Capítulo 17: Un alma que pierde la esperanza

433 55 23
                                    

Al principio de aquella guerra civil, Yong An era quien llevaba, sin duda alguna, la desventaja, pues sus soldados eran simples civiles que carecían de armamento adecuado, y no podían defenderse sino con armas caseras y cuchillos, pero aquello había cambiado. La capital, a pesar de tener espadas afiladas y armaduras relucientes, estaba pasando por la crisis de una misteriosa enfermedad, y como la cereza del pastel, aquellos invasores habían aprendido como mejorar su técnica de lucha, sus armas eran más profesionales, y tanto su espíritu como su experiencia se incrementaban a cada batalla.
Para Xie Lian era sumamente desesperante el ver como su reino se consumía entre la guerra y la enfermedad, y no poder hacer nada para pararlo. Su sentimiento de ira había crecido más y más, en el campo de batalla parecía un loco descontrolado, asesinando a diestra y siniestra a los guerrilleros que invadían sus tierras, que mataban a su gente.

El profundo enojo cegaba por completo su vista, y actuó imprudentemente, hasta que se divisó un rostro familiar a la cercanía.

Lang Ying

Ese bastardo

Corrió hacia el completamente encolerizado, hasta quedar frente a frente con él, donde comenzó a blandir su espada de manera despiadada, con la única intención de dar una estocada certera en su órgano latente.

— ¡¿DÓNDE ESTÁ?! — Gritaba irritado, mientras cada golpe que daba era detenido por la espada contraria, provocando un sonido de choque metálico. — ¡EL HOMBRE DE BLANCO! ¡¿DÓNDE LO HAS ESCONDIDO?! —

El príncipe estaba completamente seguro de que aquél sujeto de blancas túnicas y tétrica máscara estaba relacionado directamente con la enfermedad del rostro humano, especialmente por que luego de su visita a Xian Le, habían llegado todo tipo de desgracias.

Pero por supuesto, no le cabía duda en que Lang Ying era el principal culpable de todos sus problemas.

— Alteza — Dijo entre la pelea, dirigiéndose al príncipe con la mayor de las tranquilidades. — ¿Porqué se esmera en lograr cosas que sabe, van a fracasar? ¿Porqué piensa que puede lograr todo lo que quiera, por el simple hecho de quererlo? —

Aquellas pocas pero fuertes palabras calaron en lo más profundo de su ser.

Es cierto

Tiene razón

No

No, no, no, no, no ¡NO!

¡NO LE HAGAS CASO!

¡MÁTALO, MÁTALO, MÁTALO!

Su rabia se encontró en el mayor de los furores, empuñó su espada con todas sus fuerzas, decidido a rebanarle la garganta a aquél miserable, casi podía ver los chorros de sangre salir de sus venas, salpicando todo el polvoriento suelo, cuando una luz inhumana brotó de aquel hombre, tan fugaz como un relámpago, casi imperceptible, pero lo había visto claramente.

Recordaba haberlo leído en la novela original:

Cada vez que un mortal destinado al triunfo, como un sabio, un genio, o un rey, recibía un ataque peligroso que le podía llevar a la muerte, era protegido por un aura que desprendía inconscientemente.

El aura de un rey

Éste hombre...

¿Porqué?

Aprovechando el desconcierto del príncipe, Lang Ying tomó su espada y la clavó en el pecho contrario, una estocada limpia y certera, que dejó como resultado una herida, tanto física como emocional, grabada en Xie Lian.

(Cancelada) El Sistema del Dios de la DesgraciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora