Capítulo 13: Primera jugada

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WELCOME a la primera maratón del Chico de la Ventana💘
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Me desperté a las seis cuando mi alarma sonó. Gruñí porque había olvidado cancelarla. Supongo que no necesito sacarlo de mi cama temprano, ya no. Me di vuelta y abracé a Julio. Siempre dormía a pesar del sonido de la arma; juro que él dormiría mientras un terremoto tuviera lugar y no despertaría. Lo codeé ligeramente, diciendo jugarle una broma.

―Seis en punto ―dije, codeándolo de nuevo.

Gruñó y lentamente se levantó de la cama, todavía medio dormido.

―Bien, Ángel. Te quiero; te veré después. ―Besó mi frente y salió de la cama, sus ojos apenas abiertos. No pude evitarlo, rompí en carcajadas. Me miró, confundido― ¡Shh! ¿De qué te estás riendo? ―preguntó, frunciendo el ceño, poniéndose sus jeans.

―De ti ―lo provoqué, sonriendo felizmente.

―¿Qué hay conmigo? ¿Qué he hecho? ― susurró, trepando de vuelta a la cama y arrastrándose sobre mí. Presionó cada centímetro desu cuerpo contra el mío pero aun así mantuvo su peso lejos de mí de alguna manera. Miró a mis ojos, sonriendo felizmente por un rato, y luego el entendimiento cruzó su rostro― ¡Mierda! ¡Tu hermano sabe! Entonces, ¿por qué diablos me despertaste, Ángel? No tengo que irme ―lloriqueó.

Envolví mis brazos alrededor de su cuello y lo empujé para un largo beso.

―Sólo estaba bromeando. Olvidé cancelar la alarma, así que pensé en usar el tiempo de más para que pudiéramos besarnos.

Él sonrió pícaramente.

―¿Quieres que nos besemos? ―provocó, besando mi cuello. Jadeé mientrasalcanzaba el sensible lugar cerca de mi clavícula.

―Mmmm ―susurré, deslizando mis manos por su espalda, arañando ligeramente con mis uñas, haciéndolo gemir. Trepó de vuelta bajo las sábanas y me besó tierna y suavemente, manteniéndome cerca. No hizo movimiento alguno para llevar las cosas más lejos que eso, lo que adoré. Él realmente era adorable.

OoOoOooOooOOoo

Salió de mi habitación un poco después de las siete y media. Julio me empujó en uno de los taburetes de la cocina, sonriendo a sí mismo como el gato que obtuvo el helado.

―Oye, consigo hacerte el desayuno sin que me grites hoy ―dijo alegremente.

Me reí y observé mientras me servía una taza de cereal; sonrió y lo puso frente a mí, antes de hacer algo de tostadas para sí mismo.

―¿No comes cereal? ―pregunté, observándolo zamparse cuatro rebanadas de tostadas.

Sacudió la cabeza, estirando la nariz.

―No me gusta el cereal; es asqueroso y todo empapado ― Fingió un estremecimiento, pretendiendo tener náuseas.

Me reí de nuevo.

―De verdad que eres raro, Julio ―me burlé, sonriéndole. Sonrió de oreja a oreja.

―Sabes, es algo raro, que seas todas amable conmigo al desayuno.

―Podría ser mala si quieres ― ofrecí, encogiéndome de hombros.

Se rió y sacudió la cabeza.

El Chico de la Ventana - IsulioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora