PRESENTE: 2 DE JULIO

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Era dos de Julio, por las calles las personas traían y llevaban adornos, comida, pirotecnia, entre otro tipo de cosas para celebrar el cuatro de julio. Arthur podía verlos desde el balcón del departamento, con una taza de té especial para los nervios (recomendación de KiKu), particularmente no sentía apego a las festividades americanas, sin embargo, tenía que admitir que escuchar risas y pirotecnias a veces era agradable, solo a veces, cuando no inundaban las calles con los colores y/o bandera de su país.

En su intento de no pensar en lo que pasaría mañana, miro hacia la florería de enfrente, las personas se amontonaban para pasar, seguramente eran unos románticos y uno que otro depresivo que llevara flores a algún panteón civil. Nada fuera de lo normal.

-¡Ya volvimos! ¿En dónde estás, Arthur? - Era la voz de Vlad, se aclaró la garganta antes de responder.

-¡Estoy en el balcón!

-¡Oh! ¡Ven aquí un momento! ¡Trajimos cosas! - Hecho un último vistazo a la ciudad y entro de nuevo, directo a el comedor, donde seguramente estarían sus amigos.

-¿Y eso?- Cuestiono, señalando una bolsa de cartón café, puesta en una de las sillas.

Lukas sonrió. Oh. Tenía un mal presentimiento.

-¿Por qué no lo ves ti mismo?- Con pasos dudosos y una ceja alzada, avanzo hasta la bolsa y la abrió con precaución, no vaya a ser que los idiotas quieran hacerle una broma.

-¿Un traje?- Sus amigos intercambiaron una mirada. Lukas se acercó hasta él, y retirándole el traje de las manos, lo alzo de los hombros para que el pudiera verlo de un panorama más completo. - Me parece familiar- Susurro, más para sí, que para sus acompañantes.

-Debe de serlo, tu madre te lo envió- Sus ojos se abrieron en total desconcierto. ¿A qué se debía eso? Lukas, notando la duda en su rostro prosiguió en su explicación. - Le informamos que ibas a verte con alguien importante y mando este traje para ti, quería que te vieras estupendo en esa ocasión. - Varios sentimientos embargaron el corazón de Arthur. Conmoción, inseguridad, incomodidad, angustia y furia. Estaba seguro que los primeros no tenían tanto que ver con la ropa que envió su madre, sino más bien en la confirmación de lo que pasaría mañana, que, sin duda alguna, era la causa del revoltijo que se había vuelto su estómago. Sin embargo, prefirió ignorar aquellos sentimientos y fijarse en la furia que a medida que pensaba, se iba agrandando. ¿Cómo se atrevían ese par de idiotas a notificar a su madre de lo que hacía? ¡El ya no era un niño! ¿Por qué demonios tenían que ir con el chisme con su madre? ¡Traición!

-¿Porque se lo contaron a mi madre?- Pregunto en una furia fría.

Vlad y Lukas lo miraron como si fuera obvia la respuesta.

-Si nosotros no le contamos como estas a tu madre, ella ni se entera que sigues vivo. - Contesto Vlad, mirándolo de forma retadora. - Desde que te separaste de tu familia, solo los recuerdas cuando son días festivos. - Arthur aparto la mirada, no podía protestar contra eso. - Como sea, mejor lleva esto a tu habitación, y comamos algo, me muero de hambre. - Sin agregar nada, Vlad camino hacia la cocina, con el propósito de preparar algo para los tres. Lukas lo miro con simpatía y siguió a su amigo rumano. Arthur tomo la bolsa de la mesa, el traje que Lukas dejo recargado en una de las sillas del comedor y se marchó a su habitación.

A sabiendas que Lukas y Vlad se tardarían un rato en terminar de cocinar y que cuando terminaran lo llamarían, se tomó su tiempo en colgar en un gancho la prenda de corte ingles y en colgarlo en su armario. Tomo asiento en su cama y se entretuvo en mirar su armario, como si fuera la cosa más interesante en todo el mundo.

Su estómago se revolvió, recordándole lo ansioso que estaba desde antes de que llegaran sus amigos al departamento, bufo y se tiro en su cama, frotándose la cara con las manos en un intento de sacudirse aquella sensación fastidiosa.

No funciono.

Bueno, por lo menos lo intento.

Comenzó a balancear sus pies en el costado de su cama, a unos centímetros del suelo, e inicio a sumergirse en los pensamientos que toda la mañana intento evitar en el balcón con todo el ruido de afuera.

¿Qué le diría a Alfred?

"¡Hola, Alfred! ¿Me recuerdas? ¡Por qué yo no he dejado de pensar en ti! de hecho no hace mucho te vi, por cierto, ¿te casaste con la chica por la que nos separamos? por qué si no es así, quiero que sepas que mi relación actual está en peligro de extinción, no sé si te interese, pero pronto estaré soltero ¡Ah! y hablando de interesar, ¿Me dejarías tocar tus bíceps? te ves realmente bien"

Rio un poco, pensando en lo exagerado que era, quizás no fuera tan malo, quizás el discurso que se le ocurriera para satisfacer las dudas de su "ex-amigo" no fuera tan absurdo como lo que estaba pensando, quizás y ni siquiera fuera necesario.... O igual podía que Alfred ni siquiera recordara el lugar que le dijo aquella vez, quizás y solo fuera a hacer el ridículo yendo al Jardín Botánico vestido de traje, quizás solo debería usar ropa más cómoda, no quería llamar la atención sobre el cuándo el americano no llegara. O incluso quizás debería calmarse y dejar que el día de mañana transcurriera como tuviera que pasar.

Gruño para sí mismo.

Claro, como si fuera tan fácil, seguramente Alfred haría muchas preguntas sobre por qué lo cito a ese lugar (en caso de que si fuera), e incluso dudaría sobre su historia, o podría que solo fuera por curiosidad y lo mandara a la mierda con su loca historia, en cuyo caso no lo culparía. ¿Quién en su sano juicio caería en algo tan anormal como un viaje en el tiempo para reunirse con otra persona?

-Arthur- La voz de Lukas en la puerta lo saco de sus pensamientos- Deja de martirizarte con las posibilidades y ven a comer- Era sorprendente que tanto podían llegarlo a conocer sus amigos.

-Ya voy. - Se levantó y siguió a Lukas hasta el comedor, donde Vlad ya los esperaba con la comida servida en la mesa. Vlad y Arthur intercambiaron una mirada de entendimiento, quedando silenciosamente de acuerdo, en que todo estaba bien entre ellos. -Mañana me levantare temprano para llegar a la hora en que abran el Jardín Botánico-

-Corrección: Mañana nos levantaremos temprano para llegar a la hora en que abran el Jardín Botánico, ni creas que te vamos a dejar solo en esto. - Declaro Vlad, y Lukas en reafirmación le apretó la mano sobre la mesa. Arthur sonrió sinceramente por primera vez en el día.

De presente y pasado. HetaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora