PASADO: AMIGO

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La clase de trigonométrica ya lo estaba aburriendo, miraba con atención como el maestro señalaba cada parte de los pasos en los logaritmos, explicándoselos de nuevo a algunos que no entendieron.

Miro su libreta, los apuntes iban en un perfecto orden, todos los pasos a pluma negra, notas de algo importante en pluma azul y las señales de algún paso importante en pluma roja. Todo en tinta con la fecha al inicio y el nombre del tema, perfectamente presentable por si tenían que dar sus apuntes al profesor, o simplemente para estudiarlos, aunque sabía que a él no le serían necesarios. Iniciaba a preguntarse por qué le habían sido difíciles los logaritmos en la escuela, y ahora los veía como "pan comido". "Ya pasaste por aquí, tienes más conocimiento. Que no se te suba el ego" se decía a sí mismo, controlándose de llamar idiotas a sus compañeros por no entender algo tan sencillo.

Para su salvación, la campana sonó, haciendo así que el profesor aplazara la actividad hasta la siguiente clase.

-Wow dude, parece que el profesor nos dará lo más pesado primero. - Comento Alfred, quien se situaba junto a él, en la fila de al lado.

-¿Tú crees?- Pregunto, mirándolo expectante.

-¿Debería interpretar eso como sarcástico o sincero?- El inglés rio, confundiendo al americano.

-Disculpa, pero esta vez fue sincero. - Había querido decir que era sarcasmo, y no que dijo aquello sinceramente sin darse cuenta de lo, inesperadamente, tranquilo que estaba junto a él. Pero no, no podía simplemente mentirle al estúpido de Alfred.

-Oh, entonces sí, creo que pondrá lo más pesado primero para explicarlo con calma, pero creo que ahí hay trampa. - Alfred se inclinó un poco hacia él, como en son de dar información secreta. Arthur, siguiéndole el juego, se inclinó también, dispuesto a escuchar lo que sea que el ojiazul quisiera decirle. - Estoy seguro que los demás temas los dará a la carrera y de esa forma muchos reprobaran. - El rostro del chico palideció. - Y seguramente yo estaré entre ellos. ¡Sera horrible! - El inglés le sonrió de lado al drama de Alfred.

-No te preocupes, te ayudare a que eso no pase. - Los ojos de Alfred se iluminaron.

- ¿¡De verdad!?- Arthur asintió. - ¡Gracias, Arthie! - Sin dar tiempo para que el inglés reaccionara, el americano se abalanzo sobre él, abrazándolo desde los hombros, provocando que el mismo casi se cayera, llevándose al ojiverde con él.

-¡Suéltame, idiota, nos vas a tirar!- Gritaba el inglés, desesperado y sonrojado por la cercanía.

-¡No seas aguafiestas, Arthie!- El americano no parecía estar dispuesto a soltarlo, así que Arthur hizo lo que cualquier persona en su posición hubiera hecho... quito las manos de su cuerpo y lo dejo caer.- Auch ¡Eso dolió!- El inglés, ignorando las miradas curiosas de sus compañeros y la mirada molesta de Alfred, se levantó de su asiento y salió del salón, dispuesto a dar un vuelta en lo que iniciaba la siguiente clase en la cual, por ciento, el profesor ya estaba retrasado.-

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Iba bajando las escaleras, murmurando uno y mil insultos al americano, cuando un chico lo tacleó.

-¡Disculpa!- El chico, que no había resultado ser solo un chico cualquiera, le tendió la mano para que pudiera levantarse. Arthur, asombrado, tomo la mano del chico. - ¿Estas bien?

-S-sí, estoy bien. - Respondió a penas, con su vista fija en el otro.

-¡Qué bien! Hubiera sido terrible tener una mancha en mi expediente de disciplina el primer día. - El chico suspiro, pero al recordar algo abrió los ojos asustado y lo tomo de los brazos. - ¡¿En qué semestre vas?!

-Segundo. - Respondió enseguida.

-¡¿En qué salón?!- Ante la mención del salón siete, el chico grito emocionado soltándolo un momento para expresar su alegría agitando sus manos en el aire, los demás alumnos que pasaban tranquilos por la institución, se les quedaron mirando, pensando en lo raros que eran los de primer año. Ambos los ignoraron y siguieron en su "platica". El chico lo volvió a tomar de los brazos. - ¡Llévame contigo! - Casi suplico el chico, el inglés asintió y ambos caminaron de regreso a las escaleras.- Por cierto, me llamo Vladimir Ardelean, pero puedes llamarme solo Vlad.- Arthur asintió, sabiendo de memoria el nombre del que sería uno de sus mejores amigos.

-Arthur Kirkland, puedes llamarme Arthur. - Vlad asintió.

-Y dime, Arthur, ¿hicieron algo importante en la primera clase? -

-Vimos logaritmos en trigonométria. - Vlad emitió un sonido de susto. - No te preocupes, no dejo actividad, mañana la haremos, y si quieres puedo explicarte los logaritmos. - Ofreció consiente del pacto con el diablo que estaba haciendo. Tampoco es como si no quisiera hacerlo.

-Oh, Arthur, este es el inicio de una hermosa amistad. - Declaraba Vladimir, pasando su brazo sobre sus hombros para acercarlo más a él.

-Así parece. - Concordó el, sonriendo al tener de nuevo a uno de sus mejores amigos otra vez con él.

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-Oh, ¿por qué tardaste tanto, Arthie?- Pregunto Alfred, saliendo de la conversación en la que estaba con algunos de sus compañeros que después de haberse ido él, se habían acercado a Alfred como abejas a la miel. Entre ellos Arthur logro ver a un grupo de chicas que parecían interesadas en el americano. Su corazón se oprimió.

-Me choque con alguien. - Respondió, intentando aparentar tranquilidad.

-Y luego el distraído soy yo. - Se burlaba Alfred con una sonrisa en el rostro. - ¡Ven! Quiero presentarte a estos chicos. - Arthur negó con la cabeza.

-Me temo que tendré que declinar tu oferta, tu sigue en lo tuyo, nos vemos después. - Dijo tranquilo, a sabiendas de que Alfred luego le cuestionaría por que no se quedó con él en la hora libre que tenían. Pero eso ya sería después, primero iría al otro lado del salón a los asientos de en medio a ayudarle a Vlad a entender el nuevo tema que apenas les habían dado. - Disculpa la tardanza. - Tomo la banca desocupada que estaba junto a Vlad y se sentó en ella.

-No hay problema, ¿Amigos tuyos? - Pregunto, señalando hacia donde estaban los chicos del lado de la ventana hablando rodeando la banca que Arthur sabia era de Alfred.

-Solo el de en medio, los demás no los conozco. - Aclaro, abriendo su libreta frente a Vlad para explicarle lo que vieron. - Un logaritmo es...

Mientras él le explicaba a Vlad el tema de hoy, y el chico apuntaba en una libreta todo lo que le explicaba, una mirada azul no perdía de vista todos sus gestos.

-¿Estas escuchando, Alfred?- Le pregunto una chica a su izquierda, al ojiazual no le quedo de otra que desviar su mirada de Arthur y su nuevo amigo, para mirar a la chica que le hablaba.-

-Claro que si ¡¡El Héroe siempre escucha a todos!!- Grito con su risa estruendosa acompañándolo, con suerte el inglés volvería a verlo, miro a su dirección, y sonrió complacido al chocar su mirada con la de su amigo, el cual se sonrojo al ser descubierto mirándolo. "Habla con quien quieras, Arthie, tu y yo sabemos que yo soy más importante" Pensaba el americano, en uno de esos momentos en que le entraba un sentido de posesión sobre del chico que era su mejor amigo desde el primer semestre en medio superior. Y no es que se trajera algo oscuro entre manos, o que se sintiera dueño del ojiverde de espesas cejas. Pero si sentía una rivalidad con los que se acercaban al chico, sentía que él era el único merecedor de sus sonrisas y de su amabilidad (aunque esta viniera cargada de sarcasmo y cinismo a veces), después de todo, era un niño caprichoso que había encontrado primero a Arthur entre cientos de personas, y si él lo había encontrado primero, era lógico que todas sus primeras experiencias fueran solo entre el inglés y el ¿no? ¡Estaba claro como el agua! Él quería mucho a su amigo, y solo quería vivir con él toda clase de experiencias divertidas. Suspiro soñador. Ojalá nunca se separen.

De presente y pasado. HetaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora