De presente y pasado. Hetalia

PRESENTE: DESPERTAR

Abrió sus ojos, miro el techo, dándose cuenta que aquel era el techo blanco que debió haber visto en primer lugar.

-¿En...Dónde estoy? - Pregunto en voz alta, intentando alzar la cabeza para sondear el sitio.

-Tranquilo, solo voy a revisar si esta...- Las palabras de la persona que entraba por la puerta pararon al mirarlo. - ¡Esta despierto! - Arthur lo miro confundido, sentía su cuerpo pesado, como si a pesar de acabar de despertarse, no hubiera descansado nada en lo absoluto. La persona que anteriormente había gritado al verlo, se le acerco, permitiéndole analizar con más consciencia de quien se trataba. - ¿Cómo te sientes, amigo? - "Ahh, es solo Vlad" Pensó, mirando a su amigo, notando que se veía más grande a como había sido en su sueño. Por qué... Fue un sueño ¿No? Sus ojos se abrieron de par en par.

-¡Vlad!- El contrario se exalto, pensando que su amigo sintiera algún tipo de dolor y por ello gritaba su nombre en busca de ayuda.

-¿Qué pasa? ¿Dónde te duele? - Cuestiono preocupado, el de cabello rubio nego con la cabeza. Vlad lo quedo mirando, estaba demasiado inquieto, no se suponía que estuviera así de inquieto después de lo que paso, se suponía que debía sentirse débil y dolido, pero no era así, o por lo menos no lo demostraba.

-No... no es eso, Vlad, yo... No sé cómo explicarlo. - El rubio rojizo alzo una ceja, curioso por el comportamiento de uno de sus mejores amigos. - Es que... yo estaba... y mis hermanos... luego tú... y no podía creerlo... pero fue.... y luego Alfred...

- ¿Alfred? - Cuestiono otra voz, entrando en la habitación con una taza de té en una mano.

-Lukas, ayúdame, solo está balbuceando cosas y ya me está desesperando. -El nombrado, un chico de cabello rubio como ellos, pero de un tono más claro, le entrego la taza diciéndole que debía beber todo por indicaciones del doctor.

-Lo siento, es que...De verdad no sé cómo decirlo. - Vlad y Lukas se miraron, extrañados por la actitud tan fuera de lugar por parte de Arthur. Vlad se sentó en la cama y Lukas jalo la silla que estaba frente a su escritorio.

-Solo suéltalo. - Dijo el de ojos azules. Arthur resoplo.

-Si fuera tan fácil solo lo haría. - Sus amigos lo quedaron mirando, en espera a que les dijera lo que sea que lo estaba abrumando. – Soñé... bueno, no sé si fue un sueño o no, pero eso no importa...- Ellos asintieron para que continuara. - De repente aparecí en mi habitación...- Vlad lo interrumpió.

- ¿Y eso que tiene de especial, no acabas de despertar en tu habitación? - El ojiverde lo miro mal.

-Lo especial, era que la habitación en la que desperté, era la que tenía en Inglaterra. -

-Creo que es normal que sientas nostalgia por tu hogar. - Volvió a interrumpir el de ojos rojos. -

-Vlad, si no me dejas terminar, te juro que te echare a patadas de mi cuarto. - El chico apretó los labios, indicándole al ojiverde que no volvería a interrumpirlo. - Yo, llegue a pensar que era una broma de ustedes, una bastante elaborada, incluso pensé que habían metido a mi madre y a Scott en todo eso, pero cuando hable con Scott, él se veía asustado, el me afirmo que yo tenía quince años y que iba al medio superior... He de admitir que me sorprendió bastante ver a toda mi familia tan joven... Y luego fui a la escuela con los gemelos, conocí a Vlad y estuve con... Alfred...- Sus amigos lo miraron con lastima, ellos sabían bien como había terminado su amistad con el chico que se auto proclamaba héroe, por eso entendían que el ojiverde estuviera tan exaltado. Pero viéndolo por otro ángulo, ¿por qué repentinamente soñó con él? Hacía años que lo había olvidado, y ahora regresaba el recuerdo de aquel amor frustrado justo cuando había avanzado tanto. - Se lo que están pensando ¿Por qué soñó con él? ¿No lo había superado? A decir verdad, no lo sé, ya ni siquiera lo recordaba, yo sabía, o creía, que ya lo había superado, pero no, en mi sueño se repitió todo lo que paso en nuestro segundo semestre, estuve con él y me encontré con Vlad, la única diferencia era que yo era consiente en todo momento de que eso ya lo había vivido, sin embargo, todo fluyo como tenía que ir... A excepción de mi hermano, que es lo único diferente que paso.