PRESENTE: ARREGLAR LAS COSAS

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Cuando se despertó, sus amigos ya estaban ahí, mirándolo, desde distintos puntos de la habitación.

-Si no los conociera, diría que son unos acosadores. - Dijo por todo saludo.

-Ya quisieras, nene. - Respondió Vlad, ofreciéndole un vaso de agua que Arthur acepto de inmediato, sentándose en la cama.

-¿Y bien?- Hablo ahora Lukas, sacando la duda que tenía Honda en la cabeza, pero que no se atrevía a decir por pensar que ya era demasiado desconsiderado el haber entrado en su habitación mientras dormía.

Arthur sonrió.

-Vlad, Lukas, súbanse la camisa y colóquense de costado. - Ambos hombres, extrañados por tal pedido, se subieron las camisas, mirando sus costados, en busca de algo diferente en sus cuerpos. Kiku fue el primero en darse cuenta que líneas negras sobresalían de sus pantalones.

-¿Puedo?- Indico el japonés, señalando la prenda a Vlad, este asintió.- Vaya, no esperaba esto, pero supongo que esta es su prueba, ¿no?- El inglés sonrió aún más.-

-¿Que? ¿Qué prueba? - Honda se alejó un poco de ellos, presintiendo lo que pasaría después.

-¿Por qué no lo ven ustedes mismos?- Ambos amigos se voltearon al otro, encontrando con asombro letras en las caderas contrarias que se encontraban debajo de sus respectivos tatuajes de murciélago y cruz, una palabra que en segundos, llego a enfurecerlos con el de ojos verdes.

-¿¡"Perra 1"!?

-¿¡"Perra 2"!?

Arthur soltó la carcajada que se había estado aguantando hasta ahora. ¡¿Donde estaba su celular cuando lo necesitaba!?

-¡Lo lamentaras, Kirkland!- Gritaron sus amigos, al unísono, listos para saltarle encima.-

¡Oh! Lo único que lamentaba era no tener su celular cerca para inmortalizar las bonitas caras que pusieron sus amigos. Y quien sabe, hasta un vídeo pudo haber sacado para la prosperidad.

-¡Jajaja!- Volvió a reír con ganas.

-¡Esperen!- Honda se interpuso en el camino de Vlad y Lukas, evitando que estos cometieran un, posiblemente, homicidio.

-Quítate, Kiku, ¿Que no ves que vamos a matar al bastardo de ahí? - Exclamo Lukas, con odio irradiando de su voz, Arthur le saco el dedo medio. - ¡Hijo de...!

-¡Por favor, esperen!- Volvió a intervenir Honda, impidiendo con su propio cuerpo el paso de ambos hombres.- Es solo la prueba que necesitábamos, ayer ustedes accedieron a prestarle su ayuda a Arthur.

-¡Si, pero no de esta forma!- De la misma forma que ayer, la puerta se abrió dejando ver a la misma enfermera de la vez pasada.

-¿Otra vez ustedes? Señores, les voy a pedir que salgan en este momento. -

-Pero...- Intento replicar el Científico.

-Podrán ver a su amigo en la recepción, hoy mismo se le dará de alta. - Con las cabezas inclinadas por la vergüenza, los tres hombres salieron de la habitación, dejando a Arthur solo con la enfermera y un doctor que con paciencia le explicaba su condición y le daba indicaciones para que no terminara nuevamente en colapso.

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-¿Eso es todo?- Francis asintió ante la duda del inglés.

-Sí, mi amigo, eso es todo. Te pediré de favor que te cuides, si no fuera por Lukas y Vlad, hubieras estado en una condición más delicada-Arthur sonrió apenado ante la llamada de atención de Francis- Enserio, cejon, cuídate- Francis le revolvió el cabello con una sonrisa en el rostro, dio a la enfermera una cuantas indicaciones antes de despedirse del inglés y seguir con su trabajo. Arthur inclino la cabeza a forma de despedida, estaba un tanto avergonzado con Francis, por lo que no había protestado ante el apodo y el ataque a su cabello, la enfermera le paso la ropa que sus amigos habían traído para el sacándolo de sus pensamientos. -

De presente y pasado. HetaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora