Si pensaba que el momento donde tenía que declararme a Taro fue el más tormentoso por las dudas y los nervios que me invadían, estaba muy equivocado. Ante las miradas de mis amigos y familiares lograban ponerme inquieto y esa sensación de querer tener a mi amado entre mis brazos.
-ya cálmate, Tsubasa- Genzo cruzó los brazos, burlándose de mi situación- se cómo te sientes; pero no tengas duda, mira- nuestras miradas se posaron en el capitán francés, él estaba conversando con Napoleón y Ochado – Pierre está aquí y si intenta hacer algo llamaré a mis guardaespaldas y lo noqueamos
-yo creo que no es necesario que los llames, Wakabayashi, para eso estamos nosotros- el número 9 de nuestra selección se acercó hacia nosotros, junto con nuestros amigos- por fin te animaste Tsubasa, ya lo estabas haciendo largo. Pobre de Misaki
-después de esto ya no podremos llamar a Misaki como usualmente lo llamamos, dentro de unos minutos se convertirá el señor Ozora- comentó Wakashimazu con picardía, Takeshi me saludó con una reverencia- mejor nos vamos a nuestro sitio porque al parecer ya llegó tu gran momento
Y ahí lo vi; parecía un ángel como aquella primera vez que lo vi, enviado por el cielo para estar en mi vida y alegrar mi existencia con su carisma y su ternura. Su sonrisa es tan radiante como la primera vez que nos llamaron "la combinación dorada" y tenía un brillo en su mirar que me estremece. Mis lágrimas se deslizaron por mis mejillas al ver que venía hacia mí, no podía creerlo y mi corazón latía desesperado.
Decidimos casarnos al aire libre, los pétalos de cerezo caían con gracia y eran llevadas suavemente por la brisa de la tarde. Taro llegó a mi lado y no pude evitar acariciar su mejilla, admirándolo con ese atuendo blanco. Empezó la ceremonia, al momento de intercambiar los aros y decir nuestros votos matrimoniales, respiré profundo y solo me centré en Taro, olvidando por ese momento a los demás que nos acompañaban.
-Yo Tsubasa Ozora, te tomo como mi esposo y hoy te prometo amor eterno, ser para siempre tuyo en el bien y en el mal- deslicé con suavidad el anillo en su dedo, como muestra de nuestra unión- Hoy te demuestro cuanto te quiero, amándote hasta mi final- al terminar aquellas palabras limpiaba las lágrimas de mi amado, escuché algunos suspiros por parte de nuestros invitados.
-Yo Taro Misaki, te elijo como mi compañero de vida, mi amigo y confidente sabiendo que soy tu complemento perfecto-Taro tomaba mi mano y deslizó el anillo en mi dedo- Este día, este momento, elijo compartir el resto de mi vida contigo.
No pude evitar sonreír ante aquellas hermosas palabras que me había dedicado Taro, escuché que nos declararon esposos y junté mis labios con los de mi amado. Por fin sentía que este momento era el que tanto había ansiado, más que la copa mundial.
Ante los vítores y los aplausos de nuestros testigos que nos acompañaron en este momento feliz, mi suegro se acercó hacia nosotros y nos dio su bendición. Mi madre abrazaba a Taro con alegría mientras comentaba lo rápido que habíamos crecido y que nos apoyaría en todo, mi padre nos hizo recordar que le gustaría pronto tener un nieto.
Genzo y Jun nos felicitaban y nos enseñaban a su primogénito, Pierre se acercó también para saludarnos y me amenazó si hacia sufrir a Taro era hombre muerto. Lo único que deseo es la felicidad de mi esposo, todos los seleccionados se abalanzaron y en medio de la algarabía escuché una voz.
-Felicidades Taro!!- miré hacia la persona que pertenecía aquella voz tan aguda, la reconocí de inmediato.
-ella no es Sanae de Francia?- cuestionó Ishizaki mientras se desanudaba su corbata
-viene acompañada con Sanae, la ex esposa de Tsubasa- comentó Aoi, al instante Ishizaki le dio un golpe en la cabeza- eso dolió! Solo estaba haciendo un comentario- Aoi miraba con algunas lágrimas a Ryo, algunos de nuestros amigos no aguantaron la situación cómica entre ellos dos y empezaron a reír.
-muchas gracias por venir y compartir con nosotros este momento feliz- mi esposo abrazó a las damas ante la perspicaz mirada de la selección japonesa- y felicidades a ustedes también
Sanae se la veía más radiante y feliz, al verme hizo una reverencia y me presentó a su actual pareja. La amiga de mi esposo estaba sonrojada por las palabras de Sanae, me alegro tanto por ellas. Ellas también forman parte de la selección porque siempre están apoyándonos en todos los partidos. Quería un momento a solas con mi esposo, entrelacé mis dedos con los suyos y nos distanciamos de nuestros invitados.
-quizás en el futuro recibimos las invitaciones de matrimonio, no mi querido esposo?- susurré cerca de su oído, aproveché la oportunidad para depositar un beso en su cuello, una sonrisa nerviosa y el abrazo tan posesivo de mi esposo hacía que me dieran ganas de escaparnos
Le comenté mi plan sobre la fuga, Taro me siguió con el juego y aquella conversación terminó en risas por nuestros planes. Recordé el día donde Taro cumplió su sueño de ganar las olimpiadas, lo que me había dicho que se casaría con la persona que su corazón elija. Mi esposo me miró a los ojos y acarició mi mejilla.
-"si algún día me caso, será con la persona que mi corazón elija"-Taro lo dijo con una voz llena de seguridad, había leído al parecer mis pensamientos- y ese día llegó, Tsubasa- no resistí besar a mi pareja de oro, mi compañero, mi amigo, mi esposo y mi gran amor. Taro Ozora.
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