Prólogo.

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12 de noviembre.

Definitivamente esto no es lo que quería para mi vida pero mi padre no me dió más opciones me casaba o arruinaría mi vida profesional así que acá estaba esperando en un cuartito detrás de la iglesia a que me avisen que debía ir al altar para unir mi vida con la hija del socio de mi progenitor, no había vuelta atrás y odiaba esto que me imponían que hiciera porque me condenaban a ser como ellos, no quería nada de esto.

- Alfonso - la voz de mi hermana me hace ver su rostro asomándose en la puerta.

- Pasa Fran - digo suspirando.

- ¿Por qué haces esto? - pregunta y la observo, su vientre estaba tan grande que en cualquier momento nacería mi primer sobrino.

- No tengo opción - murmuro frustrado.

- Si la tienes, no necesitas estar bajo la sombra de nuestro padre porque eres mucho mejor arquitecto que él, dónde vayas serás el mejor. No dudes de tus capacidades - dice acercándose a dónde estoy sentado.

- No puedo dar marcha atrás, Fran - acoto suspirando.

- Alfonso nuestro padre te estuvo mintiendo, te esconde cosas y estoy cansada que quiera imponer sus ordenes en nuestras vidas. No tuve opción cuando estuve en tu lugar pero tú si la tienes y no puedes abandonar todo por esto - declara muy eufóricamente.

- ¿Qué sabes? - pregunto al levantarme.

- Giulia, la chica que canta en el bar estaba embarazada y acaba de dar a luz a su bebé - responde provocando que me recueste en la pared más cercana.

- Es ... - no me animaba a terminar la frase.

- Es tu hijo, ella vino a decírtelo pero papá la echó y le quiso dar dinero para que se haga un aborto, se negó y lo mando al carajo con todo - agrega mi hermana mayor dejándome sorprendido.

- ¿Por qué no me lo dijiste? - pregunto lleno de impotencia.

- No lo sabía hasta hace un par de semanas, algo no me cuadraba y me enteré de toda la mentira pero tenemos un problema ella no puede criarlo piensa darlo en adopción - me cuenta provocando que el moño de mi esmoquin comience a sofocarme.

- Es mi hijo, no puede hacerlo - murmuro.

- Debes detenerla, Alfonso es tu hijo. Sangre de tu sangre - comenta tomando mis manos.

- ¿Sabes dónde están? -

Ella asiente. - En el hospital central de Chicago -

- Me tengo que ir - digo quitando definitivamente el moño de mi cuello.

- Toma mi auto - declara al darme sus llaves.

Le doy un fuerte abrazo a mi hermana, sentía un alivio pero a la vez tenía miedo de llegar tarde y perder el rastro de mi hijo, ¿Por qué Giulia no me buscó de nuevo?

Giulia Carlucci es la mujer más loca y extraordinaria que pude conocer hace un poco más de un año, mi hermana le encanta cantar pero lo hace a escondidas de nuestro padre y de su esposo, una noche fuí su cómplice y la acompañé a ese bar donde mi realidad cambio a escuchar la voz de esa mujer, es un ángel con un carácter de los mil demonios que me hizo descubrir un poco lo que es la vida sin tantas presiones.

¿Por qué no me dijo lo del embarazo?

Tenía que llegar al hospital antes de que sea tarde, necesitaba verla y conocer a nuestro hijo. Todo cambiaría en este momento porque mandaría al carajo todas mis obligaciones para solo cuidar de ella y del bebé, no los iba a dejar de lado.

- Estoy buscando la habitación de Giulia Carlucci - le digo a la recepcionista del hospital.

- Un momento señor - mira sus papeles. - Área de maternidad, habitación 509 - me informa con una gran sonrisa.

Siguiendo las indicaciones de la mujer, subo por el ascensor hasta el quinto piso, mis piernas temblaban mientras me iba acercando a la puerta donde estaban esos números, sentía que mi respiración se hacía cada vez más lenta y que iba a colapsar en cualquier momento, escuché un fuerte llanto en el interior que hizo que mi corazón latiera con más fuerza, ese es mi hijo o hija, sacando mis miedos de lado ingresé para encontrarme con Giulia sentada en la cama con el bebé en sus brazos.

- Alfonso - dice sorprendida.

- Giulia - murmuro acercándome a la cama.

- Vete por favor - musita escondiendo al bebé entre sus brazos.

- No me iré, menos ahora - sentencio con firmeza.

- Vete por favor - repite entre lágrimas y justo el bebé empieza a llorar con fuerza provocando que lo mire por primera vez, su pequeño rostro colorado, esos ojos azules llenos de lágrimas y ese fuerte llanto solo me hizo sonreír.

- ¿Cómo se llama? - le pregunto sin dejar de mirar a mi hijo.

- Nicholas - responde meciendo en sus brazos al bebé.

- ¿Puedo intentarlo? - consulto al ver que ella no tenía resultado en calmarlo.

Me mira, sus ojos negros me observan con cierta desconfianza es obvio que no confía en mí para nada, tengo mucha culpa de todo eso, no debí mentirle sobre mi próximo casamiento y tampoco debía enamorarme de ella, nada fue como queríamos.

- Ten cuidado con su cabecita - me aconseja mientras lo apoya en mis brazos.

Automáticamente sus llantos se calman y el pequeño niño me mira, sus ojos azules son parecidos a los míos, no puedo evitar sonreír ante él, es muy hermoso.

- Hola Nicholas, soy tu papá y prometo cuidarte siempre mi pequeño ángel - digo emocionado.

- No eres su padre - contraataca ella.

- Es mi hijo, lo sé pero no tengo problemas de hacerle una prueba de ADN para confirmar lo que ya se - declaro con seguridad.

Por largos segundos ninguno dice nada, solo me limito a mecer a nuestro hijo hasta que se queda completamente dormido, luego lo acuesto en la cunita y me siento en la cama para nuevamente centrar mis ojos en ella, está testaruda mujer no me la hará muy fácil.

- Debes irte, no te necesitamos - declara cruzada de brazos.

- Estás loca si piensas que haré eso - digo chasquendo la lengua.

- Alfonso, tienes una prometida que te está esperando, vete yo podré sola con Nicholas - asegura suspirando.

- ¿Piensas que dejaré de lado a mi hijo? - pregunto molesto.

- Alfonso, mira ya tienes una vida, tu prometida, tu soñado trabajo nosotros somos un estorbo para tu perfecto futuro - dice girando su rostro para dejar de mirarme.

- Giulia, toda la vida hice lo que todos quisieron, el hijo perfecto. Estoy cansado de qué decidan por mí y lamento decirte que ahora haré lo que quiero, me quedaré contigo y Nicholas lo demás que se vayan al carajo, tengo manos, pies, una cabeza, un cuerpo sano, no le tengo miedo a mi padre y puedo trabajar de cualquier cosa no únicamente de arquitecto así que linda ve haciéndote la idea que estaré a tu lado para criar a nuestro hijo juntos - digo con mucha convicción mientras mis ojos van otra vez dónde el pequeño bebé dormía tan tranquilamente.

Escucho un largo suspiro de su parte, ella me conocía mejor que nadie y sabía que soy un jodido testarudo, no me iba a rendir fácilmente y tampoco los iba a dejar porque ellos dos juntos a Francesca, mi hermana mayor son lo único que tengo, mi familia.

Iba a luchar por ellos y si eso significaba una guerra con mi padre no lo iba a dudar así que se vaya preparando porque sería su peor enemigo si se atreve a lastimar a mi familia, me iba olvidar por completo que llevo su sangre con tal de defender a los míos, él no me conocía de lo que era capas.


Destinos cruzados (0° SAI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora