya testigos por si te asesino
Él asintió—Me encontraba aquí solo y Marco me dijo que quería visitar a su familia; le pregunté si podía ir en calidad de amigo, así que para no imponer mi presencia decidí hacerme pasar por el administrador. El que tú hayas llegado hasta a mí, ha sido sólo un regalo divino. Te mentí porque en todo momento decías las razones por las que me odiabas
—Las cuáles son justificadas
—Por supuesto y estoy sumamente arrepentido. No se si vas a creerme, pero ese día yo solo fingí haberte echado, pretendía buscarte y así lo hice pero desapareciste.
Ella manifestó su risotada sarcástica.
—No me digas
—Es tu problema si decides creerme o no Charls, no voy a cargar una mentira sobre otra solo para que me perdones. Sé que para ti es difícil de creer, pero tengo principios. En aquel momento había dado mi palabra, mi palabra de hombre. Marco está de testigo de que te busqué.
Ella no le dijo nada.
—Luego volviste hace dos años—prosiguió.
—Y le dijiste a tu mayordomo cómo debía de tratarte ¿no? Que no se me olvidara que eras el duque
Él frunció el ceño—¿De qué hablas? Le dije que te hiciera pasar inmediatamente
Ella le volvió a dar la espalda.
—Soy plenamente consciente que no puedo divorciarme de ti, por eso te pido que por favor dejemos esto así. Yo volveré a West Oxfordshire y si tú necesitas de mi presencia en algún acontecimiento importante, con gusto te acompañaré.
Él se acercó a ella. Charlie se dio cuenta de su presencia atrás de ella.
—Lo siento, lo que más deseo en esta vida es estar contigo a plenitud.
—Yo no deseo eso
Él hizo que ella se diera media vuelta y lo mirara.
—Repite eso mientras me miras a los ojos
Ella acercó su cara y solo quedaron unos centímetros separados.
—Yo. No. Deseo. Eso.
—¡Un aplauso a los duques de Westhampton!—exclamó un hombre y todos los invitados aplaudieron asombrados.
—¡Larga vida a la duquesa!—exclamó Uriel.
Charlie y él estaban anonadados. Él le pasó una mano por la cintura y ella no le quedó más remedio que saludar. Vio muchos rostros desconcertados.
—¿Quién fue ese que gritó?—le preguntó ella.
—Ese fue Lucius
Ella lo miró asombrada—¿Lucius? ¡Ha cambiado un montón!
—Ese de allí es Gregory—le indicó.
Ella abrió los ojos—¡Vaya! Está muy guapo
—Si tu propósito es hacerme sentir celos, no lo intentes. Te desgastarás.
Ella se echó a reír—¡Ni mas faltaba! ¿Por qué yo querría hacerte sentir eso? No siento absolutamente nada por ti
Él asintió—Bien. Como mi primo se encargó de dar la noticia, debes presentarte ante la reina y hacer un baile en honor a ti.
—No voy a...
Él alzó la mano y ella guardó silencio.
—Quiero hacer un trato contigo, dame dos mes. Harás las funciones de una duquesa y pasado ese tiempo si todavía quieres irte, no te detendré.
Ella lo miró desconfiada—¿Me estás hablando enserio?
—Tienes mi palabra
Ella se lo pensó un momento. Dos meses era poco tiempo, no obstante también corría ciertos riesgos.
"El hecho de que te termines enamorando de él" pensó.
Él estaba allí tan inescrutable y seguro de sí mismo. Eso la enfureció.
—Bien, pero no dormiré contigo en la misma habitación
Él asintió lentamente—Muy bien. Por lo pronto quiero presentarte como duquesa, debemos hacer un baile ¿No crees?
—Supongo, pero el baile se hará a mi manera
Él asintió—Se hará como lo desees.

La Ley Del Lobo © ( Saga Westhampton Libro #5 )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora